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Un recetario manchado de sangre - por rubisco

El inspector llegó a la escena del crimen. Al entrar en la cocina, el caos le hizo detenerse. Había un enorme armario hecho añicos, rodeado de fragmentos blancos. Al lado, un cuerpo sin vida sobre un gran charco rojo. Apreció una brecha en la cabeza, de la que salía un rastro de sangre aún húmeda. Toda la ropa había adquirido un tono rojizo.
Dio un paso y los trozos blancos crujieron al ser pisados. Se agachó y palpó uno de ellos con el dedo. Era porcelana.
«Una alacena en el suelo ―pensó―. Habrá habido una pelea y en medio del forcejeo la empujaron».
Tras la alacena distinguió una malla de mimbre, cosida a una pata de madera. Debía ser una silla rota. Un poco más allá estaba el respaldo: dos barrotes unidos por una tabla fracturada y manchada de rojo.
De pronto se sobresaltó. Una mano se le había posado en el hombro. Se dio la vuelta. Era el sargento.
―Tenga ―dijo, ofreciéndole una bolsa hermética―. Hemos encontrado esto en el vestíbulo.
Con la respiración aún acelerada, el inspector tomó la bolsa y la escudriñó. Dentro había una hoja de papel manchada de sangre.
Sin mediar palabra, abrió su carpeta y guardó dentro la bolsa hermética. El sargento salió de la cocina y comenzó a subir las envejecidas escaleras de madera, que chirriaban a cada paso.
Con cuidado rodeó el cadáver y el armario. Quería observar con detenimiento la estancia antes de investigar las demás. En la cocina de gas había un cazo humeante. Asumió que la víctima estaba cocinando algo cuando fue sorprendida.
Sin embargo, no había ningún fuego encendido. Supuso que, por seguridad, algún agente habría cortado el gas.
El cazo estaba lleno de leche grumosa. El inspector notó un fuerte olor a canela y puso cara de asco. Reparó también en una bolsa de arroz volcada, con la mayor parte de los granos desparramados en la encimera y el suelo.
De pronto recordó la prueba que le había entregado el sargento. La sacó y la ojeó. El papel, que no estaba entero, parecía arrancado de un cuaderno de anillas. Un cuaderno bastante viejo, a juzgar por el color amarillento de la hoja. Se podían leer los últimos pasos de la receta para un bizcocho o algún pastel parecido, escritos pulcramente a mano. Le dio la vuelta y leyó el encabezado: «arroz con leche». Debajo figuraban las proporciones y el primer paso de la preparación. El resto de la hoja estaba cubierto de sangre seca.
«Un antiguo cuaderno de recetas», pensó.
De pronto oyó gritos en la planta superior. Salió con rapidez de la cocina y subió. Allí estaba el sargento, de pie, tratando de calmar a una mujer de mediana edad sentada en un sillón y ataviada con una bata. Tenía el pelo desordenado y los ojos hinchados. Y temblaba.
―Recapitulemos ―dijo el sargento, en tono tranquilo―: su marido estaba cocinando arroz con leche.
La mujer asintió.
―Y el recetario ―prosiguió el sargento― era de su madre.
―Sí.
―¿El arroz con leche tendría algo que ver? ―preguntó de pronto el inspector.
La mujer lo miró. Sus ojos se tornaron vidriosos. Balbuceó algo ininteligible, emitió un sollozo y, tras tomar una bocanada de aire, explicó:
―Mi suegra prometió que le prepararía un arroz con leche. Pero nunca lo hizo. Se lo recordaba a mi marido cada vez que lo veía en la cocina.
―¿Su marido cocinaba?
―Poco.
―¿Y sabía preparar el arroz con leche?
―No. Ayer encontró el recetario en la buhardilla y quiso prepararlo.
―¿Oyó gritos? ―preguntó el sargento.
La mujer vaciló.
―Me desperté con los golpes y los cristales.
―¿Qué soñaba en ese momento?
La mujer cerró los ojos y ahogó un sollozo. Los labios le temblaban, pero respiró pausadamente. A continuación explicó:
―Estaba en un jardín. Mi marido regaba una planta. Era preciosa. ―Abrió los ojos y la voz ganó firmeza―. De pronto mi hijo pasó al lado y partió algo de la planta. Mi marido empezó a gritar: «¡Has roto la hoja! ¡La has roto!». Con el ruido de cristales, me desperté.
―¿Su hijo quería mucho a su abuela? ―preguntó el inspector.
Una lágrima se escapó del ojo derecho de la mujer. Se llevó la mano a la boca y comenzó a sollozar.
El inspector hizo una seña con la cabeza al sargento para que le siguiera. Hablaría con él en privado. Sabían quién era el asesino, y habría que conseguir que confesara. ¿Lo lograrían?

