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La Cábala - por QuirogaB

Levanto el frasco por la mañana, minutos después de esperar en cama abatida, con la intención de continuar la cábala tan preparada, tan común en mis días de viuda. Parada, adelanto un pie sobre el otro y observo como la noche se desmantela con los primeros signos del sol, rociados sobre el piso de mi cuarto a través de la ventana que apunta al este. Parece que el día va a ser notoriamente naranja.

Me regalo por un minuto a la admiración y la cábala debe continuar, absorbo un puñado de aire pesadamente y avanzo, a la vez que se dibuja un contorno a la derecha de la puerta: la escalera matutina, aquella que me arroja con tanta ligereza al secreto de los días, a las ideas matutinas que me gobiernan. Tomo el camino de la derecha y sin previo aviso, el silencio se hace presente, me enjaula, me engatusa.

Soy claustrofóbica. Soy nostálgica.

Vuelo ruidosamente por la derecha en búsqueda de aire hasta encontrar el contorno “escalérico” ya conocido y descargo mis rufianes pasos por los doce escalones que me guían a la sala, rompiendo la distancia que existe con la cocina con otros dos gigantescos saltos. El silencio parece haber quedado rezagado en la imaginación de la habitación de arriba y por primera vez en el día, siento el frío de la cerámica, mis descalzos pies y la piel de gallina.

Tiemblo, apenas respirando sobre el miedo o algo peor, pero este miedo no se escurre ni disipa, no es el miedo que siento al ver un roedor (que es más un asco generalizado que un miedo) u otros animales, insectos, personas sin moral ni ética. Éste es un miedo animal, lleno de instinto y de sangre apurada.

En la cocina hay una radio que le perteneció alguna vez a mamá y la cual heredé una vez ella me dejó a las manos del destino, hace ya casi 17 años. Mamá tenía solamente música argentina, por una especie de nostalgia que contenía y yo no alcancé nunca a conocer, que me inculcó también el gusto en la matriz.

Nostalgia por un tango.

Prendo la radio para reorganizar el poco aire que pude respirar al ritmo de un tango lento, música espiritual si es que las hay. Luminosamente, puedo observar como el día también naranja en otras casas despierta otras sensaciones, los ruidos de la mañana, el caos de la vida cotidiana y la paz que los embarga en el fondo. Pero esa paz no es la mía.

El tango sobrevuela los anqueles de la casa y planea sobre los muebles, mientras observo pasmada el baile imaginario de un tango revuelto, tango tanguito, tango lleno de coraje. Días como hoy siento que quisiera ser tango, llenarme de coraje y disputarle esta soledad que me carcome al mundo. Días como hoy quisiera remontarme a una montaña y poder utilizarla como talismán contra el silencio, contra la mundanidad y la mugre que me recorre cuando me propongo a vivir cotidianamente.

El tango se canta, me decía mamá, en armonía con el sufrimiento, repasando con los pies las escamas del alma, evocando aquellos rincones que quedaron vacíos. Me siento totalmente abrumada, de nuevo, con la mañana y el día que me espera.

La cábala de avanzar me deja estática, hace ya 15 minutos, acá en la cocina contemplando un tango que termina tristemente, como todos. Como todo. Cada mañana despierto y busco la manera, contra todo pronóstico, de encontrar una alianza con mi cabeza, con el silencio aterrador, con las pocas ganas de seguir rodando en esta cábala. Mi cábala se traduce en llanto, en quietud, en cualquier cosa menos paz. Mi cábala comienza el día en que enviudo contra el mundo, en que me divorcio de todo lo que tengo y decido aislarme; comienza el momento en que comprendo que mi ansiedad todavía define mi depresión.

Brilla la luz solar en el jardín, desarmándose como todos los días de marzo en esta parte del mundo. Brilla la luz solar como parte de esta cábala infinita que me encierra, para nunca desarmarse cerca de mí.

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7 comentarios

  1. 1. Jacqueline Adamo dice:

    Hola!:)

    Me gusta la forma en la que transmites el dolor y el sufrimiento de la protagonista.
    El relato está muy bien escrito. No se hace pesado ni aburrido. Pero sí que algunas partes son un poco lentas y repetitivas (para mi gusto). Por ejemplo, en los párrafos centrales se repite demasiado la palabra tango, y en los últimos, cábala.
    Pero de todas formas eso no hace que dejes de leer.

