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Cosas - por faye_valentine

Miguel se despertó en un solo segundo. Era una buena cualidad para alguien, que como él, vivía en la terminal de un aeropuerto. Había escogido esa zona porque estaba en obras y si no se le veía mucho tenía posibilidades de permanecer en su banco durante varios días. Cuando abrió los ojos vió a un hombre joven con muchas ojeras y la ropa arrugada sentado al lado de su saco de dormir. Después de analizarlo durante unos segundos concluyó que no era peligroso. A él se le daba bien distinguir a la gente peligrosa de la que no lo era, se te tienen que dar bien estas cosas si llevas tanto tiempo viviendo en la calle.
-¿Qué pasa joven?¿Se ha perdido? Por aquí no se va a a ninguna zona de embarque ni llegan pasajeros- dijo Miguel intentando darle a su voz un tono amable.
-Yo no vengo a esperar a nadie y no voy a ningún sitio-dijo el joven fijando sus ojos azules en el suelo.
-Vaya, entonces es interesante que se encuentre usted aquí.¿Le gustan los aeropuertos?- apuntó el hombre mientras salía de sus saco.
-No, no me gustan los aeropuertos, la verdad es que estoy aquí porque ya no tengo ganas de vivir, voy a suicidarme- confesó el joven levantando la vista del suelo.
-Vaya, deberías haberme dicho tu nombre antes, ahora aunque me digas que te llamas Chindasvinto, no me sorprenderé.
-Me llamo Andrés, aunque no creo que eso sea importante.
-Claro que es importante Andrés, cuéntame porque ya no tienes ganas de vivir-dijo el hombre que había escuchado muchas historias desde el fondo de una botella.
-Me han roto el corazón en trozos tan pequeños que ya no los encuentro por ningún sitio-dijo con la voz irregular que sale cuando se tienen muchos nudos en la garganta.
-Eso si que es una pena, es una de las mayores penas que puede afligir a un ser humano, mucha gente ha muerto por el desamor y no hay medicinas que ayuden. Sin embargo, déjame que te pregunte algo que crees que te hace tan distinto al resto del mundo. Verás probablemente en este mismo momento en alguna parte del mundo a alguien le están rompiendo el corazón igual que a ti, pero la mayoría de la gente no opta por el suicidio, sino que sufren, se levantan, intentan seguir adelante. Así que te pregunto ¿Que te hace pensar que eres tan especial para no poder seguir el proceso habitual? – después de hacer su pequeño discurso, Miguel tenía la boca seca, normalmente nadie hablaba con él y como consecuencia él no hablaba con nadie.
-Yo.. yo, yo no puedo escapar de este dolor, ha pasado ya mucho tiempo-dijo Andrés apoyando la frente en sus manos y los codos a su vez en las rodillas.
-Vaya, vaya así que Crono no ha hecho bien su trabajo. Bueno aún no me has dicho que te ha traído todo esto a un aeropuerto.
-Yo pensé que si veía algo hermoso en el aeropuerto, una pareja que se reencuentra, un hijo que vuelve con sus padres, podría volver a intentar ser feliz.
– ¿No ha pasado nada de eso? Es un mal día. Pero vuelve mañana y seguro que mejora- dijo Miguel esperanzado.
-La verdad es que sí ha pasado, he visto gente feliz, pero he visto que tenían motivos, yo estoy solo y no los tengo. Pero entonces lo he visto a usted.- dijo Andrés de forma enigmática. Si a usted, estaba sonriendo mientras dormía, y pensé, porque este hombre que no tiene nada puede sonreír y yo no, y decidí esperar a que se despertara y me lo contara-concluyó Andrés mirándolo con rostro serio.
-Haychas razones, pero la principal por la que yo puedo sonreír y tú no son las cosas. Quieres demasiadas cosas y las quieres todas a la vez. Pero vosotros, cuando digo vosotros me refiero a la gente que no hace a los demás cambiarse de acera cuando alguien os ve por la noche lo necesitáis todo a la vez. Quieres encontrarte bien, muy bien, no solamente bien. ¿Por qué no tratas durante una semana de conservar el recuerdo de algo hermoso para llevártelo contigo a la hora de dormir? Dentro de una semana vuelve aquí.
-¿Y qué gana usted con esto? – preguntó Andrés.
-Ese es otro de vuestro problemas, a veces no se gana algo, pero se conservan muchas cosas- dijo Miguel con una sonrisa que valientemente llegó a los labios de Andrés.