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nochebuena tormentosa - por woody

NOCHEBUENA TORMENTOSA

Andrés le entrega sus últimos veinte euros al taxista y baja del taxi rápidamente. Mira la pizarra de salidas: el vuelo a Barcelona ha sido cancelado. Siente un fuerte dolor en el pecho y un ligero temblor en las piernas al pensar en los matones que andan tras él.
Le informan de que debido al fuerte temporal de viento y lluvia que azota el Este peninsular no está previsto ningún vuelo a Barcelona en las próximas cuarenta y ocho horas.
Si estos cabrones me pillan me van a romper todos los huesos. La cabeza le da vueltas, siente náuseas. Corre hacia los servicios. Vomita. Se lava la cara. Intenta serenarse. He salido de otros follones ¿por qué no voy a salir de éste?
Se dirige a la sala de espera. Varias familias con niños y parejas, muchas parejas. Tengo que concentrarme en la gente que viaja sola. Un chico joven, con mochila y un hombre mayor, que habla nerviosamente por el móvil, llaman su atención. Merodea en torno a ambos. Su instinto le dice que el hombre mayor lleva la cartera en el bolsillo del abrigo y, por unas palabras que ha cazado al vuelo, que lleva bastante efectivo. Se acerca al hombre, tropieza con él y se disculpa amablemente…
Su instinto no le ha fallado. En la cartera hay casi mil euros. Los guarda y esconde la cartera en la cisterna del WC. Sí mamá, tenías razón cuando me decías que el juego arruinaría mi vida. Sólo que no entendiste nunca que mi vida es el juego.
Sabe que tiene poco tiempo. Los matones habrán ido ya a las estaciones de tren y pronto estarán en Barajas. No conocen su verdadero nombre, así que, si logra alejarse de Madrid, va a ser difícil que le encuentren. Preguntarán por un tío que viaja solo. Tengo que buscarme compañía. Mira la pizarra de salidas. Compra dos billetes a Sevilla. En veinte minutos cierran la puerta de embarque. Vuelve a la sala de espera. El chico joven está hablando con un par de monjas. Se acerca a él decidido: ¿Puedo hablar un momento contigo? Es importante.
El chico accede algo extrañado. Tiene un fuerte acento argentino.
Andrés habla pausadamente: Corrígeme si me equivoco. Vas a Barcelona de vacaciones, pero allí no te espera nadie, por lo que si llegas con un par de días de retraso no pasa nada. Andrés hace una pausa y el chico asiente. Bien, te propongo que te vengas ahora mismo conmigo a Sevilla. Puedes volver mañana mismo. El viaje, naturalmente lo pago yo. Ah, y antes de que me lo preguntes, no soy maricón, ni tampoco un tío raro. Sólo quiero compañía durante el vuelo. Tengo pánico a los aviones, y pasar la Nochebuena, solo y muerto de miedo en un avión, no me seduce demasiado. Al llegar al aeropuerto se Sevilla nos separamos y ya está, se acabó.
El muchacho contesta rápidamente: Okay, pero dame ahora el dinero del billete de vuelta.
Están haciendo cola en la puerta de embarque. Andrés mira inquieto a su alrededor. Ve a los dos gorilas mirando la pizarra de salidas. Es su turno. Suena la alarma. Un sudor frío recorre su espalda. Los matones van hacia allí. Todavía no le han visto. Tiene que descalzarse. Esta vez pasa sin problemas. Coge al muchacho por el hombro y esconde la cabeza. Los matones pasan sin verle. Andrés lanza un fuerte suspiro.
El avión está despegando. El muchacho dice entre risas: Boludo no me creí ni una sola de tus bolas. No sé en qué andás metido, ni quiero saberlo, pero ya que mi billete sólo llegaba hasta Madrid, estará bien visitar la Giralda.