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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Tres es un número lúgubre - por Manuel Pla Martí

Dicen que todos tenemos un doble en alguna parte, lo que no deja de ser un consuelo a la hora de valorar nuestras desgracias y nuestros sinsabores, siempre es más llevadera la pena de nuestro infortunio si damos por hecho que en otro lugar hay alguien que suplante nuestra imagen y vive nuestras calamidades; todo eso me vino a la mente cuando sentí los golpes en la puerta de mi cuarto de soltero y antes de que tuviera tiempo de levantarme de la silla vi que la puerta se abría y daba paso al cuerpo de un hombre, de mi misma estatura, de mi misma edad, con un corte de pelo canoso similar el mío que enmarcando un rostro joven con rasgos físicos idénticos a los míos le daban un cierto aire de desespero; con mirada inquisidora escudriñó la habitación como si tratara de descubrir algún arcano símbolo de falsedad o solamente deseara clavar el fuego de su mirada en la persona que ocupaba la silla en el centro de la habitación, que era yo y no otro; sentí miedo, un pánico incontrolado al ver esa figura hecha de mi misma piel que atravesando el umbral, preguntó si mi nombre era Secundino, contestándole yo que sí, pero con muy poca convicción, con un cierto temor; cuando vi que echaba la mano al bolsillo de su pantalón y sacaba un afilado punzón de picar hielo que empuñó por el mango de madera mientras me preguntaba que noticias tenía de Dorita, pues si bien él era el marido, dijo, todo el mundo sabía que yo era el amante, cosa en la que estuve de acuerdo, pero que para mí significó un colapso al verme interrogado por esa persona a la cual sólo conocía por referencias, pues Dorita decía que éramos iguales y que al hacer el amor conmigo no sentía el peso de la culpa ni la nostalgia del engaño, pues era como fornicar con la misma persona, que al fin y al cabo, decía después de una breve meditación, debíamos de agradecerle los dos que tuviera la fineza de buscar un doble para sustituir al marido o un doble para imaginar en el marido los ímpetus del amante, cosa que a los tres debía satisfacernos, pues los tres sacábamos provecho de esa semejanza antagónica en que marido y amante se entremezclaban en una suerte de aleación sinuosa en que lo que le faltaba a uno se lo encontraba al otro y en lo que uno iba sobrado, el otro, por las leyes universales de la compensación, iba mermado, pero ese doble mío con el picahielos en la mano parecía destrozar el sortilegio de aquel equilibrio natural de las cosas; cuando preguntó, apuntándome con el punzón, qué había hecho con Dorita, sentí su desconsolada voz en el extremo de la desesperanza, en la cuerda floja de la agonía y supe en aquel mismo instante que los dos éramos uno, que esa arma que esgrimía era un símbolo de su llanto interior, que nunca utilizaría ese picahielos en mi contra, y sentí una especie de generosa piedad hacia ese hombre, que me impedía ponerme a la defensiva, pues reflejaba el dolor interno que suponía la pérdida de su mujer, y yo descubrí en ese momento que esa pérdida también era mía y un desconsuelo salpicado de rojo invadió mi cerebro y sirvió para unirme a la angustia de ese hombre y me hizo sentir culpable por esas lágrimas de alumbre que comenzaron a nublar la vista de ese marido desconsolado, y quise inducirle a la reflexión: que seguramente habría ido a ver a su anciana madre en el pueblo, cosa que él negó con la cabeza, que habría ido a visitar a su prima Loli en el sanatorio de Monte Liviano, cosa que también negó, que tal vez se hubiera ido unos días a la playa, y parecía perforarme con los ojos mientras el utensilio de picar hielo se inclinaba desmayado en su mano señalando la punta de sus pies, pues no sé a dónde puede haber ido, la última vez que nos vimos dijo que regresaba a tu casa, últimamente no nos veíamos mucho y me hablaba bastante de ti, de lo buen marido que eras, de lo difícil que era engañarte, de tu dulzura, que yo era más brusco, más correoso, que deberíamos estar los dos mezclados en uno, que entre los dos lograríamos la perfección, luego el hombre dejó caer el punzón y dijo entre sollozos: yo la maté.

