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La pesadilla de Ari y los susurros del destino - por Miranda

Web: https://mycatapultaliteraria.wordpress.com/

Se giró al escuchar el grito. En la penumbra de la habitación, recostada a su lado, Joyce observó a su marido, mientras se movía inquieto en la cama tras proferir el profundo grito, estaba segura de que soñaba con su pesadilla habitual.

Cuando gritaba siempre era ella quien se despertaba, el seguía durante un tiempo dando voces y moviéndose agitado, Le paso un brazo por encima y se abrazó a él para calmarlo y volvió a recordar la catástrofe.

El día de la tragedia, aunque para él finalmente fuera el de los milagros había empezado como casi todas las jornadas laborables, con el trasiego habitual y las prisas del desayuno, duchas y voces para que nadie olvidara nada.

El día anterior, su marido tenía previsto ayudar a su hijo mayor a rellenar los formularios escolares, pero había llegado muy tarde del trabajo y el niño ya estaba dormido.

Cuando Ari ya estaba dispuesto a salir, cerca de la puerta, en los suburbios de Long Island, escuchó la voz de su esposa gritando desde el piso de arriba:

—¿¡Llenaste los formularios para la escuela!?
—No te irás de la casa hasta que lo hagas, es el último día —sentencio Joyce.

Con resignación se sentó con su hijo a llenar los formularios y perdió su tren hacia el trabajo. Poco pensaba en ese momento de fastidio la importancia que tendría en su vida ese retraso.

A las 8:46am, aun se encontraba en la planta 78 cambiando de ascensor, cualquier otro día habría estado en su despacho de la planta 101 media hora antes. Cuando iba a entrar en el ascensor escuchó la explosión y olio el humo; lo primero que pensó fue en una bomba

En la confusión del pasillo, oscuro y lleno de humo, vio a una compañera de trabajo. Virginia tenia serias quemaduras y gritaba pidiendo ayuda.

—Ari ¡Por favor ayúdame! —Gritó ella entre alaridos de dolor— y hagas lo que hagas, no me dejes sola.

—Virginia, te lo prometo,saldremos de esto juntos.

Un encargado de seguridad los envió hacia la escalera de la izquierda la única que conducía directamente hacia la salida de la planta baja. Las otras escaleras terminaban en otros pisos que estaban llenos de gente que buscaba escapar del fuego y humo.

Ari acompañó lentamente a Virginia, de cerca pero sin poder tocarla por las múltiples quemaduras,

—Lo vas a lograr —le aseguraba—, si sientes que te vas a desmayar, tírate hacia adelante y cae sobre mí.

En el piso 75, Ari escuchó su teléfono móvil. Era su esposa que comenzó a llorar cuando contestó el teléfono. Joyce sabía que un avión se había estrellado contra el edificio de su esposo.

Nunca tenía señal en la oficina, en días normales. Pero aquella mañana del 11 de septiembre de 2001, pudo recibir aquella llamada en la escalera. Ese fue uno de los mayores milagros de aquel día.

Un momento después, ya no había señal.

Por muy extraño que parezca, el hecho de que su esposa supiera que estaba vivo, le tranquilizo

En el piso 50, Virginia ya estaba muy fatigada, él se pasó el resto de pisos animándola, dándole agua y distraiéndola contando los pisos que bajaban, contabilizandolos como pequeños logros.
Finalmente, llegaron al primer piso.

El encargado de seguridad les dijo que debían bajar algunos pisos más y salir por el garaje del edificio. Siguieron bajando los dos pisos que faltaban, pero desde la oscuridad una voz les dijo que no podrían seguir por el garaje. Volvieron al primer piso y consiguieron salir, fue otro pequeño milagro. Si hubiesen estado en el garaje en el momento del colapso del edifico habrían muerto.

Al otro lado de la calle, frente al hotel Millennium, Ari ayudó a su colega a llegar a una ambulancia para que la llevaran al hospital y comenzó a alejarse

—Ari, ven con nosotros —insistió Virginia

Pensó que probablemente sería psicológicamente bueno para ella, y recordó que le había prometido no dejarla, por lo que aceptó.

Así fue como se salvó de una muerte segura Unos minutos más tarde las torres colapsaron. Y muy pocos de los que se encontraban en el lugar sobrevivieron.

Él había ayudado a Virginia y ella lo había salvado a él llevándolo en la ambulancia.

Joyce recordó toda la escena como en una película rápida. Ari y Virginia lo habían descrito cientos de veces, la respiración de su marido se estaba pausando y Joyce abrazada a su él comenzó a adormecerse.

