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Un Crucero Inolvidable - por Samantha

Un Crucero Inolvidable
Por
Samantha

Cada verano era lo mismo, todos empacaban y se marchaban de viajes mientras yo, Elena permanecía en la oficina prácticamente haciéndome cargo de todos los puestos; pero era necesario debía ahorrar cada centavo para sus vacaciones soñadas y ¡Allí estaba ahora a bordo del crucero más espectacular! En un camarote de lujo. Desde que era una adolescente y había visto la película del Titanic, se había imaginado haciendo un viaje a todo lujo aunque claro… sin lo del naufragio, sólo deseaba las partes bonitas y por supuesto la del romance. Quería cenar en la mesa del Capitán y lucir esplendorosa.
— ¿Acaso te has vuelto loca? —Decía su madre. —Gastar esa fortuna en un viaje que durara un instante. Hazme caso, usa ese dinero y dalo como avance de un piso. —Insistía la mujer mientras se movía de un lugar a otro de la cocina.
— ¿Me prestarás sí o no las llaves del auto?
— ¿Ves? Ni siquiera tienes un auto. Esa sería una buena inversión.
— ¡Mamá!
—De acuerdo. —Sacándolas del bolsillo de su delantal. —Quiero mi auto aquí antes de las 7:00 pm.
Elena, tomo las llaves antes de que la mujer cambiara de opinión y salió a toda prisa. Dedico el día a la compra de cada prenda y al alquiler de las joyas que descubrió en un sitio de internet. Estaba decidida a lucir como toda una mujer de recursos y no como una simple secretaria y hazlo todo de la oficina de clasificados.
Y ahora aquí estoy, tomando Champan sentada a la mesa del Capitán, con una celebridad a mi derecha y varios hombres y mujeres de negocios. La clase y el dinero se huelen en el aire.
La noche transcurrió como la habían soñado miles de veces, bailes y conversaciones divertidas. El cantante, aunque no le era conocido era agradable e ingenioso al final de la cena la invito a caminar por la cubierta.
—No me pareces conocido. —Comento, Elena coqueta.
—Es que mi carrera se ha desarrollado como compositor y productor, hasta hace unos meses que decidi comenzar a grabar mis temas.
Conversaron por largas horas en un bar del crucero donde permanecieron siendo sorprendidos por el amanecer que disfrutaron sentados junto a un inmenso ventanal del bar.
La acompaño hasta su camarote y al despedirse se acerco a Elena, dejando un suave beso en sus labios como un suave roce que la hizo estremecer.
Elena vistió un bello vestido que decidió adornar con un broche, busco afanosa en el cofre donde guardaba las prendas; pero no lo consiguió así, como tampoco el anillo de esmeraldas que usara la noche anterior. — ¡Dios, me han robado!—Le dijo temblando al Capitán.
—Calma señorita, le aseguro que sus joyas aparecerán.
Elena era un manojo de nervios. Su soñado viaje se había convertido en una pesadilla ¿Qué haría? Prácticamente había gastado todo en realizar su fantasía.
La ausencia del artista de las áreas sociales llamo poderosamente su atención por lo que algo en su interior la hizo ir en su búsqueda. Al llegar a su camote él no estaba; pero noto que era un desastre.
— ¿Qué haces aquí?—La sorprendió haciéndola saltar del susto. — ¡No, espera! ¿Piensas que yo robe tus joyas?
— ¿Y qué quieres que piense? Nadie te había visto en días.
—Y por eso se te hace fácil pensar que fui yo quien te robo. —La acuso. —Para tu información, a mí también me robaron mis nuevas composiciones.
Todos eran sospechosos, incluso las víctimas. El detective del crucero inicio una exhaustiva búsqueda que incluyo la tripulación y, sus pesquisas lo dirigieron a alguien que nadie sospechaba. Una rubia que se divertía cada día en grande alrededor de la piscina. Algo en ella no parecía encajar, hasta que se empeño a fondo en ella. En un video de seguridad la vio salir del camarote de Elena y la vio entrar al del artista. No parecía estar registrada en la embarcación para un tiempo después ver salir del mismo camarote al artista.
—Lo investigamos, preguntándonos si eran pareja pues nunca los vimos juntos en cubierta. Está mañana revisamos minuciosamente su camarote para encontrar que la bomba rubia, no es otra que nuestro cantante. Es un impostor que robo la identidad del verdadero artista. Sí, es un artista del disfraz. No es el primer crucero en el cual ha realizado el mismo acto. Sus víctimas viajan solas por lo que le es fácil ganar su confianza, conoce sus rutina y lo demás es pan comido.