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Leones y trajes - por Nonaria

– Así que te vas a la fiesta de disfraces.

– Cuantas veces tengo que decírtelo, NO es una fiesta de disfraces…- le digo haciendo un gran esfuerzo por sonar calmado, aunque sigo caminando deprisa enfrente de la ventana- es la reunión de la asociación, una quedada profesional.

– Lo que tu digas, cariño- me contesta Nesa distraída, recogiendo peluches y trozos de muñecos desmontables esparcidos por todo el comedor, que señalan el rastro por donde nuestra hija, Clara, ha estado jugando- pero recuerda que esta noche vienen mis padres a cenar.

Lo que me faltaba. Los suegros a cenar el día más importante del año. Como si no tuviera hoy suficiente presión.

– Pero Nesa! No pueden venir otro día? La semana que viene?

– Jorge Mateo López! – Oh, no, ha dicho mi nombre completo. Irguiéndose, empieza su discurso- No, no pueden. Por una vez podrías hacer ver que te caen bien y ser amables con ellos? Y conmigo? Después de la semana que llevo, que no he parado de trabajar llevando a Clara al colegio, limpiando la casa y haciendo recados…

Y sigue hablando, pero cuando se pone así es mejor dejarla hablar hasta que se canse y simplemente ir haciendo que sí con la cabeza de vez en cuando. Cómo si yo hubiera tenido una semana fácil… Ja! que más quiera yo que todo siguiera igual que hace un mes.

-… así que por una vez, podrías ponerte en mi lugar en vez de ponerme las cosas más difíciles todavía.- concluye tirando los juguetes de Clara en una cesta con más fuerza de la necesaria, para acto seguido dirigirse a la cocina con paso decidido pero lento, debido al peso adicional de su prominente barriga, donde descansa la futura hermana de Clara.

Como ya se ha desfogado, entro en la cocina, la abrazo y le doy un dulce beso en la mejilla. Parece que ya está más tranquila. Yo no puedo dejar de pensar en la fiesta que tendrá lugar en una hora.

– Bueno, entonces ya estás preparado para irte? -me pregunta de forma más relajada.

– Pues si, pero… pero y si no les gusto Nesa? Qué van a pensar Nacho y José de mi? Se van a reír todos. Ya me puedo imaginar sus caras de sorpresa y burla.

– Si tanto te preocupa no vayas a la reunión, cielo- me dice con su ya habitual tono melódico.

Pero como no voy a ir a la reunión de la Asociación de Mascotas de Equipos y Entidades? Si es el acontecimiento más importante en nuestra asociación, donde nos ponemos al día de las últimas novedades y celebramos nuestro famoso concurso a la mejor mascota. El concurso en el que año tras año me he ganado el primer puesto, con mi asombroso traje de león y su abundante melena llena de colores y estrellas. O lo que era hasta hace poco mi traje.

Hace dos semanas, una empresa sueca compró la empresa en la que yo trabajo, lo que produjo una serie de cambios internos, externos, de marketing y sobretodo, de dolores de cabeza. Yo no entiendo demasiado de negocios, pero los jefes decidieron que era de vital importancia cambiar el aspecto de la empresa, y con ello su mascota. Por lo que ahora mi uniforme de trabajo consiste en un elegante traje, un sombrero y unos discretos guantes negros. Ni siquiera se puede llamar disfraz!

Me despido de Nesa y llego a la reunión media hora más tarde. Entro vestido con mi traje, medio encorvado y esperando pasar desapercibido. La sala está llena de tigres, osos e incluso divertidos conejos, representando sus distintos equipos y empresas. Por primera vez, siento que no encajo, que ya no soy una “mascota”. La gente me mira de reojo al pasar por su lado. Estoy seguro que piensan que me he confundido de asociación.

– Jorge!

Me giro angustiado, al oír a Nacho llamarme. Seguro que ya no le gusto así.

– Chico, estás fabuloso con ese traje! Ya verás cuando lo vean Olga y José, les va a encantar- me dice sonriendo.

La presión que oprimía mi pecho desaparece al instante.

De repente suena mi teléfono, lo descuelgo y la voz de mi cuñada resuena por el altavoz, en una mezcla de nerviosismo y alegría:

– Jorge! Eres padre por segunda vez!

Ha nacido Ana! Y encima no tendré que soportar solo a mis suegros. No podía haber acabado mejor el día.

Bueno, quizá vestido de león…