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8 comentarios

  1. 1. juanjohigadillo dice:

    Buenas noches, Miranda. La verdad es que aquella terrible experiencia, que todos recordamos con espanto, tuvo que ser de lo más traumática para quienes la vivieron. Solamente te aconsejaría que revisaras el uso de los signos de puntuación y los acentos, pues de estos últimos te has comido alguno, y respecto a las comas, me da la impresión de que te sobra alguna y, en otro casos te falta. También, al final del relato, ese “a su él” deberías haberlo revisado. Interesante relato, pese a que he de confesar que no me gustaría estar en el pellejo de sus protagonistas.
    Saludos desde Pucela.

    Escrito el 18 enero 2017 a las 20:17
  2. 2. Miranda dice:

    Gracias Juanjohigadillo.

    En cuanto lei los requerimientos de este mes, pense que tenía que contar algún instante impactante al que precediera un grito y enseguida pense en alguna catastrofe. Buscando por internet historias reales de atentados enseguida me salio el de las torres, leí unas cuantas historias y al final esta, que no se porque al leerla me dió un escalofrio, fue la que escoji. No se si he conseguido el reto, al final lo he estructurado o he pretendido estructurarlo como un episodio de pesadilla de una persona afectada por aquel suceso, utilizando el flashblack del recuero.

    Los nombres reales son Ari Shonbrun y Virginia DiChiara, que trabajaban en la misma empresa Cantor Fitgeradl, que era la que estaba en la planta 101 y murieron más de 600 compañeros.

    El problema es que la historia en principio me ocupo más de mil palabras, la verdad es que la he repasado varias veces pero conseguir rebajarla a 750 me llevó al menos cinco lecturas con recortes, intentando no perder la esencia de la historia, por eso se me colo ese su. De las comas y los acentos, ya se que son mi punto débil, aunque este texto en concreto lo he pasado por el lector de voz y no lo he detectado.

    De todas formas agradecería que me comentarais más si hay defectos de estructura, ritmo, ambientación, etc. ya que un comentario superficial de que revise las comas y los acentos a estas alturas (ya he participado en más de veinte escenas) no me aporta mucho. En ese sentido creo que el taller ha perdido nivel desde que no se mandan los tres textos que unos días para comentar, ahora en general y salvo excepciones los comentarios resultan bastante superficiales.
    De todas formas te agradezco que hayas pasado por aquí.
    Voy a intentar comentar mis tres siguientes y luego te buscaré para comentarte

    Saludos desde Zamora (España)

    Escrito el 18 enero 2017 a las 23:28
  3. 3. LUIS dice:

    Hola Miranda, soy luis(171) Bonito relato el que has construido. No es para menos tener pesadillas.Y la pregunta habitual ¿por qué yo me he salvado? Cosas del destino, es lo que solemos contestar. Felicidades. Un abrazo

    Escrito el 20 enero 2017 a las 18:52
  4. 4. Isolina R dice:

    Hola, paisana:

    La elección de la historia me ha parecido un acierto, sí. Lo que pasa es que a lo mejor en lugar de tres personajes protagonistas yo solo hubiese metido a dos. A la mujer de Ari no le hubiese dado tanto protagonismo. Hubiera aparecido en la historia, pero como un personaje secundario.
    Yo me hubiese centrado en el mismo día de la catástrofe y desde el punto de vista de uno de los dos compañeros de trabajo. Hacerlo a través de los recuerdos y de la pesadilla que intuye la mujer de Ari no me convence.

    Creo que eres un poco despistadilla. Lo de la acentuación y lo de las comas puede que sean tus puntos débiles, pero que se te olviden los puntos y aparte algunas veces solo puede ser por despiste. Es muy fácil dar el consejo de que se debe revisar muy bien el texto antes de enviarlo. Cuando uno es despistado, puede hacerlo mil veces y siguen colándose fallitos que no se ven.

    Eso mismo me parece que te ha ocurrido en dos párrafos seguidos en los que has cometido un error por despiste. Te lo explico después de copiarte el texto en cuestión:
    “El día de la tragedia, aunque para él finalmente fuera el de los milagros, había empezado como casi todas las jornadas laborables, con el trasiego habitual y las prisas del desayuno, duchas y voces para que nadie olvidara nada. / El día anterior, su marido tenía previsto ayudar a su hijo mayor a rellenar los formularios escolares, pero había llegado muy tarde del trabajo y el niño ya estaba dormido”. En el primero hablas de lo que fue para él el día de la tragedia y en el segundo de “su marido”. Así que Ari estaba casado con un hombre, ¿te das cuenta?

