Literautas

Lleva a tus personajes por la senda del héroe

Una de las estructuras más usadas en la ficción, tanto narrativa como cinematográfica, es aquella que tiene como base la llamada “senda del héroe”. Se trata de un viaje o recorrido (que puede ser tambíén físico, pero siempre es emocional) que realiza el protagonista de una historia hasta convertirse en un héroe.

Hércules, Frodo, Neo o Luke Skywalker… desde los grandes mitos de la antiguedad hasta las historias épicas del presente, infinidad de personajes han recorrido esta senda. Pero no es necesario formar parte de una novela de fantasía o aventuras para recorrerla. La idea de esta suerte de camino iniciático en el que el protagonista regresa a casa tras haber aprendido y mejorado como persona puede sernos útil para escribir cualquier tipo de historia, desde una comedia romántica hasta una novela negra.

Sea cual sea nuestra historia, podemos tomar como punto de partida la estructura de la senda del héroe y adaptarla a las necesidades de lo que estemos escribiendo, al fin y al cabo el viaje del héroe no tiene por qué ser un viaje como tal, sino una lucha (externa pero sobre todo interna) contra los obstáculos hacia su objetivo. Y cada obstáculo superado es un paso más en su evolución.

Para realizar una historia basada en esta estructura hay que definir primero una serie de parámetros. También se pueden añadir otros personajes y elementos que ayudarán a dar una mayor dimensión al conjunto de la historia, pero digamos que esto es lo mínimo que se necesita:

Un protagonista (personaje principal que recorrerá la senda en busca de un objetivo hasta convertirse en un héroe o persona mejorada por la aventura).
Un objetivo (la meta final que persigue el héroe cuando al fin se decide a partir. Pensad que siempre ha de ser algo digno del esfuerzo y sacrificio que tenga que hacer durante el viaje)
Un antagonista (su objetivo principal es evitar que el protagonista alcance su meta)
Un personaje de impacto (o personajes de impacto, porque puede haber más de uno; son aquellos que logran con su intervención que el personaje principal modifique su conducta o sus decisiones)

Una vez definidos estos elementos, veamos cuáles son los puntos a recorrer en la senda del héroe:

1. Presentación del protagonista:

En la introducción de la historia se nos presenta al protagonista, que es una persona normal viviendo una vida rutinaria con bastante resignación. La presentación no ha de ser muy larga, sólo ha de quedarnos claro a grandes rasgos que se trata de una persona ordinaria en una vida aburrida.

2. Invitación al viaje:

Para que el lector (o espectador si se trata de un guión) se enganche a la historia, es importante no demorar demasiado este segundo punto que es el de la invitación al viaje, a la aventura, al cambio en esa vida rutinaria ofreciéndole una nueva meta, un objetivo. Pero el protagonista, como todo hijo de vecino, es reacio a los cambios y se niega a aceptarlo, rechazando la invitación.

3. El impacto:

Un acontecimiento inesperado en el que generalmente también interviene un personaje de impacto (como Obi-Wan en StarWars o Gandalf en El Señor de los Anillos) cambia la decisión del protagonista.

4. La partida:

El protagonista comienza su viaje, acepta el cambio en su vida y parte en dirección a un objetivo, a la aventura. Esto no tiene por qué ser necesariamente alistarse en la Alianza Rebelde para luchar contra el Imperio; puede ser que el protagonista decida investigar ese crimen complejo, o que se sumerja en la historia de su familia, o que acepte la arriesgada apuesta de un compañero de trabajo. Se trata de una partida simbólica hacia la aventura, hacia el conflicto.

5. Las pruebas:

El camino del protagonista hacia su objetivo no será fácil. Tendrá que atravesar una serie de obstáculos y su antagonista le pondrá todas las trabas posibles. Cada prueba será un poco más difícil que la anterior, pero el protagonista irá aprendiendo y las superará.

6. El gran obstáculo:

El antagonista decide lanzar toda su artillería y el protagonista se enfrenta a la prueba definitiva, la más dura de todas.

7. El clímax:

En lo que equivale al clímax de la historia, el protagonista está a punto de ser vencido, parece imposible que vaya a superar esta prueba pero, finalmente, hace acopio de toda su fuerza, así como de lo que ha ido aprendiendo en el viaje, y vence el obstáculo alcanzando el objetivo.

8. El regreso del héroe:

En el desenlace de la historia (que tampoco ha de ser muy largo si no queréis provocar en el lector una sensación de anticlímax) el protagonista regresa a casa convertido ya en un héroe. No importa si su vida es rutinaria o no, porque ya no es la misma persona. Ha cambiado y, además, puede que lleve consigo un premio obtenido al alcanzar su meta, aunque tal vez no sea lo que buscaba en un principio. Por ejemplo, el protagonista partió en busca de un tesoro pero al final no se quedó el oro, sino a la chica.

Entradas relacionadas

Cómo dar profundidad a un personaje
El narrador en los diálogos
Los diez mandamientos del personaje