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¡Lo tenías tú......! - por Jacinta Levit

Acababa de llegar de viaje.Había estado fuera de casa, dos semanas, por motivos de trabajo.Una vez que había metido el equipaje pensé salir a por el correo. El buzón estaba lleno, pero como siempre, sería publicidad. Dejé la correspondencia encima de una mesa pequeña que tengo en el salón, la miraría más tarde. Tenía hambre pero no tenía nada en el frigoríco, tendría que salir a comer algo. Siempre pienso lo mismo, que vida tan desordenada llevo, pero es lo que toca músico y sin familia… Me acerqué hasta el Rodilla de Preciados y compré unas cosillas, mañana tendría tiempo de hacer compra. La calle estaba llena de gente, pero sin bolsas, como se está notando la crisis, lo que antes era una peregrinación de compradores compulsivos se había convertido en zona de paseo, por lo menos por eso de momento no nos cobran.
Ya en casa, puse música y me senté a comer lo que había comprado. Me sentó bien,recogí todo y me tumbé en el sofá, cada vez me cansaban más los viajes, pero había que hacerlos. Era hora de repasar la correspondencia : publicidad de muebles, dos de hipermercados, tiendas de ropa, clínicas de adelgazamiento, clínicas odontológicas, cartas del banco y una carta escrita a mano con mi nombre y dirección. El remitente era Francisco Melgades Mayor, en un primer momento el nombre no me sonaba a nada, pero cuando abrí un sobre que había dentro, lo comprendí todo. Esta era una carta que llevaba mi nombre con otra dirección, la dirección donde yo vivía con mis padres, fechada el 7/marzo/1978, con una caligrafía que pertenecía a un niño/a, un papel y un cromo de Maceda. Antes de leer lo que ponía en el papel gríte¡que hijo de puta…! en el papel, Paco, que era uno de mis mejores amigos, del que no había vuelto a saber nada, me explicaba que él había sido el que me había quitado el cromo de Maceda.Que días tan malos pasé, la pérdida de una de las piezas claves de mi colección, tenía mucha admiración por él, aunque no fuera una gran figura. Viendo mi preocupación escribió una carta en la que me pedía disculpas por el robo, pero que nunca se atrevió a mandar. En el primer sobre venía otra carta con una letra ya un poco más adulta en la que me contaba que acababa de morir su padre, todos los fines de semana se acercaban hasta el pueblo para vaciar la casa.Hace dos fines de semana tocó el desván, allí se encontró con una caja que estaba llena de cosas de su infancia, y entre todas esas cosas estaba la carta con el cromo de Maceda, ahora sí se atrevería. Me cuenta que había visto una entrevista que me hicieron en un dominical y por medio de un amigo que trabajaba en el periódico consiguió mi dirección. Se despedía como el Rey: "lo siento no lo volveré a hacer". Sonreí pero hace 30 años no lo hubiera hecho