La mancha - por Francesc Castillo

Una mancha de tinta sobre la solapa.Eso es todo lo que puedo ver;ni mi rostro,ni mis manos,ni mi propia estupefacción.Solo esa mancha negra,desbordándose sobre el tejido,reflejada en el espejo como un pozo sin fondo donde se ahoga mi futuro.Parece la sombra de un demonio airado y feroz,agazapado en la locura del estampado,aguardando el instante oportuno para arrebatarme el alma doliente y exhausta.Ya no falta mucho para el final.Tal vez mi destino sea como esa mancha,implacable y dantesco.Pero será el sacrificio justo después de tanta sangre derramada hasta llegar aquí.De una forma u otra,esta noche me reuniré con Sara;con o sin justicia, aquí pongo el punto final a esta locura.El mayor Stuart lo supo desde el principio,y aun así nos envió,porque debía intentarse.Las nueve ya y aun no escucho los motores.Aunque la puerta está cerrada,sí puedo oir el último "lied" del segundo acto.La voz de la soprano alcanza en este momento la cima de su potencia y mi rostro sigue desdibujándose en el espejo.Ahora la voz cae abrúptamente en un último estertor, bárbaro pero hermoso.El silencio se apodera de la sala y tramoyistas y peones reinician su labor. Oigo el traqueteo de las poleas, el crujido lastimoso de artilugios y engranajes.Todo se acelera tras el telón.Puedo sentir la ansiedad,el frenesí,de operarios y actores;nada puede fallar;el Gran Hombre exige que su ensueño no cese;nada puede enturbiar la mística y grandiosa exultación de los heroes arios.Comienza el tercer acto.La música se derrama sobre la platea,oleosa,imparable,hasta desbordarse sobre el corazón de la sala.Puedo imaginar al Verdugo inhalándola,aspirando las brumas de la mágica y nórdica fantasía de Wagner.Su imperio se derrumba,pero él aun cree que su voluntad prevalecerá.
Hoy es el día,y ellos ya lo sabrán.Noah habrá confesado bajo el tormento;pero llegan tarde.La hora acordada se acerca implacablemente.No tardarán mucho en dar conmigo y el emisor;solo espero que no fallen y que todo acabe en un instante.
Percibo un leve fragor;un bramido que va aumentando y que aparta el aire a su paso.Los ingleses han sido puntuales.Sus aviones vienen preñados del fuego purificador que pondrá fin a este horror.La música se interrumpe cuando resuenan las primeras explosiones,lejanas aun ¡Vamos! ¡Ahora! Cierro los ojos y ante mí baila mi vida entera.Es mi fin,pero no importa;también es el fin del Tirano.Puedo escuchar los latidos de mi corazón resonando en el camerino,confudiéndose con el detonar de las bombas,cada vez más cerca.Las oigo silbar, como demiurgos destructores, y todo se estremece y la luz palpita como poseida por un oscuro influjo.Pero sigo vivo,ensordecido pero vivo;o así lo creo.En un instante todo se ralentiza.Ahora las explosiones se alejan.Han fallado.Oigo pasos,gritos,el sopor me inunda.Hemos fracasado.Alguien golpea la puerta furiosamente.Mi nombre,un nombre,resuena en el pasadizo.Mi secreto ha quedado al descubierto.Cierro los ojos y solo veo un atisbo de aquella mancha de tinta bailando sobre la solapa ¿De dónde ha surgido? La puerta cede ante los golpes.Oigo las botas tras de mí;el demonio viene a por mi alma;ahora sí.Veo la mancha crecer,expandirse como un abismo bajo mis pies y entonces…aprieto el gatillo.