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29 comentarios

  1. 1. Ella dice:

    Hola Manuel, van mi comentarios.

    Destaco positivamente:
    Hay un claro conflicto.
    Bien recreada la atmósfera.

    Podría ser mejorado:
    Espacios para respirar, quizá párrafos, para facilitar la lectura y comprensión del texto.
    La sonoridad, haciendo menor uso del “y”. He contado 21.

    Sobre el contenido:
    Buen uso de la frase del reto: el amante y el esposo son dobles.
    Buenos personajes, bien manejados.
    Me gusta el dialogo entre amante y marido sobre el paradero de Dorita.
    Me queda duda sobre lo que quisiste decir con “desconsuelo salpicado de rojo”.

    Comentario personal:
    Me gusta el titulo de tu relato, ademas de que es adecuado para el tema.

    Un saludo.

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 17:24
  2. Hola, Manuel, te felicito por haber tenido la osadía de experimentar con un relato-frase única, una frase-relato. Un estilo inusual, disruptivo, que se pone a sí mismo por delante y, te guste o no, sitúa el relato en una dimensión “otra”. Es, a mi entender, la voz desbocada, sin control del que ha perdido ya la razón de vivir y ya no se atiene a límites.
    Simbólicamente plasmas la escisión y mutua exclusión del amor doméstico y del amor salvaje propia del ser humano culturizado. La fidelidad del matrimonio, que aporta dulzura y comprensión, mata la pasión que se despertó en libertad y de la que goza el amante. El amor sensual arde de manera espontánea; el fuego del sexo no tolera limitaciones domésticas, ignora las leyes civilizadas. Eterno dilema sin resolver, fuente de dramas clásicos y derramamientos de sangre inmemoriales.
    EL tema del doble,a medida que voy leyendo, veo que ha dado para mucho y hecho aflorar muchos perfiles de escisión mental, desdoblamiento de consciencias, reconocimiento de eternos dilemas.
    Tu frase única es apropiada para el flujo de consciencia que va teniendo lugar a lo largo del relato. En realidad, hay un único personaje desdoblado según lo entiendo yo,no? O al menos, de manera simbólica, son dos en uno.
    Yo he recorrido un poco esta misma senda en femenino plasmando la disyuntiva que la socialización imprime en la sexualidad de la mujer —mujer esposa/mujer sensual— pero sin llegar a la violencia sino aceptando la reconciliación.
    Veo todavía la impronta pesimista que suele presidir los escritos de Manuel. ¿O me parece verla, no sé, en forma de desconfianza en las capacidades del ser humano, abocado a la tragedia por naturaleza (es decir llamado a cagarla haga lo que haga)?
    Seguimos leyéndonos. Un saludo.

    Escrito el 18 noviembre 2016 a las 20:16
  3. 3. M.L.Plaza dice:

    Hola,
    soy M.L.Plaza de la 46.
    Me ha gustado tu relato desde el título. Tal vez lo menos verosimil sea que el marido confiese el asesinato si ya no va a matar al amante.¿Por qué va a crear ék mismo un testigo?
    El estilo me ha parecido muy interesante.
    Espero que sigas escribiendo.
    Saludos

    Escrito el 19 noviembre 2016 a las 00:53
  4. Hola Ella.
    Agradezco la atención con que has leído mi texto y tomo nota de tu opinión con respecto a las “y”. Lo de no dejar espacios para respirar ha sido simplemente un recurso para mostrar la tensión de la escena. El personaje, narrador, se ve sometido a una gran tensión y he tratado de hacer llegar al lector la forma como su mente funciona durante esos diez minutos que puede durar la escena. Lo de “un desconsuelo salpicado de rojo invadió mi cerebro” es una forma de representar esa acudida emocional que uno siente en la cabeza cuando se entera de una mala noticia, a veces se siente en el estómago, o en el corazón… Es una metáfora.
    Me alegro de que haya gustado. Nos leemos

