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SIN RAZÓN - por MOT

Aquí estoy, un día más, catorce meses ya, tras la barra del Bar Tango, una pequeña cafetería en el barrio del roedor, la apartada e insegura zona de la ciudad donde nadie se fija en nadie, donde se vive y se deja vivir, donde no se hacen preguntas. Este trabajo de camarera es perfecto para mis… intereses, digámoslo así; el jefe casi nunca está, lo que me permite una elección perfecta, sin riesgos, sin que nadie se fije en mí, una típica camarera cuarentona con cara de amargada, y de pocas, poquísimas palabras, introvertida que no antipática. Se me da muy bien representar ese papel.

Desde mi primer día, cada mañana, exactamente a las doce menos cuarto, la ancianita viuda del pelo naranja entra por la puerta, me da los buenos días en voz alta y se dirige a la pequeña y vieja mesa del rincón, junto a la escalera que baja a los servicios y al almacén. Se quita el abrigo negro con botones de nácar, que lleva tanto en invierno como en verano, y lo cuelga del perchero con cuidado, no vaya a rasgarse — un día me dio por preguntarle, y me dijo que nunca sale de casa sin él, que es como una especie de talismán contra la soledad, regalo de su difunto marido—. Supongo que todos nos aferramos a algo para salvarnos a nosotros mismos, y, quién sabe, de nosotros mismos.

Me acerco a pedirle qué quiere tomar — aunque lo sé de sobra, forma parte de mi representación— y su respuesta es siempre la misma: «Un café con leche, corto de café, y un cruasán, por favor». Una vez he anotado la comanda, cosa que hago más que nada para aparentar, ella se queda sentada, pensativa, melancólica quizás, su mirada perdida hacia ninguna parte. Sin darse cuenta, de manera inconsciente, los dedos de su mano derecha juegan con la bonita y sencilla alianza que, nunca se la ha quitado desde entonces, la desposó hace ya más de cincuenta años. Eso me lo dijo un día de lluvia y viento, pues le recordó el día de su boda, en que no paró de llover.

Me llama la atención poderosamente el pequeño frasco de cristal que saca del bolso y pone encima de la mesa, al que observa durante largos minutos de forma extraña, mezcla de miedo y orgullo, de odio y deseo, con la mirada fija en el tapón. Lo abre, con delicadeza, y luego simplemente llora, en silencio, y vierte unas lágrimas dentro antes de volver a taparlo y guardarlo de nuevo en su bolso. Se calma al poco rato, me sonríe en la distancia y se come a mordisquitos el cruasán; en cuanto al café con leche, siempre deja media taza, nunca se lo termina.

Cuando se acerca a la barra para pagar, los ojos tristes y vacíos, con una sonrisa forzada en los labios, siempre me deja propina y se despide con un tierno y bajito «Gracias. Hasta mañana, si Dios quiere». Pero os confieso un secreto: hoy no depende de Dios, no, Él no tiene nada que ver en todo esto. Hoy depende de mí.

No hay ninguna razón, no tiene por qué haberla; los psicópatas no la necesitamos. Matamos…y ya está.

Y hoy le ha tocado a la viuda.

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7 comentarios

  1. 1. PerePaella dice:

    Hola, MOT
    Me ha gustado tu relato. Aunque el tema sea tan crudo como el de una psicópata que se dedica a asesinar a ancianitas solitarias y entrañables. Pero la verdad que perfilas muy bien a los dos personajes, y haces que la historia sea cercana y creíble, lo que pone un poco los pelos de punta jeje.
    Felicidades por el texto y nos seguimos leyendo.

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 14:30
  2. 2. Lapdog dice:

    Hola, MOT, comienza muy bien tu relato, pero por lo estrecho del espacio de palabras que nos limitan no te fue posible desarrollarlo más. El final es muy precipitado y sin preparación. Durante las primeras lineas no hay ninguna pista para saber que la protagonista es una asesina. Hay algunas cosas que se podrían cambiar como la siguiente frase: “Me acerco a pedirle qué quiere tomar” no usaría el pedirle qué…, sino tomarle la orden de siempre o algo así.
    Tal vez algunas revelaciones como: “Me dan lástima las abuelas sentimentales…, etc.” Además, por la forma que llevas el texto parece que por la decepción la abuela se va a envenenar con el contenido del frasquito. Eso me parece más lógico y dramático. Bueno, espero que me visites. Estoy un poco artás en el 219. Hasta pronto.

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 14:50
  3. 3. amadeo dice:

    Como lector opino: Me gustó mucho tu relato. Muy bien mostrada la anciana. Muy bien ubicadas las palabras de la consigna: no se las ve forzadas. Me gustó lo de guardar lágrimas en el frasquito. Buen final, aunque un poco abrupto. Felicitaciones

    Invito a leerme en el 217

    Escrito el 18 febrero 2017 a las 15:05
  4. 4. Maria Jesús dice:

    ¡Jolines, MOT! ¿Por qué te has tenido que cargar a la ancianita?Me ha dado mucha pena. En serio me ha gustado mucho el final, de verdad que no me lo esperaba.Un saludo.

    Escrito el 24 febrero 2017 a las 20:56
  5. 5. MOT dice:

    Hola a todos. Siento haberme retrasado en contestar, pero un catarro ha tomado el control…
    Me alegra que os haya gustado, para mí fue bastante difícil, tanto por la pauta como por el reto, y mi intencion era, más o menos, que no se olfateara ninguna pista durante todo el relato, a la par que buscaba precisamente un final seco, impactante, brutal, abrupto, inesperado, en plan “final-bomba”, como yo los llamo. Simplemente, al acabar el primer borrador me gustaba, y algo en mí me dijo que lo colgara tal cual. Pues hice caso a ese algo y ahí está el resultado. Me alegro si os ha entretenido unos minutos, y os doy las gracias por esos minutos…Saludos

    Escrito el 25 febrero 2017 a las 19:54
  6. 6. Marisa dice:

    Hola Mot. Gracias por leer mi relato y parece coincidimos por el gusto de el “final-bomba” como le dices.
    Respecto de tu relato, me ha gustado la descripción de la viuda y de la camarera. Al leerlo, entendí que le faltaba corrección en la construcción de oraciones, pulir el inicio de ellas. Luego lo corroboré cuando leí que lo habías colgado en crudo.
    El final me gusta, aunque opino que le falta una pequeña vuelta de tuerca manteniendo como está su secreto.
    Observaste, en mi relato, las oraciones cortas. Al respecto te comento que construyo (o al menos intento) las oraciones de acuerdo al ritmo de mi respiración. A tu relato le pondría algunas oraciones cortas, para mejorar o que afloren el ritmo y la tensión que la historia merece.
    Me gustó tu material, en mi humilde opinión hay materia prima para seguir experimentando.
    Saludos

    Escrito el 26 febrero 2017 a las 14:57
  7. 7. Marta dice:

    Hola,MOT, soy Marta (221)

    Pues impresionada me dejas si este es el primer borrador que hiciste de tu relato. Me encanta como describes la escena, manteniendo la curiosidad desde el principio para llegar a un final cruel que hace que todo el relato se tiña de negro.

    Las doce palabras obligatorias, están integradas de forma natural. No se que corregirte, solo sé que quiero seguir leyéndote.

    Un saludo, Marta.

    Escrito el 26 febrero 2017 a las 19:47

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