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Zoe - por Milenia

Web: http://www.rociodejuan.com

—Ha llegado la niña, señora.

—Su nombre es Zoe. Recuérdalo, Jacob. ¿Cómo es?

El criado dudó unos momentos eternos.

—Extraña. Ha dicho… —volvió a titubear—… que si no hay libros en la casa, no se queda.

La señora, acomodada en un sillón de la estancia, cuyas paredes estaban ocultas por anaqueles rebosantes de libros, sonrió.

—Entonces me parece que querrá entrar. ¿A qué esperas para presentármela?

Seis meses antes, Zoe andaba a paso vivo por las calles del Antiguo Barrio de las Plegarias. La mañana estaba fresca. Se dirigía a una gran plaza ajardinada donde un grupo de mujeres de mediana edad pintaba al aire libre. En un extremo de la plaza había también una casita encalada.

Zoe entró en la casa. Era la biblioteca del barrio pero, por falta de presupuesto, los mismos vecinos hacían turnos para ejercer de bibliotecarios. Allí, sentado detrás de la pequeña mesa de pino, Zoe encontró al tío Waldo.

Estaba ocupado haciendo volar algunos libros. Se movían como un enjambre multicolor, describiendo círculos en torno a la cabeza del hombre, que mantenía los ojos cerrados. Movía los dedos de la mano derecha sobre la mesa, como si marcase un compás. Su rostro de pez luna estaba radiante. Cuando abrió los ojos y miró a Zoe, ella llevaba varios minutos observándole.

—Me extraña que todavía no te hayan descubierto —dijo la niña.

—Sabía que estabas ahí —se defendió él. El cambio en su tono provocó que los libros aumentasen la velocidad de su giro.

—Déjales, ya les has aireado bastante —Zoe hizo un pequeño movimiento con su mano derecha y los libros salieron ordenadamente del enjambre, colocándose uno a uno en las estanterías azules. A pesar de que el recinto era pequeño, podía haber más de mil libros entre aquellas cuatro paredes.

—No ha estado mal, ¿verdad? —insistió al ver que su tío no la había elogiado—. He practicado mucho. Podría tener un turno en la biblioteca.

El tío Waldo hizo una mueca y su camisa se ciñó a la redonda tripa.

—El año que viene, tal vez.

Se levantó y se dirigió hacia la pared que daba al este. Sus dedos gruesos tantearon buscando un libro en una de las baldas. Algunos de ellos se agitaron en un gesto cómplice al tío Waldo, que les correspondió acariciando sus lomos. Se volvió y le tendió el ejemplar a su sobrina, al tiempo que le dirigía una mirada de orgullo. Zoe sólo tenía diez años, pero manejaba la afinidad con la misma soltura que conjuradores que le triplicaban la edad. Tenía el don de la familia, el mismo por el cual habían ajusticiado al padre de Zoe y habían perseguido a Waldo por toda Asia, hasta recalar en aquella ciudad oriental, donde había ocultado al Libro de los Libros en el mejor de los escondites posibles: una humilde biblioteca de barrio.

Zoe había estudiado ese libro con su tío, aprendiendo el significado de cada uno de los símbolos que allí se representaban. El tío Waldo le enseñaba con impaciencia, pero también le concedía momentos de asueto y entonces Zoe podía pedir un libro a la biblioteca:

—Quiero uno de aventuras con risas, amor y magia.

Y en aquella ocasión el afortunado ejemplar que voló a sus manos había sido “La princesa prometida”.

Hoy, sin embargo, el tío Waldo no estaba para recreos. Iban a terminar la última página del Libro de los Libros, donde se encontraba la clave para encontrar a otros conjuradores. Cuando finalizó sus explicaciones, se lo hizo repetir punto por punto a su sobrina.

—¿Te acordarás?

—Sí, tío Waldo.

—Bien, entonces recuerda otra cosa: nunca estarás sola siempre que haya muchos libros a tu alrededor. Los conjuradores “los necesitan”.

Y tras estas sorprendentes palabras, sacó una caja de cerillas del bolsillo de su pantalón y, dejando en el suelo el Libro de los Libros, lo hizo arder hasta que quedó reducido a cenizas que revolotearon por toda la estancia.

Una noche, días más tarde, se llevaron detenido al tío Waldo. Los hombres preguntaron por la niña a la vecina, pero ésta no les supo dar razón de ella. Cuando se fueron, la señora se dirigió al armario donde había ocultado a Zoe y le indicó que podía estar tranquila. La llevaría a un centro de acogida, tal y como había prometido a su tío si le sucedía algo, y allí le proporcionarían un nuevo hogar. Y, sí, aunque no entendía esa condición, le buscarían una casa llena de libros.

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4 comentarios

  1. Me ha gustado tu relato. Me ha sorprendido el giro hacia lo fantástico que das al presentar la biblioteca, y aunque he de reconocer que no es una temática que me atraiga, has mantenido el tono, no has empezado a hacer llover estrafalarios hechizos y personajes rocambolescos. Me ha gustado sobre todo eso, una temática fantástica tratada con mesura, y una relación entre los personajes que, a pesar de la brevedad dentro del relato, se ve trabajada. Además, me parece muy bien escrito. Yo corregiría un par de detalles, como usar en la misma frase las palabras “biblioteca” y “bibliotecarios” y la expresión “no les supo dar razón de ella”, que aunque correcta, no me termina de sonar natural. Por lo demás, insisto, has conseguido que me guste un relato de una temática que suelo rehuir. ¡Enhorabuena!

    Escrito el 27 junio 2013 a las 17:53
  2. 2. Milenia dice:

    ¡Hola David! Has sido muy generoso acercándote a comentar, como este mes (en realidad, el anterior también) sólo he tenido dos comentarios, te considero el tercero y me animas mucho!!
    Bueno, te confieso que lo colgué sabiendo que calzaba más bien la sinopsis de una novela fantástica (o su inicio) en lugar de un relato, pero la inspiración se resistió al género breve.

    Ya comprobarás que me encanta lo fantástico, aunque intentaré probar otras cosas por aquí para practicar.

    ¡Corro a leerte! Un abrazo,

    Rocío

    Escrito el 29 junio 2013 a las 19:28
  3. 3. Abbey dice:

    ¡¡Hola!!. Vaya, ya somos dos escépticos del género fantástico. Dejando a un lado la magia, me encanta cómo has sintetizado en tan pocas palabras la historia de una familia y las vicisitudes por las que, se adivina, han tenido que pasar por sus “peculiaridades”.
    Me ha desconcertado el principio del relato, la presentación en la nueva casa, y he tenido que releerlo para entender que era una historia que se cerraba como un círculo. Me gusta, cada frase cuenta y no te puedes perder ninguna.
    Parece una buena idea para un relato largo, supongo que ya te lo habrás planteado.
    Un gusto leerte.

    Escrito el 1 julio 2013 a las 18:47
  4. 4. Patriciandr dice:

    Pues aquí viene una tercera escéptica de este género :p Soy bastante selectiva en el tipo de fantasía que me gusta, pero no puedo estar más de acuerdo con todo lo dicho anteriormente.
    Además, añadiré que me ha gustado especialmente la parte del diálogo. Me ha parecido tan natural y propio de los personajes que lo mantienen, que no puedo hacer más que quitarme el sombrero.
    Si decides hacer un relato más largo, tiene lectora asegurada 😉
    Un saludo!

    Escrito el 2 julio 2013 a las 19:52

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