    Escrito el 19 noviembre 2016 a las 16:47
  5. María Kersimón, un abrazo.
    Desde hace varios talleres nos estamos leyendo y te tengo que decir que tus comentarios forman parte ya del ritual: vamos a ver qué opina María Kersimon, porque son comentarios muy lúcidos y muy elaborados. Tienes la virtud de adentrarte en aquellas zonas que están más allá de lo que aparece en el texto. Siempre he considerado que un autor, si es sincero, es una especie de striper que va dejando parte de su ropaje en cada uno de sus escritos. Al final: la desnudez total. Y la última frase de tu comentario me lleva a pensar que la lectura que haces de mis textos te coloca en un lugar de privilegio para vislumbrar, palabras tuyas, “la impronta pesimista que suele presidir los escritos de Manuel”. Ni con una mira telescópica hubieras dado más de lleno en el concepto negativo que aparece siempre, no hace falta que lo busque, sale, en, y otra vez son tus palabras, “forma de desconfianza de las capacidades del ser humano…”. Me has atrapado. No sé si el destino del hombre es “cagarla una y otra vez”, pero el que la vida lleva implícito el hecho de “cagarla” una y mil veces, no me lo quita nadie de la cabeza. Tu último párrafo es para enmarcarlo.
    He querido aventurarme en la frase única porque creo que es la forma más natural de imitar el fluir de la vida, es como dejarse llevar por la corriente de un río que te lleva a lugares inesperados. Me voy a tu texto. Saludos.

    Escrito el 19 noviembre 2016 a las 19:15
  6. Hola M L. Plaza
    Agradezco tu comentario y el hecho de que te haya gustado mi texto. Gracias.
    Que el marido haya decido confesar su crimen, no es una cuestión razonada, me refiero al personaje, está lo suficientemente derrumbado como para haber perdido todo asidero moral y frente a ese hombre, su doble, que viene siendo como una prolongación de su propia persona, pero con una condición moral y física mucho más fuerte, así lo cree él, no puede ocultar un hecho que frente al amante lo engrandece. Es como si le dijera, yo que soy inferior a ti he tenido la capacidad de hacerte un daño terrible.
    De todas maneras me viene a la memoria la frase de Humberto Eco que dice:
    “El narrador no debe facilitar interpretaciones de su obra, si no, ¿para qué habría escrito una novela, que es una máquina de generar interpretaciones?”.
    Saludos y nos leemos.

    Escrito el 19 noviembre 2016 a las 19:37
  7. 7. beba dice:

    Hola, Manuel:
    Ante todo, agradezco tu visita y amable comentario.
    Me gustó tu historia y el manejo de la situación de “dobles”.
    Muy bueno el interrogatorio y las alusiones a la situación.
    Pero no me gustaron los párrafos tan largos, interminables. Puede ser un recurso para expresar la confusión mental y el ovillo de sentimientos que laten en el protagonista.
    Muy buena la intervención de Umberto Eco en el comentario anterior.

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 03:26
  8. 8. Merlín jr. dice:

    Antes que nada afirmar que considero un logro poco frecuente que el texto-frase se pueda leer sin dificultades y entenderlo fácilmente. Es un experimento que termina con éxito. Sería muy interesante analizar la sintaxis de todo el texto para saber cómo ocurre y por qué ocurre, seguro que nos revelaría hallazgos originales.

    También valorar la construcción del dialogo perfectamente entendible y sin ninguna ruptura en el avance de la trama, seguro que para gente más ducha que yo no le impresiona, pero a mí me ha llamado la atención.

    Ahora bien: ¿Cómo nos comunica que el antagonista es su doble?

