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Lo que ocurrió la noche en que Emilia desapareció - por Peter Walley

Decidió visitar a la bruja. Preparó una bolsa durante la noche y partió sin dejar ninguna nota. Para qué, si el que la pensaran raptada o huida era mejor que la realidad: que salvo que Megana pudiese evitarlo iba a traer la deshonra a su familia.

Emilia tenía quince años y había aprendido pronto que debía ocultar sus poderes, ya que no podía controlarlos. Cuando tenía tres años, se había enfadado con su hermano porque le había quitado su caballo de madera, y aquella misma tarde se ahogó cuando estaba jugando en el río. A los cinco, el maestro la castigó por algo que había hecho otra niña, y esa noche un rayo le atravesó cuando corría a refugiarse de una tormenta. Nadie excepto su madre había relacionado los hechos, y era lógico: al fin y al cabo, sólo ella sabía que aquellas dos veces eran las únicas que Emilia se había enfadado en toda su infancia. Todas las mujeres del pueblo alababan siempre la dulzura de su hija, y ella siempre respondía con una sonrisa bajo la que se ocultaba una sombra de preocupación.

Abandonó el pueblo y se adentró en el bosque. Pronto el silencio dio paso al sonido del viento entre los árboles y al ulular de los búhos. Emilia conocía bien el camino, puesto que en el último año había acompañado varias veces a su amiga Andrea a ver a la bruja. Hasta ese momento no había creído verdaderamente en los poderes de Megana, pero cuando consiguió que Andrea enamorase al apuesto Yago, quien hasta entonces no le había dedicado la menor mirada, empezó a entender por qué Megana causaba en el pueblo una mezcla de temor y respeto.

No tardó en avistar la cabaña de la bruja, y no se sorprendió al ver luz al otro lado de la ventana: nadie había visto a la bruja a la luz del día, y todos suponían que era entonces cuando viajaba para conseguir los ingredientes para sus conjuros. Sólo al caer el sol se podía ir a pedirle ayuda. Por supuesto, los favores de Megana tenían un precio, y no era bajo; pero todos creían que su verdadera motivación no eran las monedas, y que conseguir su aprobación era tan importante como peligroso era el irritarla.

Golpeó la puerta tres veces, y apenas unos instantes después ésta se abrió y se encontró frente a la bruja. Como de costumbre, llevaba puesta una túnica negra con una capucha que ocultaba la mayor parte de su cara; y a sus espaldas se adivinaba la habitación en penumbras, con sólo la luz del fuego y de la lámpara que Megana traía en la mano.

-Pasa-le dijo-. Sabía que vendrías.

Emilia cruzó el umbral sin poder ocultar su inquietud, y miró la habitación que ya conocía bien a esas alturas. Nada había cambiado desde la última vez: las estanterías llenas de libros y botellas, la cocina de la parte posterior y la gran mesa junto a ellas. Megana le indicó que se sentase.

-Dime qué es lo que has hecho-le dijo, con un tono que indicaba que sólo quería oírla admitir en voz alta hechos que ya conocía.

Emilia dudó por unos instantes, pero comprendió que ya no era el momento de echarse atrás.

-Yo…he tenido una pelea con mi amiga Andrea-contestó-. No recuerdo cómo empezó, pero sí sé que al final le dije que lo iba a pagar caro, y que no era la primera vez que me vengaba de quien me enfadaba. Y lo peor-gimió- es que lo dije delante de las otras chicas del taller, y ahora sé que esta noche le va a ocurrir algo malo, y que todos sabrán que ha sido por culpa mía. Y de verdad que no quiero que le pase nada, fue una tontería…

Megana calló unos segundos y a continuación le dijo, muy seria:

-Está bien. Te ayudaré y haré que Andrea no muera esta noche, como estaba previsto. Pero a cambio harás algo para lo que tenía que haberte preparado hace tiempo.

Se bajó la capucha y Emilia soltó un grito al ver el rostro de su madre.

-Ya va siendo hora de que te prepares para sucederme, Emilia. Dejarás la casa y vivirás aquí, y nadie te volverá a ver, salvo como Megana. Te enseñaré a controlar tu poder, y dominaremos el pueblo sin que sepan quiénes somos.

Y cuando a la mañana siguiente la madre de Emilia denunció su desaparición nadie vio el triunfo que ocultaban sus lágrimas.

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7 comentarios

  1. 1. lunaclara dice:

    Me ha gustado mucho tu relato, creo que mas por lo que dejas entrever que por lo que realmente cuentas. Es su hija? Puede matar a gente? Morira su amiga? Como dominaran el pueblo? Como sera su vida siendo la sustituta de Megana? Su madre adoptiva se alegra de verdad? (Esto ultimo me ha chocado y es escalofriante)… Esta muy bien. Es un relato que da para mucho. Felicidades!

    Escrito el 28 octubre 2013 a las 23:29
  2. 2. Peter Walley dice:

    Muchas gracias! A veces con las limitaciones de espacio que tenemos creo que es mejor sugerir y dejarlo a la interpretación del lector, y más aún en una historia semi-infantil como ésta.

    Escrito el 30 octubre 2013 a las 08:18
  3. 3. Abbey dice:

    Muy bueno!. ¡Que ejercicio de imaginación!
    Me ha encantado como has encaminado el hilo de la historia para darle un giro inesperado al final. Me encantan los finales así.
    Enhorabuena

    Escrito el 30 octubre 2013 a las 22:20
  4. 4. Olaya dice:

    Muy bien escrito. Me ha encantado el argumento con ese toque de fantasía. ¡Felicidades!

    Escrito el 2 noviembre 2013 a las 10:24
  5. 5. Nancy Eliana dice:

    Lindooooo!!!me gustó tu texto, excelente imaginación, ¡Felicidades!

    Escrito el 9 noviembre 2013 a las 16:57
  6. 6. Peter Walley dice:

    Muchas gracias por los comentarios!

    Escrito el 16 noviembre 2013 a las 09:02
  7. 7. Montse León dice:

    Buena trama.

    Escrito el 25 noviembre 2013 a las 13:26

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