Literautas - Tu escuela de escritura

¿Cómo superar las dudas y los miedos que nos surgen al escribir?

En cualquier proceso creativo, es normal que nos entren dudas, pero no debemos dejar que nos dominen o nos bloqueen.

Si llevas un tiempo por aquí es posible que ya sepas que, cuando era mucho más joven, pasé por un bloqueo creativo bastante fuerte. Durante años fui incapaz de terminar —y muchas veces incluso de empezar— las historias que quería escribir. Cada vez que lo intentaba aparecían las dudas, los miedos, las comparaciones… y esa sensación tan paralizante de que lo que salía en la página no estaba a la altura.

La parte positiva de ese proceso fue que me llevó a investigar y estudiar más a fondo sobre escritura y creatividad, y así acabó surgiendo el proyecto de Literautas. Pero, a pesar de que trajo algo bueno consigo, fue un camino doloroso, tardé tiempo en superar el bloqueo y nunca lo habría hecho sin ayuda. Por eso, y porque llevo una temporada algo más introspectiva, he querido compartir en este post algunas claves que me ayudaron a salir de ahí, y que me permitieron volver a disfrutar escribiendo.

En realidad las dudas no han desaparecido. Siguen ahí. Pero he aprendido a convivir con ellas y a que no se interpongan entre mi escritura y yo.

1. Entiende que no te pasa solamente a ti

Estos miedos e inseguridades que aparecen al escribir son más comunes de lo que parece. Nos pasan a muchos, incluso a escritores consagrados. Saberlo ayuda a poner las cosas en perspectiva y a no sentirse tan solo. Como comentaba en el boletín de esta quincena, hasta el mismísimo Mario Puzo pasó por el síndrome del impostor.

2. Asume que la primera versión de tu historia será mala

Y posiblemente la segunda, y la tercera… Para empezar a ser aceptable, cualquier texto necesita tiempo. Aprende a construir tus historias poco a poco, aceptando que no serán lo que esperabas de buenas a primeras. Revísalas unas cuantas veces y, cuando hayas terminado, vuelve a revisarlas.

3. Si te comparas con otros, hazlo bien

Es habitual que tengamos la tentación de comparar nuestros escritos con los de otros, sobre todo cuando leemos un libro de esos que nos atrapan y nos fascinan a la vez, esos que cierras con la sensación de: “Cómo me gustaría escribir algo así, pero yo nunca seré capaz”. Cuidado con esa trampa, porque pensar de esa manera solo conduce al bloqueo, a una espiral de la que cuesta mucho salir.

Así que, ¿por qué no lo enfocamos de otra manera? Has leído algo que te ha gustado muchísimo, que te ha emocionado. Genial. Pero piensa que ese libro tampoco salió así a la primera. Su autor también se equivocó, reescribió, dudó y trabajó hasta llegar a ese manuscrito que, finalmente, se convirtió en un libro publicado. Y si él (o ella) pudo, ¡tú también!

Si te ha gustado ese libro, no te compares: aprovéchalo en tu beneficio. Vuelve a leerlo, tantas veces como necesites. Pregúntate por qué te gusta tanto, analiza qué recursos utiliza, cómo están construidas las escenas, los diálogos, los personajes… Y poco a poco, casi sin darte cuenta, empezarás a incorporar todo eso en tu propia escritura.

4. Recuerda que escribir es un oficio

La idea del escritor como artista atormentado al que las musas visitan a capricho nos ha hecho mucho daño. A nadie le sorprende que una persona que quiere aprender a tocar un instrumento se pase horas y horas haciendo escalas o ejercicios básicos de solfeo. Tampoco se espera que una persona que va a clases de dibujo consiga que su primer óleo sea una obra maestra. Antes tendrá que aprender técnicas, manejar la perspectiva, crear sombras y profundidades, y un largo etcétera.

Con la escritura pasa lo mismo. Somos artesanos aprendiendo el oficio, y para ello tenemos que seguir formándonos, entender las reglas de la escritura, descubrir nuevas herramientas y experimentar con todo ello hasta empezar a lograr un estilo propio.