    “[…] daba paso al cuerpo de un hombre, de mi misma estatura, de mi misma edad, con un corte de pelo canoso similar el mío que enmarcando un rostro joven con rasgos físicos idénticos a los míos le daban un cierto aire de desespero”
    Cuerpo de hombre

    Misma estatura
    Misma edad
    Pelo canoso similar
    Rostro joven
    Rasgos físicos idénticos

    En mi opinión, todo son generalidades: ¿qué cuerpo? ¿Qué estatura? ¿Qué edad? ¿En qué se parecía el pelo canoso? ¿Cómo era el rostro joven? ¿Cuáles eran esos rasgos físicos idénticos?

    Este es un asunto no menor porque, precisamente, todo el texto gira y pivota sobre que ambos personajes son el doble el uno del otro, por ello debería haber afinado en la descripción de ambos dobles.

    Las cualidades a los que alude son en extremo comunes, en mi opinión y gusto bastaría una o dos cualidades, “contundentes”, que dejarán claro su parecido entre sí, y, a la vez, su diferencia de todos los demás hombres

    Resaltar lo que también me parece un logro:
    “[…] …no sentía el peso de la culpa ni la nostalgia del engaño”,

    Ha construido una simetría sintáctica-semántica que genera también un cierto ritmo:

    No/ni negaciones
    Peso/nostalgia sustantivos
    De + la/de + el=del preposición + articulo determinado
    Culpa/ engaño sustantivos abstractos con significado negativo

    Señalar también una cierta simetría en oposición que se da en la primera y única escena.

    El marido en pie ante la puerta desesperado / el amante sentado en una silla incrédulo.

    Por supuesto que decir podrían decir muchas cosas más de este escrito porque la escritura es infinita, pero el arte es largo y la vida breve.

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 08:40
  9. 9. SBMontero dice:

    Primero que nada, tengo la fundada sospecha de que el maestro Cela habría emitido algún tipo de gruñido satisfecho si hubiera leído el texto.

    Una vez dicho esto…

    Es un ejercicio complicado, porque, dentro de esa frase de setecientas cuarenta y nueve palabras -anda que…-, debe haber un planteamiento, un nudo y un desenlace, o por lo menos una línea a través de la que recorrer el texto, y no sólo la hay, es que además te permites el lujo de introducir un vaivén que culmina con ese “yo la maté“.

    Es impresionante, no puedo decir otra cosa.

    Sigue escribiendo… por favor.

    Un saludo.

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 14:53
  10. 10. Marlín jr. dice:

    Añadir y corregir parte del post anterior:

    A las simetrías señaladas, añadir el (peso) / la (nostalgía). Son importantes porque están determinando qué culpa (por ser infiel a su marido); y qué nostalgia (la que siente en ausencia del marido)

    El utilizar tal artillería de simetría y ritmo hace relevante el significado de la iguadad de ambos. Queda manifiesta de una forma eficacísima, porque esta iguadad es en lo más intimo y certificada por la persona más intima de ambos: “Dorita decía que éramos iguales y que al hacer el amor conmigo no sentía el peso de la culpa ni la nostalgia del engaño.” La igualdad que ha quedado en entredicho en la descripción de ambos, queda aquí subsanada por Dorita: Son tan iguales que en su intimidad no siente la culpa ni el engaño.

    La simetría en oposición en la escena de la puerta y la silla viene a señalar, hasta en eso, que son antagonistas.

    El último párrafo me he liado: “Por supuesto que se podrían decir muchas más cosas de este escrito, la escritura, aunque necesaria, es infinita. Pero el arte es largo y la vida breve

    Bueno, enhorabuena

    Y disculpas si en mi disertación no he hecho más que señalar lo obvio

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 14:59
  11. Hola Beba
    Agradezco tus siempre bien ponderadas palabras. Sí, eso de la frase única entraña muchos riesgos y no todo el mundo la soporta, de todas maneras quise experimentar y demostrarme a mí mismo sí era capaz de conseguir algo dentro de ese estilo. Una vez escrito no me toca a mí juzgar ni la forma ni el contenido.
    Muchas gracias

