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El retraso de una carta - por Sofí Liberty

El retraso de una carta dio un giro a mi vida.
Era el año 2012, España estaba en crisis, en una gran crisis. Ni el gobierno ni los españoles queríamos verlo.
Mi hermano era médico MIR, -médico insultado y repudiado-, cómo le gusta parodiarse. Las condiciones laborales dejaban mucho que desear, ya no sólo a nivel personal, de trato, sueldo, horarios, sino a nivel de medios, personal e instalaciones. La sanidad pública hacía aguas, y nadie quería verlo.
Una mañana, se levantó, hizo las maletas y se fue. Nadie de la familia supo dónde, sólo dejó una nota en el frigorífico de mis padres, qué decía:
Por mi integridad como persona y profesional, por mi salud mental y espiritual me alejo de España. Me pondré en contacto con vosotros cuando llegue a mi destino.
Pd: Os quiero, lo sabéis, lo hago así para evitar ver vuestros caras de tristeza y cambiar de opinión, recordar que siempre he sido así, (Interrail 2004, os avisé cuando estaba en Paris)
Cuando sucedió esto, yo estaba acabando la carrera de Medicina, y el impacto fue muy fuerte, tanto que incluso me plantee dejar los estudios y asociarme al movimiento 15M. Después de un par de semanas, no sabía nada de él. Me sorprendió la calma con la que se lo tomaron mis padres, aunque eso me ayudó a seguir con mi vida.
Me gustaba pensar que había encontrado un trabajo en Houston y que estaba tan atareado, -cómo salen en las series, que prácticamente viven en el hospital- que no pudiera llamar o escribirnos. Al final, me lo creí, porque no tenía la sensación de pérdida, sentía que estaba en algún sitio pensando en nosotros. De hecho, algunas noches soñaba con él, y en mi fuero interno sabía que estaba bien.
Veinte años después de esto, mis padres murieron, estábamos muy apegados, y el mundo se me echó encima, reviví la pérdida de mi hermano, me tuve que enfrentar a la pérdida de mis padres sola y no pude evitar caer en una crisis nerviosa que hizo que me medicara.
Mi marido se separó de mí, y me despidieron del trabajo. Aunque me licencié en Medicina, e hice las prácticas, y bla, bla, bla, bla, acabé trabajando de camarera a media jornada, mini-job los llamaban por aquella época, invento alemán, ¡qué mal le hizo a España!
Bueno, a lo que iba, perdí mi casa, mi familia, mi trabajo, no tuve otro remedio que mudarme a la casa de mis padres y vivir de los ahorros que me dejaron. Tardé 10 años en medio recuperarme, y también en entrar en el cuarto de mis padres. Quería tener unos ingresos extras, para no agotar los ahorros, y decidí alquilar las dos habitaciones que quedaban libres. Eso implicaba tener que vaciar armarios, cajones, escritorios. Entre los papeles de mi padre encontré una carta amarillenta, guardada en una funda de plástico, con la letra de mi hermano, ¿mi hermano? ¿De cuándo era la carta?, no me lo podía creer. Databa del 2012, hacía 30 años, la escribió una semana después de la nota que dejó en la nevera, que también guardó mi padre en esa funda, estaba en Argentina, Buenos Aires. Tardé un poco en reponerme, y cuándo lo hice me puse a buscar más cartas, y las encontré, cómo no, en una segunda funda, había una funda por año. Cuando terminé de leerlas, entendí porque mis padres no me dijeron nada. Hablaba maravillas de su viaje, y no dejaba de mencionar, lo mucho que me gustaría y lo feliz que yo, su hermana pequeña, sería allí. Incluso en una carta proponía que nos mudáramos todos, que estaba en muy buena posición y España vista de fuera, se hundía con o sin rescate.
Ahhh… mis padres, ahora estaba cabreada con ellos, ocultarme todo esto… aunque como dice el refrán, más vale tarde que nunca.
Me puse manos a la obra y empecé a unir las piezas, averigüe la actual dirección de mi hermano, y ahora, seis meses después, estoy aquí, en Escalada, sentada en una de las pocas pulperías que quedan en la provincia de Buenos Aires, terminando de escribir “mi historia”. Feliz, muy feliz, porque me he reencontrado con mi hermano, he encontrado mi verdadero amor y me gano la vida con mi hobby, los dulces. Regento un horno de leña, en el que hago dulces españoles, que aquí llaman mucho la atención.
¿Era mi destino qué esa carta llegara 30 años tarde?