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8 comentarios

  1. 1. Jose Luis dice:

    Hola
    Gracias por pasarte por mi relato costumbrista-realista-erótico-festivo.
    Se nota que eres un fan de la novela negra, el cine de detectives, y, al igual que éstos, eres muy observador, y muy meticuloso. Eres muy bueno describiendo la acción, los prolegómenos de una investigación cuando comienza. Nos metes de lleno en sus inicios.
    Tu relato es muy bueno y te ha quedado muy bien, y escribes muy bien, se nota que tienes experiencia y oficio. La verdad es que da gusto leer un cuento sin faltas de ortografía ni errores gramaticales, porque eso no me hace parar cada dos por tres y me permite disfrutar realmente de lo que estoy leyendo.
    Mi único “pero” es que creo que comienzas tarde con el conflicto del relato, te pierdes un poco con todo el planteamiento del principio y por eso te quedas sin espacio justo al final. Este cuento es como si fuera el principio de una novela, o al menos la primera parte de un cuento un poco más extenso. El final es abierto, quizá demasiado, o ambiguo. Incluso no me queda del todo claro quién es el asesino (podría ser ella perfectamente).
    Pero en general, has escrito un relato muy bueno. Enhorabuena.
    Un saludo

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 11:19
  2. Hola,rubisco.
    La historia es muy interesante,las descripciones muy buenas, pero para mi gusto demasiadas para las 750 palabras que se pueden escribir.
    Me quedé con ganas de mas desarrollo hacia el final.Saber mas sobre el cuaderno y el personaje de la mujer.
    Coincido con José Lius, tiene sabor a inicio de una buena novela policial.
    Me gusta mucho por que es dinámica y fácil de leer. Con las primeras descripciones ya logras ver el escenario.
    Un saludo, nos seguimos leyendo.
    P.D.: Mi cuento es Olores 111.

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 12:09
  3. 3. Paola dice:

    Hola, Rubisco
    El relato me ha gustado, soy fan de la novela policíaca y por eso voy a hacerte algunos apuntes.
    Minucias:

    las envejecidas escaleras de madera Yo diría viejas

    desparramados en la encimera y el suelo Yo diría en el suelo

    Tenía el pelo desordenado y los ojos hinchados. Y temblaba. Yo quitaría la Y después del punto o pondría una coma.

    En cuanto al argumento en un relato policíaco no debe de aparecer nada que no tenga un sentido específico como lo de la silla de mimbre. Pero lo que me parece extraño es que el detective pregunte a la mujer qué ha soñado. Debes de introducir un motivo plausible para que el policía haga esa precisa pregunta.

    Por lo demás me ha parecido interesante y recuerda que mis comentarios tienen el único fin de mejorar el relato. Espero que te sirvan.

    Ciaociao Paola

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 19:05
  4. 4. rubisco dice:

    Muchas gracias a todos por las aportaciones 🙂

    En efecto, Jose Luis, me pasó lo que dices. Quise experimentar con las descripciones y al final me quedé corto. Intenté darle algún giro de suspense pero no lo terminé de resolver bien, aunque estoy satisfecho para ser el primer escrito que envío.

    Lo mismo a Liliana, me quedé corto por la descripción. Tenía ganas de desarrollar algo más, pero no había pensado cerrarlo porque pensé en recrear una escena; para otros retos seguro que lo resuelvo mejor.

    Paola, muchas gracias por tus consejos. Por supuesto que me lo tomo bien, porque lo importante es aprender de los errores u opiniones que aportan los demás. Te diré que no quise hacer una escena policíaca al uso, y de ahí ciertas licencias como “envejecidas” o el “…y los ojos hinchados. Y temblaba…”; fue una licencia literaria que no casa con este género, pero me gustó como experimento. Sobre el resto de cosas que comentas, me las apunto para futuras ocasiones.

    ¡Gracias de nuevo a todos!

    Escrito el 18 octubre 2016 a las 22:33
  5. 5. Laia Gabue dice:

