MEJOR ES NO TENERLA - por Zelfus

-Voy a decírtelo claramente: eres una desgracia para el mundo; eres la prueba del fracaso de la educación en tu casa, de tus padres, en tu colegio, de tu ciudad, de tu cultura. Eres prueba fehaciente de que la humanidad ya no tiene salvación, si es que la tuvo alguna vez.

Pero no es que tengas la culpa. Tampoco toda, me refiero. Es que todo lo que te muestran, lo único que tú con tu pequeña visión de caballo de carreras puedes ver, está relacionado con la trampa, con el sexo, con la violencia. Con todo lo que caracteriza al nuevo humano.

-Me gustan las cosas banales, superficiales, sí, pero eso no significa que no me gusten las cosas importantes, trascendentales, las palabrejas enredadas, los intrincados giros de la economía mundial.

Es más: quiero que vivamos juntos. No con ilusión sino como un proyecto, no como un dictado del destino ni como la culminación de grandes sueños. Así nuestro plan tendrá objetivos, indicadores, será lo más alejado a los compromisos sentimentales y nos hará independientes.

Estoy cerrado y lo sabes. No quiero permitirle a nadie que se me acerque. No conocerás las aguas que navegan por mis ríos subterráneos, ni las razones que construyeron todas éstas cicatrices.

De cierta forma me siento miserable porque no me gustaría que hicieran conmigo lo que te hago a ti. Sin embargo busco algo diferente y no lo voy a hallar dentro tuyo. Yo tallé en mi cerebro el amor televisivo, quimera de otro tiempo, publicidad sin pago. Sueño con una princesa guerrera encantadora, complemento perfecto, constructora de mundos y productora de tesoros. El año que viene, tal vez tengas mejor suerte y te emparejen con alguien que te defienda como eres.

-Vuelvo yo a la escritura, a este lugar repleto de libros, a la libreta con su blancura inexpugnable, con todos los ladrillos de su cuadrícula, que a veces son fortaleza y a veces son castillos. De cara o mejor, de cabeza, me he lanzado a conquistar países en otros tiempos, en otros mundos, y por eso siento un golpe fuerte al reconocer los monstruos que he creado. Soy la enseñanza, la verdadera profesión más antigua, aunque nunca llegaré a ser vieja. Aunque estoy hecha de cuentos, de argumentos y demostraciones, más frecuento en sí la práctica.

Pero qué vas a entender tú, que no has sido tocado nunca por la mano guía, si no has tenido maestro que corrija tu rumbo y por tanto no conoces el coraje que se necesita para pararse frente a 1, 15, 45, 100 muchachitos revoltosos de dispersas atenciones, para convencerlos de que no lo saben todo y que quieres regalarles algo que les puede ser útil.

Yo no soy ingrata: cualquiera que se cobije en mí tendrá qué comer, un lugar para vivir y lo más importante, aprenderá realmente. Pero para hacerlo se necesita de gracia de verbo, de ganas y sobre todo de paciencia.

Enseñar es recorrer un camino conocido para emocionar a los que van de nuestra mano. No importa demasiado el cómo, si alguien sabe o no a dónde vamos, pero sí tiene que dejar una huella imborrable: el aprendiz ha de aprender e interiorizar.

Y tú, querido ministro, persona del común, respetabilísimo conductor de transporte urbano, ¿sabes quién es tu aprendiz, quién tu maestro? Teniendo lo que tienes y sabiendo lo que sabes, deberías avergonzarte de mirarme así, con esa carita de culpable, mientras firmas otro decreto que me condena. Y luego te irás y serás citado en entrevistas, recordado como otro ilustre prócer de la patria.

-Ojalá que el otro año salgas más favorecida. De mi parte recibirás todo mi apoyo: Votaré por Robles, porque él juró que te defendería.

Zelfus