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 21:26
  12. Hola Marlin Jr.
    Después de ese análisis tan minucioso que realizas de mi escrito no me queda sino darte las gracias por haber tenido la paciencia de leerme y reiterar de nuevo las palabras de Humberto Eco: “una novela, un texto corto en este caso, es un máquina de generar interpretaciones”, interpretaciones que muchas veces superan las expectativas del autor. Este texto, a diferencia de otros que he escrito en ese mismo taller, lo escribí de un tirón y prácticamente sin correcciones. Tenía claro lo de la frase única y el tema más o menos por encima, lo que me salió de dentro quedó plasmado y listo.
    Repito de nuevo las gracias y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 21:47
  13. Hola SBMontero
    Es una satisfacción leer comentarios como el tuyo, verdaderamente elevan el ánimo. Me alegro de que te haya gustado y hayas disfrutado con la lectura del texto. Los halagos, si son sinceros, son un acicate para seguir en la brecha y en el esfuerzo, sobre todo cuando uno, después de releer sus propios escritos llega muchas veces a la conclusión de que lo que escribe tiene muy poca calidad. Tu última frase: “sigue escribiendo…!, me ha llegado al alma.
    Muchas gracias. Voy a leer tu relato y te digo de entrada que quedo impresionado al ver la cantidad (74) de comentarios que aparecen.

    Escrito el 20 noviembre 2016 a las 22:06
  14. 14. LIAH PERSON dice:

    Hola Manuel,
    No puedo dejar de felicitarte, tras haber leído tu relato, por tu prosa ágil y certera. Un texto de poca extensión pero recorrido muy grande. El eterno conflicto entre amor-pasión resuelto con una crudeza tan triste como verosímil.
    Espero poder seguir aprendiendo contigo. Gracias.
    Saludos.

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 00:46
  15. 15. Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia) dice:

    Hola Manuel Pla Martí, la lectura de tu texto sin párrafos no se me hizo pesada, fue un recorrido de imágenes muy fluido. La historia logró transmitirme en el momento de: «yo la maté», toda la carga de desespero que atosiga al marido de Dorita.
    Saludos.

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 04:13
  16. 16. Marlín jr. dice:

    A Manuel Pla Marti

    No me des las gracias, me lo he pasado bien analizandolo. Estoy de acuerdo con que los textos pueden generar interpretaciones no previstas por el autor. Todo autor tiene una coherencia interna que, quizás, él no ve y desde la que escribe. Igual ocurre con cada relato concreto, y con su sensibilidad estético-literaria. Opera de una forma, con un estilo, que no es del todo consciente pero que tiene una “coherencia” interna y sentido propio.

    A esto hay que añadir que el lector también tiene su “coherencia” interna y su propio modo de percibir e interpretar el texto, que entiende desde su sensiblidad estético-literaria.

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 05:34
  17. Hola Liah
    Gracias por pasarte por mi relato. Sí, en realidad el conflicto pasión-amor-odio, es universal. Es un tema sobre el que se ha escrito siempre y se va a seguir escribiendo, está enraizado con la vida misma de las personas y da para mucho.
    Agradezco tus comentarios y paso a leer tu texto. Saludos.

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 13:26
  18. Hola, Leonardo Ossa.
    Recibir un comentario positivo de un paisa hacia esa frase-relato, es un honor. Antioquia, cuna de insignes escritores, desde Carrasquilla, pasando por Mejía Vallejo hasta Fernando Vallejo, escritor que rompe la baraja, con sus controvertidas novelas, es un territorio de inspiración literaria, no hablo de oídas, he vivido muchos años en Colombia y he podido apreciar la apacible noche de esa “medallo” inolvidable desde lo alto del Poblado, instalado tras los cristales de un pub, tomando unos “guaros” y viendo como la torre Coltejer preside la ciudad. He dicho apacible, aunque lo cierto es que en aquellos momentos, hablo de los ochenta y pico del siglo pasado, las noches no eran tan apacibles, pero mis recuerdos están llenos de cariño hacia esa gente emprendedora y hacia esa ciudad de la eterna primavera. Han pasado muchos años, cierto, tal vez el paisaje haya cambiado, tal vez todo haya cambiado, pero el espíritu seguro que sigue siendo el mismo.
    Dicho eso, tenía que decirlo, gracias por haberme leído. Voy a pasarme por tu texto.