    Me gusta el trasfondo de la historia que cuentas, aunque me hubiera gustado sentir más esa agonía y nostalgia de la protagonista. Meterme un poco más en su piel.

    Buen relato 🙂

    Escrito el 17 febrero 2017 a las 20:39
  2. 2. Maria Jesús dice:

    Un relato lleno de poesía y tristeza. Te ahogas con el sufrimiento de la protagonista. Me ha gustado.

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 11:46
  3. 3. Serena dice:

    Hola!
    El párrafo cinco “Tiemblo apenas respirando sobre el miedo…” me encantó. La contraposición entre párrafos como ése y otros en el que hay sólo una o dos oraciones me pareció muy interesante. Hay palabras que se repiten demasiado: tango por ejemplo.
    Ahora, me pasó algo con la palabra cábala: interpreto que la protagonista realiza una serie de acciones (respirar, levantarse, caminar) mecánicamente sólo para obligarse a seguir.Si es correcta mi interpretación tal vez correspondería otra palabra.
    Si nos apegamos a su definición se trata de un ritual que se hace con la esperanza de conseguir un objetivo o tener suerte. En este caso: entiendo que el objetivo sería tal vez…¿recuperar su paz?
    Para finalizar: Queda claro que la protagonista se encuentra en el momento en que el dolor no le permite ver más allá.
    Me gustó mucho. Saludos desde aquí.

    Escrito el 19 febrero 2017 a las 19:25
  4. 4. Débora dice:

    Muy bien transmitido el sentimiento de ahogo o angustia que envuelve a la protagonista. Tan solo me gustaría aportar que alguna frase en la que he tenido que interpretar la puntuación porque no me salía de forma natural al leerla por ejemplo en “Luminosamente, puedo observar como el día también naranja en otras casas despierta otras sensaciones…”, quizás sea solo una sensación.

    Me ha gustado mucho la historia.
    Un saludo.

    Escrito el 22 febrero 2017 a las 17:22
  5. Hola QuirogaB 🙂

    Acabo de leer tu relato y la verdad me ha sorprendido muy gratamente. Me encanta la manera como transmites ese dolor, esa ansiedad, depresión de la protagonista. Leyéndote el lector puede hasta padecerlo en su propia piel.

    Tienes un excelente don de palabra, sabes como describir las emciones de un modo extraordinario. Y usas unas comparaciones muy originales y trabajadas.

    En cuanto a darte algun consejo, te diría como te ha dicho Jacqueline, hay palabras que se repiten mucho en un espacion muy pequeño, como por ejemplo: tango y cábala.

    Y luego en la tercera fila hay un “como” que debería llevar acento:
    “observo cómo la noche se desmantela con los primeros signos del sol.”

    Y en el cuarto párrafo en la siguiente frase: “rompiendo la distancia que existe con la cocina con otros dos gigantescos saltos.” Creo que quedaría mejor poner: “que existe entre la cocina con otros…” para no repetir “con”.

    Por lo demas, creo que es un relato muy profundo y muy trabajado 🙂 ¡ENHORABUENA!

    Escrito el 24 febrero 2017 a las 09:32
  6. 6. Laura dice:

    Hola QuirogaB
    Me ha encantado tu relato, aunque recargas el uso de algunas palabras, ya señalado antes.
    Lo que más me ha llamado la atención, más que gratamente, es el uso que haces de adjetivos no convencionales para los sustantivos, lo que quedó de maravillas. Has logrado unas expresiones magníficas, a mi sencillo leer.
    Realmente, te felicito.
    Sigue escribiendo

    Escrito el 27 febrero 2017 a las 12:47
  7. 7. QuirogaB dice:

    !Literautas!

    Muchas gracias por pasar a leer mi relato, y por dejar regada tanta buena onda y crítica constructiva. Concuerdo con muchos de sus puntos y considero que sus aciertos de observación pueden impulsar mis relatos a nuevas alturas.

    Gracias.

    Escrito el 1 marzo 2017 a las 03:22

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