Verdades ignoradas - por Paco Roijalambre

– Nos encontramos ahora mismo en el lugar de los hechos, donde, como vemos, la policía científica está investigando las causas del incidente. Por lo visto, hay signos de violencia en el cuerpo y se trata de una mujer, escritora, de nacionalidad japonesa, de unos 50 años de edad…

Los periodistas, la policía… Enturbiaba la paz de un pacífico pueblo de montaña preparado para hibernar. Con el comienzo del invierno, llegaba el fin del trasiego de los turistas. Pero el eco mediático de un asesinato provocó que el miedo se apoderase de cada uno de los vecinos. No se podían mirar como antes debido a que todos podían levantar sospechas. ¿Quién sería el responsable de matar a aquella chica?

El lugar del cadáver hacía pensar que hubiera sido un habitante del pueblo, o a lo mejor, hubiera ayudado en el asesinato. Estaba en un lugar bastante escondido de la montaña. Aun así, Manolo, un vecino que estaba tomando el aperitivo, miraba la televisión degustando su café, y decía al responsable del bar:

– ¡Bah! Esto es increíble. ¿Ahora va a resultar que van a utilizar nuestro pueblo para matar? Esto ya es lo último que me esperaba.

– Bueno, no te creas Manolo – Respondía el propietario – Aquí han pasado muchas cosas, y tu y yo hemos estado bien calladitos, ¡Eh!, jejeje.

– Mira Ramón – Contestaba Manolo dando a entender que había captado la indirecta – Nosotros hacíamos chiquilladas como llevarnos al Maestro ese que nos pegaba tanto, y dejarle tirado allí en la montaña. Pero, ¡eh! Le atábamos con una cuerda y se podía escapar. ¡Pero de ahí, a asesinar!

El bar de Ramón, refugio del frío para visitantes varados, siempre era una taberna donde poder dialogar tranquilamente. Aunque Ramón no podía conversar habitualmente, puesto que los clientes más habituales eran extranjeros y el único local era Manolo. La mayor parte de los días se hablaba chino, inglés, alemán… Pero siempre alguna lengua que le impedía participar activamente en las comidillas de los excursionistas. Ramón estaba pasando la bayeta en las mesas de su bar cuando:

– ¡Hey! ¡Mira! Alguien se ha vuelto a dejar un libro – Comentaba resignado Ramón.

– Bueno, bueno, tranquilo – Le calmaba Manolo – Esto es para tu biblioteca extranjera, je je je.

– Aquí pone “Le devolvió el libro” de Margaret Xyang. ¿Quién habrá traído esto a mi bar?

Manolo cogió el libro para que Ramón pudiera seguir limpiando las mesas, y leyó la sinopsis que aparecía en la cubierta de detrás:

“Le devolvió el libro” de Margaret Xyang se trata de la mejor novela de la escritora japonesa. En ella, se toca sutilmente la represión del derecho a la libertad de expresión a la que estamos expuestos todos los días debido a los medios de comunicación. En este libro, un asesinato servirá al gobierno para tapar su corrupción mientras los medios de comunicación están centrados en las barbaries del asesino. Manipulación de pruebas, extorsiones… ¿Estás dispuesto a conocer la verdad?

– No pinta mal – Decía Manolo – Pero es muy gordo y puede servir para levantar el mueble de la tele, que está un poco baja.