5. Lee como un escritor/a

Ya que escribir es un oficio, los libros que leemos son una fuente valiosísima de información para aprender y mejorar. Pero tenemos que acercarnos a ellos no solo como lectores, sino también como escritores, siendo capaces de fijarnos tanto en los detalles como en el conjunto: la estructura, los personajes, el tema, las tramas, los recursos literarios… En fin, analizar qué es lo que nos parece que funciona y qué no, para extraer conclusiones que luego podamos aplicar a nuestros propios textos. No se trata de copiar, sino de aprehender los entresijos de la palabra escrita.

6. Sé amable contigo mismo/a

Si eres una persona autoexigente, es posible que nada de lo que hagas te parezca nunca lo suficientemente bueno. Pero recuerda que esto es algo que les pasa incluso a los más grandes, y que nadie te ha pedido que alcances la perfección. Permítete fallar, permítete ser imperfecto/a y vulnerable. Eres un ser humano que está aprendiendo, como todos.

Simplemente, sigue trabajando. Hazlo lo mejor que puedas y siéntete orgulloso/a de ello, porque es más que suficiente. Y, si en algún momento te parece que no lo es, piensa en el siguiente punto.

7. Recuerda por qué escribes

Seguro que en algún momento de tu vida tomaste la decisión de empezar a escribir, aunque fuera hace tanto tiempo que ya no lo recuerdes. A lo mejor lo hiciste porque te gustaba mucho leer y las ideas empezaban a surgir en tu cabeza. O por el simple hecho de que te relajaba, te parecía divertido o era algo que se te daba bien. No importa.

Intenta recordar por qué lo hiciste, qué emoción despertaba. Y agárrate a esa emoción cada vez que sientas que flaquean las fuerzas. Vuelve a ella y disfruta del proceso, porque, como decía el gran poeta, se hace camino al andar…

8. Habla con otros escritores

Escribir puede ser una profesión muy solitaria e introspectiva. Formar parte de un grupo de escritura (ya sea presencial o en línea, como el que ha surgido en esta web) nos ayuda a compartir emociones, ideas, consejos… y a mantenernos motivados y con ganas de escribir.

Cuando creé esta página, allá por 2012, mi intención era ayudar a otros en su camino. Pero lo cierto es que hoy puedo afirmar que con Literautas he recibido tanto o más de lo que yo le he dado.

Así que no te cortes y déjame tu opinión en los comentarios: ¿también sientes que, a veces, las dudas te bloquean al escribir? ¿Tienes algún truco para superarlas? ¿Qué te parecen los míos?

¡Feliz escritura!

Nota: la imagen de este post ha sido generada por IA.

Comentarios (2):

