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EL MAGICO SOLSTICIO DEL ESCRITOR - por NIHCAP

Comienza el verano de 1970 y disfrutáis la calma de esa noche de junio desde la terraza de la casa, contemplando como el manto estrellado del cielo se sumerge en el fondo del amplio valle. De pronto, tu voz rompe la magia del momento:

– Ingebord, tengo la sensacion que los trasgos y duendes vagan sueltos por los prados y bosques de esta tierra, en esta apacible noche del solsticio de verano.
– ¡Vaya ocurrencia, Michael !. Parece el principio de una novela.
– No cariño, es que llega el solsticio de verano y los espíritus merodean inquietos.

A la muerte de tu padre hace seis meses, convenciste a tu mujer, la dulce Ingebord, a trasladaros a la casa paterna. Confías que aquí, rodeado de bocetos y pinturas, vas a lograr el aliento creativo que necesitas para tu nueva novela.

– Bueno, olvidemos el solsticio. – dices algo tenso – Lee el mensaje que encontré esta tarde en la puerta del jardín. Alguien lo metió por debajo de la puerta.

En ese instante, le pasas el sobre descolorido y algo deteriorado. Ella lee la nota que contiene y exclama asombrada:

– ¡ No lo puedo creer !. Querido, esto lo escribió tu padre, hoy hace 30 años.
– Eso parece porque es su letra. Era un pintor famoso repudiado por los nazis y en 1940 tuvo que incorporarse al ejercito de Hitler. Debió escribirlo entonces.
¿ Lo lees de nuevo ?

Te acercas y coges su mano con dulzura mientras lee, esta vez en alta voz.

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– Michael, es increíble. Fue un visionario; hace diez años publicaste tu primera novela fantástica para niños y eres un escritor popular en tu pais. – afirma ella.
– Mi padre vivía en un ambiente bohemio pero preocupado por mi formación, que guió hacia las humanidades y la expresión artística. – contestas mientras la abrazas y la llevas hacia la casa -. Entremos que ya refresca; mañana busco el viejo libro.

El dia siguiente dedicaste tres horas a rastrear por el desván, entre el desorden de álbumes, libros y publicaciones, hasta localizar aquel ejemplar de tu infancia,
" El joven caballero Kroen de Sigtuna ". Al tomarlo en tus manos, observas entre sus hojas una nota, igual que la del sobre, con la frase:

>

Te sientas en un desvencijado sillón, hojeas emocionado el libro y añoras aquellos atardeceres cuando leíais juntos la leyenda del hijo del Principe de Sigtuna que en sueños, se transforma en el caballero Kroen y participa en mil y una hazañas en la Tierra Prohibida; magos, duelos y dragones hasta llegar al Reino del Mundo Oscuro. Al final recupera el tesoro de Sigtuna que los Guerreros Kohtla habían usurpado en tiempos pasados.
Los mensajes de tu padre pretenden dirigirte al escenario de tu niñez, repleto de ilusión y fantasia, con la imaginación cabalgando a lomos de tus sueños; como el caballero Kroen.

A finales de 1979, Michael escucha atónito este relato en boca del Dr.Weigel, el abogado y confidente de su padre, mientras comparten una botella de un delicioso Mosela y reviven recuerdos del pasado.

– Ignoraba que mi padre hubiera escrito los mensajes que conocí 30 años mas tarde y hoy, me sorprendo al escuchar su particular versión de aquel pasaje de mi vida. Es Vd. muy amable por contarlo asi.
– Después de leer tu reciente novela " La historia interminable ", querido Michael Ende, pensé que el episodio de aquel solsticio de verano podría haber ocurrido de esta manera.
– Es comprensible por las similitudes. El joven Bastian, protagonista de la novela, vive sus sueños como el hijo del Principe con su caballero Kroen.
– Entonces aquellos mensajes son el germen de tu inspiración.
– Pues si Dr.Weigel. La idea surge de la frase, " la fantasia no tiene fin " y la trama de mis sueños y lecturas de mi infancia. Ahora, si me permite, deseo hacerle una consulta.
– Adelante con tus dudas. – contesta sonriente el Dr.Weigel.
– ¿ Quien deja el sobre en el jardín, 30 años mas tarde ?
– Creo que unos emisarios de Sigtuna; suelen viajar durante el solsticio de verano. – sentencia el Dr.Weigel con tono burlón mientras pellizca la poblada barba del escritor -. Michael, solo añado una pizca de misterio al encargo que me hace tu padre en 1940.

FIN