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La visita - por Iris Herrera de Milano

Web: http://www.gotiasanet.com

Decidió visitar a la bruja esa misma noche. Logró contactarla por teléfono y la mujer accedió a contarle su historia.
Como buena periodista, Eilleen llegó puntualmente. Se transitaban unos 50 metros antes de llegar a una mansión imponente. Tocó el timbre y una mujer madura abrió la puerta de la casa. Se presentó como Rhonda. Seguidamente, invitó a Eileen a pasar. Se sentaron una frente a otra y Rhonda comenzó su relato:

Confirmé que era bruja aquella noche cuando fuí a la funeraria a dar el pésame a mi amiga Celina y sus hermanas, cuya madre había muerto repentinamente.
No tengo recuerdos de mi niñez ni adolescencia. Siempre he sido adulta y con poderes especiales. Nunca los había usado, pero esa noche, viendo el sufrimiento de la familia, decidí usarlos.

Era muy tarde. En el velatorio sólo quedaban las huérfanas. Le dije a Celina:
―—Todas ustedes están sufriendo mucho por esta muerte, ¿verdad?
―—Sí, no te imaginas lo que es perder repentinamente a un ser tan querido, sin tener tiempo de despedirse y decirle lo mucho que le quieres. ¡Cómo desearía tenerla aquí!
―—Celina, ¿me creerías si te dijese que puedo hacer realidad ese deseo?
―—¿Cuál deseo?
―—El de tener a tu mamá viva otra vez
―—Por supuesto que no te creo. Tú como que te estas volviendo loca.
―—¿Quieres verlo?

Fuí hasta la urna, que permanecía abierta para permitir a los visitantes darle el último adiós a la difunta. Me acerqué y posé mis manos sobre la frente del cadáver. Me concentré y pronuncié el conjuro. Las hijas estaban discutiendo en voz muy baja sobre asuntos importantes para todas.

En eso, la muerta se incorporó y dijo en voz perfectamente audible:
―—¿Dónde estoy?

Las hijas estaban paralizadas del miedo y una de ellas gritó:
―—Mamá está viva!

Ninguna se atrevía a acercarse. Quienes hacía poco expresaban su dolor por no haber podido despedirse, ahora sólo gritaban:
―—¡No, No, tú estás muerta!

Celina me miró y pregunto:
―—¿Tú hiciste eso?
Le contesté afirmativamente.

Armándose de valor, Celina increpó a sus hermanas:
―—¡Cállense! Rhonda tiene poderes y al vernos sufriendo quiso que volviéramos a gozar de la presencia de mamá.

Las hermanas dijeron al unísono:
―—!Qué!

Y la mayor agregó:
―—Pues dile a Rhonda que no decida por nosotras y que deje que mamá muera. Ya contactamos al Abogado para distribuir la herencia y no queremos echar todo para atrás. Esto nos resolvería problemas a todas. Además, mamá ya vivió bastante. Déjala muerta de una vez

Yo obedecí. Toqué suavemente la frente y ojos de Lina, la madre, y ella volvió a expirar.

Celina me dijo que me fuera y que no quería verme de nuevo. Me advirtió que si hablaba de esto con otras personas entre todas me acusarían de estar loca y harían que me declararan mentalmente incompetente.
Comprendí que hay momentos en que la bondad no es oportuna. Me mudé lejos de esas personas y seguí con mi vida

Quería seguir contribuyendo de alguna forma y usar mis dones de manera positiva. Donaba mensualmente a un Hogar para Ancianos Necesitados, pero me dí cuenta de que el Director estaba desfalcando la institución. Lo confronté y me recomendó que tuviera cuidado porque en la ciudad, no muy grande, se sospechaba sobre la fuente de mi dinero y que información sobre mí persona podría ser interesante para las autoridades.
Mis poderes me alertaron. Investigué que el Director tenía un historial de delitos contra la propiedad. Lo denuncié anónimamente y la policía se encargó del resto.

Al tiempo me enteré de que Celina y sus hermanas se habían arruinado despuués de dilapidar una cuantiosa herencia.

Luego de estas experiencias me convencí de que no es que las brujas seamos malas sino que no tenemos una varita mágica para arreglar los problemas.

He llegado a la conclusión de que mis poderes son únicos y los uso exclusivamente para mí. Viviré eternamente tal como estoy ahora y para eso necesito cuidarme, y aunque sea bruja, no debo cometer locuras ni creer que todo se soluciona con la magia.

Rhonda me permitió tomarle una foto. Nos despedimos. Encendí el motor de mi carro y cuando comencé a retroceder para salir del puesto de estacionamiento, noté que la casa había desaparecido.

Tragué grueso y me fuí a toda velocidad…..

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