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El Mentiroso - por Jack Elkyon
— Me siento incómoda Manuel, parece que alguien movió este asiento –mi mujer se intentaba acomodar en el asiento del copiloto del automóvil último modelo. Una gota fría de transpiración me recorrió el brazo.
— Fue el guatón Mario, ayer tuve que ir a dejarlo a su casa — mentí para salvarme-– se tomó unas copas de más.
Todas las mañanas iba a dejar a Silvia a su trabajo. Cerré la puerta, puse en marcha el vehículo y partimos.
— Mi amor, hoy tienes que llevarme primero al supermercado, es el cumpleaños de la jefa y le vamos a hacer un pequeño ágape.
— Como tú digas –respondí. No quería discutir con ella esa mañana. Podía llegar unos minutos más tarde a mi oficina. Le tenía cariño a mi mujer, como una amiga, después de quince años de matrimonio no existía pasión entre nosotros. Pero no quería separarme. Los niños y ella me hacían sentir cómodo y a gusto en la casa.
Camino al supermercado, mi celular avisó un mensaje de whats up. Lo leí para callado en el primer semáforo en rojo. Decía: “Chanchito, fue una noche magnífica. El restaurante delicioso. Después, excelente la idea el hacer el amor en tu auto. Espero que el asiento reclinable no haya sufrido mucho…(carita feliz). A propósito, se me quedó la billetera con mis documentos debajo del asiento. Me lo guardas por fa… Te amo. Helena.”
¿Por qué había sido tan imprudente en escribirme? Ella sabía que estaba casado y que a esta hora voy a dejar a Silvia al trabajo. No entendía el propósito de su mensaje y menos aún que haya sido tan descuidada dejando sus documentos en el auto.
Luz verde.
— ¿Quién es tan temprano? — preguntó Silvia inquieta.
— De la oficina, no encuentran el diccionario de latín, nada grave – mantuve la calma.
— Cuidado, fíjate, te pasaste un semáforo en rojo, ¿Qué te pasa Manuel…?
Después de la intersección de las calles había un carabinero. Pasé a su lado pero no hizo ninguna señal para pararme y sacarme una infracción por la falta cometida. Un auto de lujo intimida tanto a la policía como engatusa a las mujeres.
Tratando de aparentar normalidad, como cuando el médico le anuncia a uno que se va a morir, pero perturbado y asustado por dentro, llegamos al supermercado. Le dije a mi mujer que la esperaría en el vehículo. Apenas la perdí de vista busqué la billetera de Helena. La encontré donde ella me había dicho, debajo del asiento del copiloto. ¿Qué hacer con ella? No podía dejarlo dentro de la cabina. La puse en el baúl del auto, medio escondida en el hoyo que hace la rueda de repuesto, camuflada debajo del tapete, por si había que poner algo atrás. Más tranquilo, esperé a mi mujer. Como ella se demoraba, escribí un whats up a Helena: “Mi corazoncito, ya tengo tus documentos y unas entradas al cine. Esta noche te paso a buscar, prepárate para otra velada en el auto…(carita enamorada). Te deseo, Manuel”. Con mi mujer me justificaría para no llegar temprano con un proyecto nuevo de trabajo o con una cena con un cliente.
Llegó al fin Silvia con sus compras empujando el carrito del supermercado que puso al lado del automóvil. Al verla, me pregunté ¿Hace cuanto que no intimábamos?
— Mira – me dijo por la ventana abierta y me mostró un antifaz–, es para que juguemos un rato. Te gustará. Abre la cajuela.
— No, echa todo en el asiento trasero, así es más fácil que te lo lleves después –respondí. Mientras más lejos estuviera de la billetera de Helena, mejor.
— Estás loco, estropearán los asientos de cuero…, con lo que cuidas el auto…, además, igual vamos a tener que cambiar una rueda, no ves que estás pinchado. Vamos, mi amor, abre el baúl, que yo te ayudo.
Buenos días: que relato más divertido, me ha gustado mucho, el tono de la historia, el uso del lenguaje y la manera como construyes la tensión, es muy tensionante, logra uno ponerse en los zapatos del personaje, y el giro del final es muy bueno. Nos leeremos en otra oportunidad.
Me parece un poco forzado. Podría haberse guardado la billetera, es ridículo ponerla en el baúl.
El mensaje que le manda Helena es demasiado detallado. Entiendo que querías dejar en calro lo que pasó, pero podría haber sido un poc más sutil.
No me queda claro el final. si querías poner que la mujer lo descubrió no quedó claro, y suena como si faltara una vuelta más de tuerca. Y si es otra cosa, no lo entendí.
Por lo demás, más allá de algún detalle, el cuento está bien escrito.
Nos leemos pronto.
Hola Jack
Muy bien llevado hasta el final, aunque lo que entiendo por el desenlace es que el narrador es más cobarde que mentiroso, a pesar de que da indicios de todo lo contrario aquí y allá. Entonces, las mentiras que cuenta serían hasta piadosas. Con todo, es un buen trabajo.
Hasta la siguiente
Pierre
hola me imagino al manuel acongojado, jaja un entretenido relato que me ha divertido gracias saludos.
Hola
Intrigante relato el tuyo. El personaje principal, el que pone los cuernos, es un caradura mentiroso que recibe, en apariencia, su merecido, justo al final. Bien tramado e hilado, buen trabajo.
Un saludo
Hola Jack. Aquí de visita por tu relato y que grata sorpresa, me ha gustado mucho. Conseguiste meterme en el papel del personaje y me gusto mucho como llevaste la historia hasta el final.
Quizá me pase por tus relatos y consiga aprender algo de lo que me contaste en el mio. Muchas gracias.
Muy simpático tu relato Jack, terminas de leerlo y queda una sonrisa en los labios.
Hola Jack.
Creo que puedes haber sido más sutil con la doble vida de tu personaje.
Me gusta como la has ido llevando.Creo que Helena quiere que la mujer se entere con tantas pistas y mensajes para provocar la separación.
Bien escrito, sin grandes cuestiones a mi escaso entender.
Sigue escribiendo
Gracias a todos por los comentarios. A Gaugner le digo que tiene razón, voy a cambiar la billetera por una mochila, lo hace más creíble. Y le confirmo a Laura que efectivamente Helena al parecer se sale con la suya, el mentiroso resulta encajonado por las dos mujeres.
Hola Jack: Tu relato me ha gustado mucho, me he imaginado la escena perfectamente, además es un caso de doble vida que seguro se está dando en muchas familias. Felicidades. Si te interesa yo estoy en el 101. Un saludo.