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¿Qué fue de nuestro pueblo? - por Mr. Nada

El pasado miércoles 29 de Agosto, la escritora japonesa de 50 años Akiko Minoru fue hallada brutalmente asesinada en las cercanías de Villafloral de la Sierra. El cuerpo, encontrado por Juan y Lucía, una pareja de senderistas muy conocida y respetada en el pueblo, ha sido trasladado al Servicio Médico Forense de Granada donde se le realizará la autopsia en la que se conocerán las causas exactas de la muerte. Una vez finalizada la autopsia, el cuerpo será trasladado a Ibusuki, donde los familiares podrán despedirse de ella por última vez. A pesar de que se barajan ciertos sospechosos, todavía no hay nada claro al respecto.

Para los habitantes del pueblo es inexplicable que algo así haya podido llegar a ocurrir. Se trata de un terrible suceso que ha alterado por completo a la totalidad del pueblo. En Villafloral nunca se había sido testigo de una desgracia semejante, por lo que se hace impensable que algo así llegase a ocurrir aquí. Además, el hecho de que todavía no se haya resuelto el caso ha desencadenado en un curioso efecto que está afectando a todo el pueblo.

Villafloral de la Sierra siempre había sido un pueblo muy unido. Sus reducidas dimensiones (27 km) y población (416 habitantes) lo convierten en un lugar familiar donde todos se conocen unos a otros, aunque sea de vista. Además, las famosas fiestas del pueblo que se realizan cada año, como el Camino a la Sierra, en el cual se hace un recorrido desde la Plaza Chiquita hasta la Comarca de Alpujarra en Sierra Nevada, o El Banquete Floral, en el que todos los habitantes del pueblo preparan comida casera y se reúnen en Los Mesones Naturales, una zona verde con multitud de mesas para hacer asaderos y comidas similares; son fiestas que unen cada vez más al pueblo.

Sin embargo tras el asesinato de Akiko, se está produciendo algo que se me ocurre podríamos denominar como Efecto Sospecha. Si a estas alturas se conociese el culpable de tan atroz crimen, el pueblo seguiría con su ambiente normal o puede que incluso más unido ante tal evento. No obstante, que el culpable se muestre como una incógnita, provoca una ruptura (esperemos sea temporal) de la antigua confianza vecinal. Todo esto desemboca en el acoso mutuo e injustificado de todos los habitantes del pueblo que no paran de lanzarse acusaciones silenciosas con simples miradas o gestos, y en la separación de una comunidad en pequeños grupos dispuestos a lanzarse unos sobre otros a la mínima ocasión, preparándose para la llegada del momento en el que se demuestre quien es el asesino, como si no existiese la posibilidad de que al igual que la fallecida, el delincuente fuese también un turista.

De esta manera, un suceso que debería ser mayormente ajeno al pueblo, es capaz de afectar a una comunidad entera. Me quedé conmocionado cuando, ayer mismo, me dirigía a casa de Conchita, una mujer a la que considero como una segunda madre en cuya casa siempre había sido bienvenido y a la cual podía acceder simplemente abriendo la puerta. Al llegar e intentar abrir, descubrí que la cerradura estaba cerrada. Minutos más tarde me confesaría que sentía miedo, que ya no se sentía segura en el pueblo, mientras me invitaba a un café. Una mujer que llevaba toda su vida dejando la puerta abierta esperando cualquier amable visita, se siente ahora insegura bajo su propio techo.

Me temo que este año El Banquete Floral, que como siempre se celebra el primer domingo de septiembre, marcará un antes y un después. Incluso cuando se termine descubriendo quien es el asesino, la actitud de Villafloral durante este tiempo dejará ciertas marcas que tardarán tiempo en curarse, miradas que tardarán en volver a llevar esa antigua complicidad, puertas que tardarán en volver a abrirse. Y es que mañana no se celebrará un Banquete por y para el pueblo. Simplemente seremos personas comiendo, lejos de aquella familia que habría estado compartiendo risas, anécdotas e historias. Después de todo esto, muchos se preguntarán qué será de nuestro pueblo. El tiempo lo dirá. A mí personalmente, hay algo que preocupa todavía más. ¿Qué fue de nuestro pueblo?

A 1 de septiembre, publicado en Diario de Villafloral, por Adán González Pérez.