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Matariel. - por jenni

Jamás había presenciado un asesinato tan brutal como aquel. Aquella mujer estaba… despedazada, desde el primer momento en que recibí la información me di cuenta de que una persona no podría haber efectuado aquel macabro crimen. Aunque como era de esperar nadie daría lugar a mis conjeturas, lo sabía por experiencia, ya me había ocurrido otras veces y le había contado a algunos de mis cercanos de mis “avistamientos”, pero desistí cuando mi madre comenzó a sopesar la posibilidad de enviarme con el psiquiatra de la ciudad. Pero yo conocía la causa de muerte de aquella hermosa mujer.
Mi nombre es Matariel, significa premonición vivo en este pueblo desde siempre, es un pueblo pequeño por lo que fue fácil toparme algunas veces con ella, conocía su fama al ser una aficionada a la lectura y cuando la vi en aquel café supe en ese mismo instante que tenia que hablarle. Fue maravillosamente amable, me pareció que la juventud se le escapaba por los poros, a pesar de tener los cincuenta bien cumplidos, por lo que supe que su literatura le hacia justicia.
Esa noche como era de esperar estuvo en mis sueños, pero no en el sueño que esperaba. Yo estaba en medio del bosque que linda con la cuidad y a pesar de que aun disfrutábamos del verano, una bruma espesa oscurecía la escena. Fue la niebla lo que no me permitió percatarme en un principio de la presencia del monstruo, pero apenas mis ojos pudieron enfocar algo pude apreciar la escena claramente. El animal me observaba con sus furibundos ojos amarillos mientras yo me clavaba en el suelo de puro terror, era enorme casi del porte de un caballo con garras prestas a desmembrar y un pelaje marrón y apelmazado. Debo cargar con parte de la culpa, ya que mi sola presencia en el lugar interrumpía su cena y cuando baje la vista me di cuenta de que tenia a la escritura medio muerta entre sus garras lo que me hizo proferir un terrible sonido, parecido a un grito ahogado, que me extraño que saliera de mi. Así fue como me di cuenta, no sabia en que momento mi horrible sueño se había convertido en realidad, ni como había llegado ahí, aunque lo que me importaba mas era como salir.
Comencé a correr sin mucha esperanza y cuando había dado el segundo paso tropecé con la raíz de un gran árbol que apareció frente a mí, me golpee en la cabeza y perdí el conocimiento tan rápidamente como todo lo demás que acontecía.
Cuando entre en razón nuevamente reconocí la voz desesperada de mi madre a lo lejos.
-Pues se la ha pasado mencionando a un gran lobo marrón, mas bien dice que es un licántropo, parece desesperada cuando lo comenta… – hizo una pausa mientras alguien le contestaba desde la otra línea.
-No, no jamás ha tenido antecedentes de demencia, aunque ya es habitual lo del lobo…. ¿Mi familia?, no tampoco nadie ha presentado ese tipo de comportamientos antes.- otra pausa- Por favor doctor, lo esperamos lo antes posible, gracias- y la comunicación se corto.
Era levemente consciente de la situación a mi alrededor y cuando mi madre poso su mirada en mi parecía en extremo preocupada. Me sentía muy extraña como si mi conciencia se alejara cada vez más y trataba de verdad de retenerla, pero no era muy capaz. Y cuando mi mente vagaba hacia un extraño bosque nuevamente sonó el timbre de mi casa y unos minutos después mí mirada se cruzo con unos grandes ojos amarillos, que yo sabía, había visto antes. Eran los ojos de un lobo gigante y peligroso, ya antes se lo había mencionado a mi madre, yo sabia la existencia del hombre lobo, sabia que estaba en la cuidad, pero nadie me había creído antes y cuando trate de averiguar nadie me dio respuestas y me calificaron de loca, pero yo solo tenia que juntar los cabos sueltos, estaba segura de que aquellos ojos me habían mirado fijamente la otra noche con ansias de matarme y me tomo solo unos segundos darme cuenta de que aquel solitario doctor, el psiquiatra de la cuidad, había dado muerte a la escritora, él era el licántropo. Y todo esto ocurrió mientras él decía: “Señora, su hija esta muy mal tendremos que internarla, afortunadamente la clínica esta a mi cargo” y luego sonrió de manera extraña y pude distinguir claramente unos afilados colmillos bajo sus labios.