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 14:19
  19. 19. Leonardo Ossa (Medellín - Antioquia) dice:

    Manuel Pla Martí ¡Eh ave María! vos sos Paisa. Gracias por conocer esta tierra de esa forma tan palpable. Me ubico muy cerca del morro El Salvador, desde donde fui testigo en los años ochenta de los Toques de queda, los sobrevuelos de la DEA y tantas otras cosas que hoy son historia. El paisaje ha cambiado para mejorar, mientras que el espíritu antioqueño pasó de ser: bueno y trabajador, a ser optimista, innovador, progresista y más «camellador».
    Mis relatos se inspiran ¡cómo no! en el Rio Atrato, la serranía del Baudó, El Chocó, Bahía Solano y su selva.
    Espero volverte a leer. Por Medallo siempre a la orden.

    Escrito el 21 noviembre 2016 a las 18:06
  20. 20. J.C. Santa dice:

    Hola Manuel.
    La historia que aquí relatas me parece muy buena, aunque me he perdido en algunos tramos, quizá por la celeridad que imprimes al texto.
    Me gusta respirar más cuando leo, encontrar algún punto en el que apoyar mi cansada espalda.
    Saludos. Nos seguimos leyendo.

    Escrito el 22 noviembre 2016 a las 13:35
  21. 21. Jean Ives Tibauth dice:

    Hola Manuel.

    Un ejercicio interesante este de hacer una gran frase-relato. A pesar del agobio inicial al ver tremendo bloque, su lectura no ha sido difícil. Es más, parecía fluir con naturalidad.

    Bravo.

    Nos seguimos leyendo.

    Texto numero 18.

    Escrito el 24 noviembre 2016 a las 12:56
  22. 22. K. Marce dice:

    Saludos Manuel:

    Muchas gracias por leer y comentar mi relato del mes. Siempre agradecida.

    Y he venido a leerte y ante el recurso de la prosa continua, con comas, punto y coma, ¡sin puntos!, tuve que devolver la lectura; porque sinceramente me perdí. No puedo decir que me detuve en el primer párrafo, porque todo el texto lo es.
    Yo no tengo ningún problema de leer textos sin espaciado, párrafos, etc., (leo a Saramago) pero sí me resultó una sensación un tanto extraña por no poseer puntos (ni seguidos). Un recurso que podría marcar el ímpetú del relato. Sin embargo, creo (opinión muy personal) que tu texto no desmerita una puntuación “normal”. La narrativa ha sido acertada, haz usado muy bien las palabras para relatar lo que acontece, que no era necesaria una puntuación para remarcar lo que ya nos has relatado. Yo suelo escuchar los textos (mientras también los leo) en un lector automático, y esta vez, no pude. Me vi obligada a apagarlo. En la lectura a voz alta, hice los respiros que corresponden a una lectura con pausas (así que no lo leí con tu puntuación). Y lo mismo me ocurrió en la lectura “mental”.
    Me ha gustado mucho, como has deshilado el enfrentamiento del marido, el diálogo y hasta el desenlace lógico, de parte del amante, que trata de congeniar con aquél. Y por supuesto, la confesión.
    He apreciado honestamente tu texto. Le daría un 10/10 si hubiera llevado puntos seguidos, párrafos en un sólo bloque y sin ningún espaciado. Amo las comas, pero no tanto. 😛
    Ansiosa por ver tu próximo proyecto. ¡Nos leemos!

