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Hecho de libros - por Edena Ruh

Web: http://relatandome.wordpress.com/

Bajo un montón de libros vivía un joven. No un montón desordenado, inestable, quebradizo, ni tampoco un montón húmedo por las lluvias, incómodo y deshecho, sin nada en qué sentarse o en qué comer: era una casa hecha de libros, y para él no había un hogar mejor.
Tenía una puerta pequeña, de madera lisa, con una manija dorada y brillante en forma de libro, como no podía ser de otra forma. La puerta se abría a un amplio salón, en el que esperaban varios cientos de libros apilados a diferentes alturas formando un sofá y una mesa de lectura sobre la que siempre descansaba una pequeña lámpara de aceite. Todos los muebles de la casa consistían en diferentes agrupaciones de ediciones de bolsillo, en cartoné, libros de viajes, biografías… perfectamente distribuidos siguiendo un orden perfectamente lógico: los libros de recetas en la cocina, los de historia formando los muros y los científicos o de consulta, en la estantería, ¿dónde si no? Se podría decir que todo eran libros a excepción, eso sí, del joven Guildo y del pollo de dos kilos que estaba a punto de comerse y que, doy fe, no se parecía en nada a un libro, eso sería absurdo.
Aquella mañana, como cada quince de junio desde hacía cuatro años, llamaron a su puerta. Echando la vista atrás y repasando las lecturas de los últimos dos meses, podríamos asegurar que esta vez estaba preparado. Comenzó con Las aventuras del intrépido caballero del Norte (Edición en tres tomos), Viviendo entre dragones y El guerrero que hay en ti para mentalizarse completamente y empezar a pensar como un auténtico aventurero. Después vinieron algunos libros más prácticos, con conocimientos útiles para cualquier expedición como Manual de supervivencia en bosques y páramos o Raíces comestibles para flojos de estómago. Incluso había encargado una espada de doble filo y mango en cruz como la de Sir Duncan el Alto y había memorizado todos los movimientos que realizaba el caballero en cada una de sus aventuras. Por lo que podríamos decir que sí, esta vez se consideraba preparado.
Tres golpes secos seguidos de la fuerte voz del Capitán.
—¡Guildo!, abre muchacho. Partimos en una hora.
Si conocierais la mitad que Guildo sobre el Capitán, podríais haceros una idea del peso de esos tres golpes en su puerta. El Capitán probablemente fuera el hombre más respetado del pueblo, de la comarca y puede que del Reino, y motivos no le faltaban, dado que era él el encargado de convertir a los jóvenes en hombres. Cada año, reunía a todos los chicos que hubieran cumplido dieciséis años y durante seis meses los ponía a prueba en El Bosque de las Sombras, dónde debían demostrar que habían dejado atrás su niñez.
Guildo había cumplido los veinte un mes atrás y lo más cerca que había estado del Bosque de las Sombras… a decir verdad, siempre había estado a la misma distancia, puesto que en su casa tenía comida y libros, ¿quién necesita nada más?
Al otro lado de la puerta se escuchaba la tierra crujir bajo las botas del Capitán y ese sonido le puso tenso, como si toda la coraza que llevaba tanto tiempo preparando y el valor que había acumulado durante los últimos meses se desquebrajara en mil pedazos. Apartó la mano de la manija, y se derrumbó contra la puerta.
—Guildo, debo partir hacia el bosque. Si te ves capaz, en una hora partiremos —el sonido de los pasos era cada vez más tenue.
Cuando apenas se oían las botas del Capitán, Guildo se oyó decir:
—El año que viene, tal vez —no era una afirmación, era una súplica.

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1 comentario

  1. 1. Nabiki dice:

    Hola! Me ha gustado tu escrito 🙂 Lei unos pocos de este reto y la verdad es el único que me mantuvo hasta el final; está bien escrito. No sé como se diga, gramática, sintáctica, etc, como sea que se llamen los parámetros del buen escribir. Así que no me queda más remedio que ir a chusmear tu blog
    Saludos!

    Escrito el 10 agosto 2013 a las 23:31

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