Patricia Redondo

01/08/2025 a las 11:55

Hola Iria y compañer@s!!! Que tal van pasando el verano en el hemisferio norte y el invierno en el sur ?? Yo como estoy en España, más concretamente (por cierto ¿esta expresión es correcta? ¿”más concretamente” ? me suena rara nada más escribirla….). Bueno que me voy por las ramas…en Madrid, estoy en Madrid y esto es un horno…como todos los veranos (hay una expresión que dice: “Madrid nueve meses de invierno y tres de infierno”, pues eso).
Sobre los miedos al escribir, puesss en mi caso no tengo muchos. No tengo objetivos de profesionalizar mi escritura así que eso no me crea presión. Comentaré que empecé a escribir hace realtivamente poco tiempo, no soy escritora vocacional del tipo desde pequeñita, toda la vida etc…que va! más bien lo contrario, empecé a escribir ya madurita. Y lo hice por necesidad. Por necesidad terapéutica. Encontré que escribiendo liberaba gran parte de mi ansiedad, o de mi tristeza a veces, o de mi sensación de soledad. Así que en lugar de darme miedo lo que la escritura hacía era exorcizar los míos…
Con el tiempo me picó el gusanillo de escribir algo de ficción y ya que me ponía a ello pensé que porqué no lo hacía con algo de “gracia”. Así que me apunté a algún curso de escritura creativa que me dió herramientas, los recomiendo vivamente para empezar a escribir. Hay quien dice que no valen para nada, pero yo no estoy de acuerdo. A mi me dieron herramientas, ejercitaron los músculos de mi imaginación, que estaban bastante oxidados, y me abrieron al público, reducido, pero público al fin y al cabo.
Ahí, en abrirse al “público” es donde reconozco que empiezan los “mieditos”, por que sabes que te expones, que te van a “juzgar” (no es nada malo que te juzguen”, es parte del ejercicio del lector, inevitable, esto me gusta, esto no me gusta, esto me emociona, esto me aburre…).
Y claro te preocupas, le das mil vueltas, quieres escribir algo que al lector le suscite como mínimo interés… y está bien que así sea.
De los cursos pasé a participar en blogs y en concreto di con este, que es el más me impulsa.
Yo escribo por placer pero reconozco que este es un placer por momentos masoquista. Porque esto de escribir no es nada fácil y a veces te saca de quicio, y te remueve, y te da dolor, en fin, que voy a contar que no se sepa…Pero sigan, sigan escribiendo por favor, aunque a veces les incomode. Recuerden que como mínimo hay siempre un lector que está atento a sus palabras, y eso es mucho, pero mucho mucho!!!
Un abrazo a tod@s y a seguir escribiendo!

Daniel Calleja

01/08/2025 a las 18:09

Hola Iria y compañer@s. Les cuento que acá por Montevideo pasamos del crudo invierno a la primavera en cuestión de horas.De las heladas que blanquean todo el campo a una temperatura propia para pasear en mangas de camisa. En fin.No nos vayamos por las ramas.
Yo empecé a escribir bastante joven, tanto que no recuerdo cuando fue. Tal vez en la lejana pre-adolescencia. Ya estoy por cumplir sesenta. Mi mayor miedo a la hora de escribir es quedarme sin ideas. Por suerte hay muchos ejercicios diferentes para esos momentos en que las mismas no acuden. Y el taller de murga del que formo parte, un continuo desafío a la creatividad, y por supuesto, los retos mensuales de literautas, algunos demasiado inspiradores. Varios me han permitido crear más de un cuento. Y uno en especial, el de la adivina, me inspiró la idea central para una novela que comencé a escribir en diciembre y ya está en la fase de lectores beta, gente amiga que me da una mano para ver errores, más que nada incongruencias y fallos de continuidad. Soy bastante exigente a la hora de juzgarme, aunque confío mucho en lo que hago. He recibido muchos comentarios, la gran mayoría buenos. No sobre la calidad literaria, algo reservado a los estudiosos del tema. No y no me preocupa. Me cuentan que los relatos le dan ganas de seguir leyendo, que los finales suelen sorprenderlos, que se nota que escribo desde el corazón. Y eso es mucho más importante. Otra vez me estoy yendo de tema. Otro miedo que tuve y ya superé, gracias a los años de práctica y el esfuerzo de estudiar y aprender, casi siempre con libros(y los fascículos del Taller de escritura Salvat, que esperaba ansioso cada semana), es el de no sentirme capaz. Pensar que no valía la pena, para qué esforzarse tanto, nunca iba a llegar a nada, etc. Sin embargo, nunca pude dejar de escribir y leer. Tan necesario como respirar. Si nadie lo lee no es tan importante. Por supuesto, nada mejor que el intercambio con los lectores.
Compararse con otros suele ser inevitable. Saber que no estamos a su altura debería impulsarnos a seguirnos formando, aprendiendo de ellos y nunca ponerse como meta llegar a ser tan buenos. Alguna vez lo intenté y resulta muy frustrante. Competir con uno mismo, ser mejor escritor cada día: esa es una meta más realista.
El miedo no puede ser un freno. Si no estás conforme con tu trabajo, hazlo mejor. Estudia, experimenta, reescribe cuántas veces sea necesario.
Sé amable contigo, pero no condescendiente. Saludos para todos desde Montevideo,Uruguay, mi lugar en el mundo.

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