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Encuentro - por Ivric Emde

Las tormentas siempre me causaron gran inquietud. La de anoche fue particularmente aterradora. La antigua cama de la posada chirriaba cada vez que daba vueltas. El sueño no vendría a mí esa noche. Por eso decidí prender una vela y dirigirme a la sala común del hospedaje, anhelando la compañía de algún otro huésped desvelado.
Cuando bajaba las escaleras una sombra se cruzó en mi camino de forma fugaz. Mi vela se apagó. “¿Hay alguien ahí?”. No hubo respuesta. Saqué un fósforo del bolsillo para restablecer mi fuente de iluminación. No vi a nadie a mi alrededor. Habría sido el gato de la casa alterado como yo por la tormenta.
Llegué al salón y aunque el fuego estaba encendido no ví a nadie. Cuando me acomodé en el sofá una fuerte tos sonó detrás mía. Me incorporé de golpe.
Disculpe si le he asustado – una mujer acababa de entrar en la habitación – estoy buscando mi pañuelo, no habrá visto usted por aquí un pañuelo de seda?
Le contesté que no había visto su pañuelo pero que podía prestarle el mío. Ella se mostró muy agradecida y me dijo que se llamaba Demetria. Se sentó en el sillón de al lado. Le confesé mi aversión a los rayos y los truenos con temor a que se riera de mí. Sin embargo esto le animó a hablarme sobre ella. Había nacido en el pueblo, en una casa a las afueras. Hasta que el verano pasado, en una tormenta similar, su hogar quedó reducido a escombros por un rayo. Solo hubo daños materiales. Ella y sus familiares resultaron ilesos.
Un ataque de tos interrumpió su relato. Añadió que en vez de reconstruir su casa decidió mudarse al sur del país por su delicado estado de salud. Ahora estaba de paso, alojada en la posada por una noche. Pasamos a charlar sobre la región, los lugareños, las costumbres. La conversación se hizo tan amena que olvidé la tormenta y los ataques de tos de Demetria cada vez eran menos frecuentes.
Los primeros rayos de sol me despertaron en el mismo sofá donde había pasado la noche. Las velas se habían consumido y el fuego se había apagado. Me asomé al exterior y me encontré con un día veraniego que nada tenía que ver con la noche anterior. Con un estado de ánimo renovado decidí salir a dar un paseo y explorar los alrededores.
Tomé un sendero paralelo a un riachuelo y me entretuve buscando bayas. Me había desviado bastante del camino cuando llegué a un páramo en el que había una casa en ruinas. Vi a lo lejos un granjero que había conocido en la taberna del pueblo el día anterior. Le hice señas con la mano y se acercó.
Conoció usted a una mujer llamada Demetria que vivió en el pueblo? – Pregunté.
Sí, sí. La conocía. Desde pequeña. Pude ver como la enfermedad la fue deteriorando.
Y fue aquí donde vivió?
Fue la casa de su familia. Habían estado pasando sucesos raros en ella. Hasta que una tormenta la destrozó el verano pasado. Eso fue lo último que se supo de esa gente, que sobrevivieron y huyeron del pueblo. Nadie sabe dónde están ahora.
Sí. Yo lo sé. En el sur del país. Al menos Demetria vive ahí.
El hombre se echó a reír (“Que Demetria vive ahí? jaja”) y me dijo que eso era imposible. Con un gesto me dijo que le acompañara. Rodeamos las ruinas de la casa hasta lo que hubiera sido un patio trasero. Ahí me señaló un plancha de piedra en el suelo. A pesar de la erosión y el abandono aún se podía leer una inscripción con la fecha de diez años atrás y el texto “Demetria Dreyfus, Descansa en paz”. Detrás de la lápida, mi pañuelo de seda.

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6 comentarios

  1. 1. Héctor Romero dice:

    Entretenido tu relato Ivric, me ha gustado bastante, logras meternos la ambientación en la cabeza. Sigue escribiendo tienes calidad. atte. vecino 83

    Escrito el 17 mayo 2017 a las 17:19
  2. 2. Yoli dice:

    Hola, Ivric.
    Muy bueno tu relato, está muy bien escrito y es muy descriptivo. Me ha gustado el detalle final del pañuelo.
    Cuando hablan los personajes, yo pondría los guiones largos, quedaría mejor.
    La frase “La de anoche fue particularmente aterradora.” yo pondría “La de está noche es particularmente aterradora” pues tu relato transcurre en el presente.
    Saludos.

    Escrito el 18 mayo 2017 a las 09:27
  3. 3. Auxi Morata Alegre dice:

    Hola Ivric, soy tu vecina del relato 84, por si te quieres pasar.

    A ver me ha gustado la ambientación de tu relato, tal vez un poco tópico el final pero eso no significa que quede mal, es un relato ameno y entretenido.

    Eso si ten cuidado con los diálogos, márcalos con guiones largos al principio y cuando vas a hacer una anotación.

    Sigue escribiendo, nos leemos! Un beso!

    Escrito el 19 mayo 2017 a las 11:58
  4. 4. Maria Jesús dice:

    Hola Ivric, un relato muy curioso, sencillo y fácil de entender, aunque debes señalizar los diálogos con guiones para distinguir cuando hay una conversación.Salvo este detalle, me ha gustado mucho la trama. Un saludo.

    Escrito el 20 mayo 2017 a las 20:13
  5. 5. Berundgaar dice:

    Muy bueno, sí señor. Muy fácil de leer y bastante entretenido.
    He empezado a sospechar algo cuando el protagonista hablaba con ella en la sala y sobre todo, cuando al amanecer se ha despertado solo.

    ¿Te puedo sugerir un par de cosas?

    Al principio, “La antigua cama de la posada chirriaba cada vez que daba vueltas”…parece que es la cama la que da vueltas. Podrías haber puesto “cada vez que me giraba”.

    Tú puedes pensar que se entiende a la perfección, pero ten en cuenta que sólo tú sabes lo que tienes en la mente. Los demás únicamente tenemos tus descripciones.

    Bueno, y nada más. Veo que los compañeros ya te han dicho lo de señalar los diálogos.

    La verdad, aparte de esos pequeñísimos detalles, está sencillamente, genial.

    Enhorabuena.

    Si te quieres pasar por el mío, estoy en el 70.

    Un saludo y espero leerte en las próximas entregas. Hasta pronto.

    Escrito el 30 mayo 2017 a las 08:54
  6. 6. Taysuke dice:

    Hola Ivric,

    He aceptado tu invitación y aquí estoy! (Más vale tarde que nunca). Poco puedo añadir a lo que han comentado los otros compañeros, sí que hay detallitos mejorables pero como es un relato fantástico uno se olvida de ellos en cuanto sigue leyendo. La narración es muy agil y fácil de entender y las descripciones son una delicia. Desde luego las virtudes superan ampliamente los pequeños detallitos.

    Ha sido escalofriante, estaba deseando que llegar al final que nos has regalado. Mi mente pensaba “¡por favor que sea un fantasma!”. Simplemente exquisito.

    ¡Gran trabajo, sigue así!

    Escrito el 31 mayo 2017 a las 15:17

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