    Escrito el 27 noviembre 2016 a las 09:37
  23. 23. Wiccan dice:

    Buenas Manuel,

    El mes pasado no tuve tiempo de comentar tu relato, pero este mes no he querido dejar de pasarme para ver con que me sorprendías esta vez y, como siempre, te veo probando con un recurso arriesgado que a mi se me escaparía, y sales airoso.
    El texto me ha gustado, valoro mucho esa orginalidad y esa capacidad de hacer que el texto te arrastre al sentir del personaje principal. En algunos momentos sentí que algún punto no estaría de más pero siendo como soy un paranoico del orden creo que es más neura mía que fallo en la ejecución. Si que te comentaría que cambiaría dos repeticiones, la palabra “puerta” al principio del relato y la construcción “cosa que el negó” al final, no por estar mal ni mucho menos, sino porque al ser un texto con un ritmo tan marcado por la falta de pausas largas esos dos momentos me parecieron forzados, algo que seguramente en otro tipo de textos no lo pensaría; creo que el hecho de que el ritmo lo marque la falta de descansos me hace sentir que esas repeticiones son más evidentes y “molestas” que en otros textos (con todo el respeto del mundo el molestas, ya te digo que es percepción personal). Por otro lado, ¿el final no debería estar entrecomillado al formularlo como si fuera un diálogo?
    Como otras veces creo que el contenido, que está muy bien planteado, gana con la forma de plantear el texto, has conseguido dotar de mayores matices a la historia que si estuviese escrita de manera normal, como si el lector fuera parícipe de esa época en la vida del protagonista en la que todo parece ir muy rápido y no tienes tiempo de plantearte lo que haces ni si es correcto. Me llama la atención que incluso al leerlo, tal y como lo cuentas, en cierto modo participas de esas sensaciones que tienen los personajes, primero un sentimiento de que “lo que estoy haciendo no es tan grave, no es como si fuera un engaño” y al final de comprensión e incluso hermandad entre los dobles. Me gusta porque es algo de lo que no fui consciente mientras lo leía, simplemente son sentimientos que te general el relato.
    Por todo ello no me queda más que felicitarte y alegrarme de seguir viéndonos por aquí. Un abrazo!!!

    Escrito el 27 noviembre 2016 a las 23:20
  24. Hola, J. C. Santa:
    Gracias por leer mi relato. Si, de tal vez se hace pesado e incómodo el tener que leer un párrafo tan largo como quien dice de un tirón.
    Nos leemos.

    Escrito el 29 noviembre 2016 a las 06:44
  25. Hola, Jean Ives:
    Agradezco tus palabras y el que la lectura no te haya resultado difícil. Hay que ir probando.
    Gracias

    Escrito el 29 noviembre 2016 a las 06:47
  26. Saludos, K. Marce:
    Tus palabras siempre tan acertadas y estimulantes. Lo de mantener un ritmo en la lectura es fundamental y eso, en efecto, se nota con claridad cuando lees en voz alta. Yo también lo hago y muchas veces repito la misma frase con distintas entonaciones de voz, me sirve para el uso de las comas que, he de reconocerlo, o bien por exigirme demasiada perfección o simplemente por no saber, son para mí un problema. Este ejercicio ha sido, como quien dice, un desafío en el uso de las comas y por los comentarios no he salido tan mal parado, a pesar de que me haya perdido tu 10/10.
    Es un placer leerte. Gracias.

    Escrito el 29 noviembre 2016 a las 06:57
  27. Hola, Wiccan:
    He tardado en contestarte y he de reconocer que todavía no he leído tu relato de este mes, un poco tarde, cierto, pero lo haré en cuanto acabe esas líneas y expondré mi opinión. De nuevo estamos en el tajo.
    Pues bien, leo con detenimiento tus palabras y de nuevo se pone en evidencia que las interpretaciones a un relato pueden ser múltiples y pueden generar una gran variedad de sensaciones, lo importante es que las produzcan, sean buenas o malas. Lo que pretendí, a parte de ensayar con ese tipo de escritura, esa fue la forma, fue introducir al lector en ese torbellino tenso que se origina con la llegada del marido y termina con su confesión; sin conceder espacios, tal como sucedería en la realidad. Quise olvidarme un poco de las normas gramaticales para crear, en lo que da mi escasa técnica, una atmósfera de angustia relajada que se vuelve casi que en compadreo hacia el final, roto evidentemente, por esa confesión que lo devuelve todo al punto de partida. Situación de angustia. Lo de la “puerta”, después de releerlo, veo que en efecto debería evitarse la repetición. Lo de “cosa que él negó con la cabeza” y su repetición más adelante, sí lo puse intencionadamente para mostrar, o al menos tratar, ese desorden mental, esa fijación (le está dando alternativas y él lo niega todo, como resbalando por encima de las palabras porque conoce la realidad) por lo que ya sabía que iba a decir. Lo de la falta de comillas también es premeditado: forma parte del experimento.
    Agradezco tu análisis y seguimos leyéndonos. Un abrazo.

