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La central del Sueño. - por Borja

Web: http://leondecomodo.blogspot.com.es/

La situación no era agradable.
El capitán lo llamó a su camarote. El rostro afable y comprensible que le había mostrado en los días anteriores ya no era más que un recuerdo.
– ¿Comprendes la gravedad de lo ocurrido?– le preguntó tras obligarlo a tomar asiento.
El muchacho hizo un esfuerzo por encontrar alguna palabra.
–La piedra de la noche no es una piedra cualquiera– continuó el capitán–. Es un trozo del cielo. La protectora del sueño eterno que embarga a mi gente.
Kaunas, atenazado por el miedo, se encogió aún más en la silla. ¿Qué podía decirle?
Él, que apenas entendía las tradiciones y los misterios del valle donde se había criado.
–Quiero enseñarte algo, ven conmigo–le ordenó al muchacho, levantándose de la silla.
Caminaron en silencio por el estrecho pasillo hasta llegar a las escalerillas por las que se bajaba a la bodega. Abajo, tras una gruesa cortina purpura, se encontraban las treinta y seis almas durmientes que transportaba aquel barco.
– ¿Habías estado antes aquí?– le preguntó de improviso el capitán, una vez hizo a un lado la cortina para poder pasar.
–No– negó reforzando con un gesto con la cabeza, mientras sus ojos se perdían entre las camas con toda aquella gente dormida.
–Sé que eres incapaz de darte cuenta–prosiguió el capitán–, pero este no es el aspecto que deben tener. Su piel empieza a marchitarse.
Señalando con el dedo, apuntó a una talla de madera empotrada en la pared. Tenía unos delicados grabados que el muchacho apenas fue capaz de distinguir entre la distancia y la impresión causada por el hueco vacío que había en medio.
–Allí debía estar. Protegiendo a los que duermen… Y a los que los llevan a la otra orilla.
Kaunas trago un poco de saliva.
–Pero capitán– se atrevió a hablar por fin el muchacho–, la piedra tiene que seguir en el barco. No pudo haber desaparecido.
–Eso espero–se apresuró a atajar el capitán–. La protección de esa piedra, garantiza que ninguno de los tripulantes del barco caiga en el mismo sueño profundo. Te imaginas lo que pasaría sí durante la travesía, yo, y dos más de mis mejores hombres, nos viésemos afectados por él. Navegaríais errantes hasta morir de hambre, sin ser capaces de alcanzar ninguna orilla.
Kaunas pensó en sus dos amigos. Estaban en tierra, esperando que llegara con la ayuda que necesitaban. No podía permitir que pasara eso.
–Señor, dígame en que puedo ayudar–dijo de pronto el muchacho-.
El capitán se volvió para mirarlo a los ojos; tal vez se equivocaba con él.
–Eres el único que no conoce el respeto y la importancia real que tiene esa piedra en el barco– se sinceró el capitán–. En este momento, mis hombres están registrando tú camarote. Te ruego que si la tienes escondida, me la des lo antes posible. Me tengo por un hombre justo, y puedo prometer que no te pasará nada si colaboras.
–Señor, yo no la robé– se agitó Kaunas, preso de la desesperación al darse cuenta de la acusación que le imputaba.
Los ecos de unos pasos contundentes en la cubierta superior, fue el preludio a la aparición del segundo.
–Capitán–llamó su atención guardando unos metros–, ya terminamos el registro– con cuidado adelantó sus manos con un bulto envuelto en una tela blanca–. Estaba escondida debajo de su camastro.
El corazón del muchacho dio un vuelco. No era posible. Él nunca se había acercado a aquella piedra. No podía estar en su camarote.
– ¡Le juro que yo no hice nada!– rogó mirando a los ojos del capitán.
Este recogió con cuidado la piedra de entre las manos de su segundo.
–Encerradlo en su camarote– le ordenó a su segundo sin esconder su decepción–. No quiero seguir escuchando más.
–Pero…
– ¡Largo de aquí!

Custodiado por la mole de hombre que era el segundo, Kaunas fue recorriendo de vuelta todos los angostos pasillos; ensimismándose en lo imposible de aquello. Él era inocente. Tenían que creerlo. No había hecho nada.

Mientras lo encerraban con un portazo, el rostro de sus dos amigos volvió a él.
¿Cómo ayudarlos, si todo el mundo en ese barco pensaba que les había robado algo tan importante para ellos?