    ¡Hola Rubisco!
    De entrada muchísimas gracias por tus comentarios a mi relato. Los he encontrado muy acertados. Me encanta escribir en primera persona porque creo se consigue meter al lector más fácilmente en la historia pero en algunas ocasiones me resulta difícil conseguir escribirlo de una forma adecuada porque suelo hacerlo tal cual lo pienso, así que tus consejos me serán muy útiles.
    Me ha parecido muy interesante tu apunte sobre la exasperación que te ha generado mi protagonista y que probablemente no te leerías una novela con una prota así, lo cual no me había planteado nunca y es algo a tener en consideración si el objetivo es escribir algo largo, aunque en esta ocasión mi intención era esta ya que se trata de un relato corto.
    Y ahora a lo importante, el tuyo. La verdad es que después de leer los comentarios de mis compañeros no tengo gran cosa más que añadir. Coincido bastante en sus comentarios, aunque me gustaría puntualizar que a mí, personalmente me ha gustado mucho el inicio de la historia. Tanto el ritmo de las frases como el lenguaje me han hecho sentir esa atmosfera de tensión y suspense que se respira entorno a un asesinato. No me ha parecido para nada desmedida, pero entiendo perfectamente lo que te dicen los compañeros, porque es cierto que faltan cosas al final. Yo no he acabado de entender bien quien era el asesino, qué importancia tiene el arroz con leche y sobretodo el porqué de la muerte, ni tampoco como se acontece la misma. A lo mejor te podrías plantear hacer la historia más larga y solventar todas estas dudas ¿no crees? Yo la leería con gusto.
    Tienes una forma de escribir que se hace fácil, amena y agradable de leer.
    Creo que no he aportado demasiada cosa pero es que el relato está muy bien, o sea, que espero que al menos el comentario te sirva para subir el ánimo y seguir escribiendo. ¡Enhorabuena!
    ¡Nos leemos!

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 20:13
  6. 6. Tavi Oyarce dice:

    Hola Rubisco:
    En los años 60 (uf que años atrás) había una serie de Tv llamada Columbo. Actuaba tan extraño como el personaje de tu relato. Salvo que el esclarecía el caso, y acá, queda a nuestro criterio, aunque confieso que todavía no doy con el culpable.

    Lo leí de principio a fin sin dificultad. Hay enganche, el tono de un cuento negro y la suficiente acción. Imagino que esta es tu vena.

    Haré unos alcances sobre la “forma”. Como dice Paola es posible que que mejore el relato:
    “Habrá habido”. Buscaría con paciencia otra expresión.

    “bolsa hermética” Hay dos expresiones iguales, separadas solo por dos líneas. Bastaría a la segunda quitarle el adjetivo “hermética y el problema no existiría.

    La frase “A continuación explicó” no cumple ninguna función. Bastaría colocar la coma después de “pausadamente” y el lector entenderá perfectamente.

    Por último “Un cuaderno bastante viejo, a juzgar por el color amarillento de la hoja” Esa coma puesta ahí te cambia el sentido de la idea. El color amarillento de la hoja es un complemento del sujeto, es decir, el cuaderno viejo.

    Son pequeños detalles que yo he ido aprendiendo en la medida que han analizado mis relatos.
    Espero ser un aporte Rubisco
    Saludos

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 20:41
  7. 7. Ratopin Johnson dice:

    Hola rubisco,
    Me ocurre como a alguno de los compañeros, me da la impresión de que cuentas demasiado. Muchos detalels. Pero claro,
    por otro lado, es la escena de un crimen, y todo lo que describes, es lo que recoge el ojo, acostumbrado, del inspector, con lo que al final el estilo y el lenguaje del relato tiene su sentido.
    Para mi el cuento arranca muy bien y capta la ateción, pero pero con la aparición de la mujer me de la impresión de que la historia pierde algo de fuerza, o eso he sentido, y en cierto modo me resulta confusa la relación entre las piezas, el marido, la abuela, el hijo, el arroz con leche.

    Saludos

    Escrito el 21 octubre 2016 a las 23:45
  8. 8. rubisco dice:

    Gracias a todos por los comentarios 🙂

    Es cierto, Laia, que la historia parece que se corta. Realmente había más razonamiento detrás, pero se pasaba por mucho de las 750 palabras, así que tenía dos opciones: reescribir quitando descripciones, o cortar abruptamente. Y opté por lo segundo, a sabiendas de que flaqueaba por ahí, porque prefería poner a prueba la parte descriptiva. Vistos los comentarios, me doy ampliamente por satisfecho, y en la próxima escena me lo plantearé de otro modo más elaborado 🙂

    Pues sí, Tavi, he oído hablar mucho de Colombo e incluso creo que llegaron a reponer algún capítulo en La 2 cuando yo tenía cuatro o cinco añitos. Me alegro que te haya resultado fácil de leer; ése es mi primer objetivo. Hay escritores que escriben de forma muy recargada y lo hacen muy bien, pero a mí me va este otro estilo más sobrio. Sobre las expresiones, es verdad que tiendo a usar algunas formas, sobre todo verbales, un poco complejas. Lo mismo con las otras correcciones que haces: tomaré nota para mejorar relato a relato. Y sí, sin duda es un gran aporte 😀

    Ratopin, como bien dices, te ha pasado lo que al resto: has leído un texto mal terminado. Como ya dije en otro comentario, quise hacer una escena, no un relato, y salió como salió. Es verdad que traté de construirlo para que el lector asimilara la relación entre el arroz con leche, la madre, la abuela, el padre y el asesino, pero es evidente que no ha funcionado, lo cual significa que habrá que trabajar más esa parte. Gracias por tu aportación 🙂

    Escrito el 24 octubre 2016 a las 10:42

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