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La Bruja - por Aitor

Decidió visitar a la bruja del anuncio. Llevaba pensándolo toda la semana, desde que vio la tarjeta en el parabrisas de su coche. Aunque no creía en esas cosas, tuvo el impulso de guardársela en el bolsillo y la idea empezó a ganar más y más espacio en su mente, hasta convertirse en una obsesión. ¿Qué fue lo que más le atrajo de aquel trozo de cartulina? Tal vez la tipografía de las letras o el esmero con que estaba hecha. O tal vez fueran aquellas palabras: te ayudaré a encontrar el amor verdadero.
Ciertamente él ya había conocido a su amor verdadero, el problema era que ella aún no lo sabía. Se llamaba Natalie, de madre francesa y padre húngaro. Había empezado a trabajar en la oficina unos meses atrás y des de la primera mirada quedó cautivada por sus ojos cristalinos. El pelo largo, de color caoba, aquella media sonrisa, su resolución a la hora de afrontar cualquier tarea. Todo en ella era perfecto o así se lo decían los ojos del corazón.
Por alguna razón creía que se había cruzado en su camino, puesto que tan solo unos días antes de su llegada, había tomado la decisión de dejar aquel anodino trabajo en una aseguradora, que había convertido su vida en una sucesión de escenas grises. Quería un cambio, un rayo de sol, una nueva paleta de colores con la que pintar sus días. Y ella había llegado en el momento justo.
Sin embargo había un problema, y es que él era muy tímido y Natalie demasiado mujer para él. O al menos eso se repetía cada mañana delante del espejo. Había intentado varias veces invitarla a tomar algo y cada mañana entablaba conversación dirigida a tal fin. Pero después de comentar el tiempo o cualquier otra cosa siempre había algo que interfería en su objetivo. El jefe, algún compañero o la llamada de un cliente.
Por eso una mañana, después de ver frustrados sus planes por enésima vez, se dirigió a la máquina del café, para diluir sus penas entre sorbos de cafeína y azúcar. Al sacar las monedas un papel cayó al suelo y al recogerlo, se encontró de nuevo con la tarjeta. No cabía duda, la fuerza que le había llevado a guardarse la tarjeta era el destino que le susurraba: adelante, adelante.
Así condujo aquella tarde lluviosa hasta las afueras de la ciudad. Dejó el coche a la entrada de un camino y empezó a caminar a través de él, sobre las hojas caídas y el musgo. Oyó el graznido de un cuervo y se asustó. ¿Y si era una bruja auténtica, como las de los cuentos? Al menos vivía retirada en una casita de madera, rodeada de árboles y en medio del campo. Una chimenea de piedra despedía una hilera de humo. Seguramente estaba cocinando alguna poción secreta.
Al llamar a la puerta, vio en letras grandes: Madame Truffaut, adivina y bruja. Llamó a la puerta pero nadie contestó, sin embargo al empujarla suavemente y tras un chirrido, se abrió. Aquella cabaña no era muy grande pero estaba atestada de amuletos, cacerolas y artilugios extraños. Una voz des de la oscuridad le dijo que se acercara. Y al situarse frente a la bruja, no podía creer lo que estaba viendo. Era Natalie! Ella era la bruja.
Tras la sorpresa inicial, ella le explicó que había heredado ciertos poderes de la familia de su padre. Decidió dedicarse a la brujería como hobby, porqué la vida entre papeles, archivos y reuniones se le había vuelto demasiado gris. En cambio, las bolas de cristal y las barajas del tarot le habían dado color a su vida. Él sonrió al pensar cuanto tenían en común y se ruborizó al recordar que le había llevado hasta allí.
Ella le pidió que guardase el secreto y tras obtener su sorpresa le enseñó todas sus cosas. Le mostró su habilidad para desentrañar los secretos de toda clase de hierbas del campo, también le enseñó sus libros ancestrales, aunque muchos de ellos no los pudo entender. Al final se hizo tarde y sin darse cuenta él la invitó a cenar y ella aceptó encantada. Al darse cuenta de lo que había, hecho sus mejillas se sonrojaron y ella le reveló que conocía sus intenciones y le ayudó a darse cuenta que no había necesitado de ninguna bruja para conseguir lo que quería. La bruja lo había conquistado, ahora debía conquistarla él con su magia.

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4 comentarios

  1. 1. lunaclara dice:

    Bonito relato. Me parece bien redactado. Echo de menos diálogos directos entre ellos, sin tener que narrarlos de forma indirecta. Enhorabuena.

    Escrito el 30 octubre 2013 a las 12:42
  2. 2. Aitor dice:

    Gracias. Tienes razón, los diálogos no se me dan muy bien. Hay también faltas gramaticales y de coherencia que se me pasaron en la corrección.

    Escrito el 30 octubre 2013 a las 15:55
  3. 3. Servio Flores dice:

    muy bonito, seguro ya el relato debe estar en proceso de pulido total.
    saludos

    Escrito el 31 octubre 2013 a las 04:33
  4. 4. Montse León dice:

    Me ha hecho sonreír. Gracias.

    Escrito el 8 noviembre 2013 a las 19:41

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