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Vacaciones en el mar - por TEJUELO

No era posible, estaba segura de haberlos dejado allí. Miró una y otra vez. Removió las sábanas, buscó debajo de la cama, en el armario, en el baño, en las maletas, en las bolsas de los recuerdos. Tuvo que rendirse a la evidencia, no los encontraba. Le preguntó a las amigas. Sí, se los habían visto puestos la noche de la gala.¿Había buscado bien? Pues entonces, tendría que informar cuanto antes, podía ser un robo.

Mery confusa pidió hablar con el capitán.El barco disponía de una pareja de policías a bordo, le recomendaron calma. Se trataba de hacer memoria de los lugares y personas que había frecuentado en los últimos días y por el hilo es posible que sacasen el ovillo.

La noche anterior había sido la Cena de Gala y todas las amigas se habían provisto con antelación del vestuario y los complementos adecuados. Ella había elegido un sencillo vestido recto negro, sin mangas y escote palabra de honor que resaltaba la perfección de sus femeninos hombros.Se peinó con el pelo recogido en un moño bajo y se adornó con los pendientes de diamantes,herencia de su abuela, y un echarpe de brocado en tono rojo y zapatos del mismo color.

La cena discurrió de lo más animado. A sus casi cincuenta años Mery aún conservaba una buena figura y destacaba del resto de sus compañeras. Cuando el capitán la saludó y se colocó a su lado para hacerse la foto de rigor, notó en él cierta complacencia y demora, tanto que al despedirla murmuró: encantado, espero volver a verla en otra ocasión. Ella aunque halagada, se ruborizó y apenas si pudo responder.

La resaca era evidente. Se preguntaba por qué bebía si sabía que le producía el posterior dolor de cabeza. Aquella mañana cuando quiso levantarse, Alicia ya se había ido a su clase gratuita de aerobic en el gimnasio del duodécimo piso. Mery se duchó, ordenó la ropa usada por la noche y guardó los pendientes en su caja habitual. Sólo fue al cabo de dos días cuando los echó en falta.

El grupo lo formaban cuatro amigas solteras de edades y condición semejante. Habían reservado dos camarotes dobles. Mery lo compartía con Alicia. Tenían buena relación, pues ambas eran profesoras. Habían sido antes compañeras y sus puntos de vista coincidían sobre la profesión y la vida en general.

Mery aún guardaba los restos de la belleza física de su juventud, aunque le amargaba no haber logrado una relación amorosa estable. En cambio Alicia era una mujer flaca y feucha sin mucho atractivo físico, pero independiente, culta y buena conversadora. Su deseo contaminante de conocer la mítica Olimpia había marcado el destino del viaje.

Salieron en avión desde Barcelona y en Bari tomaron el enorme y lujoso barco de quince pisos que las llevaría de crucero por las islas griegas del mar Egeo. El viaje se desarrollaba de manera fácil y encantadora hasta que se produjo el presunto robo.

La tarde anterior hicieron escala en la sugestiva isla de Mikonos ¿Cómo no sorprenderse por la belleza de los acantilados, por las escondidas calas, por las calles empedradas bordeadas de las blancas y azules casa de poca altura? Las innumerables iglesuelas ortodoxas, en la noche, proyectaban sombras fantasmagóricas que contrastaban con el ambiente bullicioso y festivo de los innumerables locales de diversión.

Además allí en uno de sus famosos bares de copas, de nuevo se encontró con el capitán. Este, al ver su cara de sorpresa, la saludó entre cortés y divertido ¿Cómo va todo? No se desanimé, nuestros agentes son muy eficaces, ya verá como encuentran alguna pista.

Estaban llegando al final del recorrido.Aquella tarde volvían a Barcelona y ya daba por perdida la joya,lo sentía más por el valor sentimental que por el económico.

Al bajar del barco los policías increparon a Alicia y la detuvieron. Ella confesó que no había podido resistirse la tentación. Le pidió perdón, pero Mery sabía que ya no podría confiar en ella.

—Enhorabuena veo que todo se ha aclarado.

—Sí, pero he perdido una amiga.

—Si le consuela me gustaría invitarla a salir y a charlar un rato, ahora que estoy libre de las obligaciones del cargo ¿Qué le parece vernos mañana?

Por supuesto que se vieron. Mery había sufrido una decepción, pero en cambio encontró el amor.