    Las cuestiones ortográficas te las puede arreglar un corrector de estilo, pero los despistes respecto a la trama no te los corrige nadie. Así que mi sugerencia es que sigas escribiendo y fijándote todo lo que puedas en lo que haces. A escribir se aprende escribiendo y leyendo.

    Espero que mis sugerencias te sirvan.

    Saludos.

    Escrito el 21 enero 2017 a las 01:12
  5. 5. Thelma Gardom dice:

    Hola Miranda,

    Como ya he dicho en otros comentarios, soy principiante, de hecho mi primer relato lo he escrito este mes pare el taller, así que no sé muy bien si mis comentarios son acertados pero aún así espero que te sirvan de ayuda.

    Tu relato me ha gustado porque me ha hecho recordar que cada vez que ocurre una tragedia de este u otro tipo, siempre pienso que todas las víctimas tienen su propia historia. En muchas ocasiones, algunas de dichas historias salen a la luz pública y nos hacen empatizar más si cabe con los afectados.

    Volviendo a tu relato, aparte de lo que ya se ha comentado sobre los signos de puntuación y acentuación, lo que más me ha llamado la atención es que al principio del texto da la impresión que vas a narrar la historia desde el punto de vista de Joyce y sin embargo, yo veo un cambio al punto de vista de Ari desde la frase “Cuando Ari ya estaba dispuesto a salir, cerca de la puerta, en los suburbios de Long Island, escuchó la voz de su esposa gritando desde el piso de arriba”. La narración prosigue desde la perspectiva de Ari hasta volver de nuevo al ángulo de Joyce en tu último párrafo. Creo que se debería mantener un punto de vista consistente a lo largo de todo el texto a no ser que se desee retratar como viven la misma situación diferentes personajes.

    Por otro lado, en la frase “Pensó que probablemente sería psicológicamente bueno para ella…” creo que sería mejor sustituir “probablamente” por “quizás”, ya que rechina un poco al oído tener otro adverbio acabado en -mente tan cerca.

    Por último, decirte que me ha gustado mucho la idea que has tenido de buscar una historia real y reescribirla, quizá utilice este recurso en un futuro. Muchas gracias por ello.

    Mi relato es el 143, si puedes, me encantaría que lo leyeras y me dieras tu opinión.

    Saludos, Thelma

    Escrito el 22 enero 2017 a las 20:39
  6. 6. Peter Walley dice:

    Hola Miranda,

    Me ha gustado como has llevado la parte del descenso de las escaleras, parece que estuviésemos allí. Lo que me ha sobrado un poco mas es el prólogo y el epílogo en la cama, me ha distraído algo de la historia principal en lugar de engancharme a ella.

    Te comento alguno de los acentos que faltan, por si te ayuda: olio, tenia, tranquilizo, contabilizandolos. Se dice ‘atrayéndola’, no ‘atraiéndola’, y falta el punto final a algunas de las frases.

    Saludos,
    Peter

    Escrito el 26 enero 2017 a las 22:42
  7. 7. Wolfdux dice:

    Hola Miranda,

    siento no poder dedicarle todo el tiempo que me gustaría a tu comentario pero trataré de darte mi opinión en formato concentrado. :·P

    Coincido con Isolina, hubiera presentado solo a Ari y Virginia, dejando a Joyce como mero trasfondo para la historia. Por otro lado, la trama no fluye, el ritmo del relato va a trompicones y pierde naturalidad. Los diálogos no aportan información importante para comprender la trama y creo que son uno de los motivos por los que el ritmo se ve afectado.

    No he podido acabar de disfrutar la lectura por los “despistes” que más arriba te han comentado, pero creo que con una buena revisión, el relato puede ganar mucho.

    Para terminar, coincido contigo en que el taller ha perdido “nivel”, me gustaba más el formato anterior. Pero es adaptarse o morir, jeje.

    Espero que no te moleste el comentario, he querido señalarte estas cosas, como has expresado en tu respuesta a Juanjohigadillo.

    Un abrazo.

    PD: Si algún día te entretienes a revisar este texto, estaré encantado de leerlo y volver a darte mi humilde opinión.

    Escrito el 29 enero 2017 a las 19:43
  8. Hola Miranda, la historia no es mala, siento que hay un personaje que sobra en el relato.

    Hay algunos signos de puntuación que se pueden arreglar (yo soy un desastre para ello).

    Saludos.

    Escrito el 1 febrero 2017 a las 21:44

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