    Escrito el 29 noviembre 2016 a las 07:39
  28. 28. Isan dice:

    Hola Manuel:

    Estos experimentos con los signos de puntuación me encantan. Me gusta verlos y leerlos, pero soy incapaz de hacerlos o, al menos, jamás lo he intentado porque me vaticino un fracaso seguro. Creo que quien lo hace y bien como es el caso, denota un envidiable dominio de la sintaxis. Muchos ilustres escritores lo han hecho como Cela, García Márquez, Saramago, Proust o Beckett. No pretendo compararte con ellos, pero en algún momento se empieza, y tú lo has hecho.

    Entrando en el texto, me ha parecido un buen ejercicio de doble personalidad y de conflicto interior. Un texto con introducción, nudo y desenlace perfectos, que se lee de corrido, se entiende bien, se disfruta de la riqueza expresiva y que da para infinitas interpretaciones.

    Otras cuestiones más pormenorizadas ya te las han analizado y creo que casi todas con acierto. Especialmente me ha gustado el de María Kersimon que es una joya de análisis. ¡Qué envidia!

    Felicidades y seguiré disfrutando con tus relatos.

    Escrito el 29 noviembre 2016 a las 21:54
  29. Hola, Isan:
    Es un placer saber que te interesan mis relatos y agradezco tus palabras.
    Pues sí, en cuanto al contenido cualquier obra da para muchas interpretaciones, de hecho tantas como lectores tenga, muchas más, por supuesto, de las que el autor pretenda significar y en eso consiste el goce y misterio de la lectura. En cuanto a la forma, bueno seamos sinceros, en cuanto a todo, se hace lo que se puede. Has citado unos autores, premios Nobel en su mayoría, que en un momento determinado de su trayectoria, o en varios, han ensayado ese tipo de escritura y por parte de los lectores hay opiniones de todo tipo, buenas y malas. A mí me encanta porque parece que el autor tenga más libertad, esté más en contacto con la idea y se acople mejor a la vida, al fin y al cabo la función de un autor, cada uno en la medida de sus capacidades, es crear vida, ficticia, pero tan real como la auténtica y bajo esa óptica cada uno busca la mejor forma de expresarse y montar su obra. Ese grado de dificultad añadida a la hora de leer hay quien no lo soporta. Los puristas gramaticales denigran de ese tipo de escritura, pero yo pienso, bueno, no lo pienso yo, lo piensan personas que conocen el tema con muchas más profundidad que yo, que un escritor es un artista y debe tener libertad de forma a la hora de expresarse, que guste o no guste ya es otra cosa, al fin y al cabo para gustos, colores. A mí me encanta y soy consciente de que al leer bajo ese formato no se va tan deprisa como en el tradicional, se necesita emprender la lectura, tal vez con más sosiego, pero la satisfacción que te produce es enorme. A los autores que tu has mencionado yo añadiría uno por excelencia, un autor colombiano contemporáneo, aunque ya muerto, falleció en 2007: Germán Espinosa Valderrama. Escribió un monumento con el único recurso de la coma, “La tejedora de coronas”, una obra maestra. Si te gusta este estilo te la recomiendo.
    Saludos y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 29 noviembre 2016 a las 23:23

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