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La chica de la casa purpura - por Keon Grey

Web: http://keongreyshadow.blogspot.com/

Decidí visitar a la bruja, una emoción empujo a mi cuerpo con apuro.

Salí y encendí la moto, cuando mi mente se calmo para poder pensar, me hallaba en frente de aquella casa purpura que solía evitar.

Mientras atravesaba la puerta avanzando por un pasillo estrecho decorado con rostros disfrazados que mostraban muecas poco alentadoras, redacte una lista para convencer mi conciencia.

Yo la amaba, le seria fiel para siempre y la cuidaría de cualquier mal o de cualquier persona que quisiera hacerle daño, me deje seducir con la idea de que sus labios rosados y delgados fueran solo míos, y mi paso se afirmo.

Cruce la malla que daba a la sala central de la casa, las pequeñas calaveras que la formaban chocaron entre sí, iban desde muy blancas a otras envejecidas pero todas tenebrosas. Fue como la primera vez que la vi, en esa ocasión me estaba esperando en medio de la sala, con sus ojos enormes mirando en mi alma.

Llevaba un vestido rojo con adornos negros, su piel clara con unas pecas apenas visibles, sus ojos de un verde intenso y su cabello oscuro, que parecía devorar la poca luz de la habitación, no aparentaba mas de 16 años pero hay estaba, mi bruja, mi única respuesta, la única forma de poder tener a Kat.

Kat… desde muy pequeño me enamore de ella, de su suavidad, de su cabello castaño y sus ojos claros, de la forma como me trataba y como me hacia sentir, no permitiría que nadie la hiriera, además, nadie la amaba tanto como yo.

Esta vez ella se encontraba de espaldas sentada en una esquina del piso con un libro enorme a sus pies.

Levanto una mano, como indicándome que esperara mientras ella terminaba su lectura, entonces sin girarse pregunto si tenia lo que me había pedido, yo respondí afirmativamente mientras iba organizando en una gran alfombra con bordados grises los objetos que me había encargado.

Un poco de cabello, una fotografía (donde Kat se veía especialmente hermosa), una cadena de plata que le encantaba y una prenda de ropa interior. Lo pronuncie todo en voz alta.

Entonces esta hecho – dijo ella – ve a casa.

Esta vez fui aun mas rápido, llegue al edificio, subí a la planta donde vivía Kat y toque su puerta. Ella abrió al instante y se lanzo sobre mi, nos abrazamos mientras me decía al oído que me había extrañado mucho, yo le susurraba un te amo, me extasíe en ese momento, y cuando ella dijo que sentía como si la vida nos fuera a separar para siempre, lo atribuí solo a una de esas frases cursis que dices mientras abrazas a alguien que amas, quizá no quise entender. Pero ¿como culparme? ¿como siquiera juzgarme?, yo estaba seguro de que estaríamos juntos desde ese momento para toda la eternidad.

Ahora que mi boca sabe a hierro trato de recordar cuantos segundos duro nuestra felicidad.

Nos separamos y la mire a los ojos solo con la intención de crear el prologo perfecto para nuestro beso, pero nunca llego, su piel se convirtió en papel, y sus ojos se volvieron oscuros mientras un agujero negro los devoraba desde el interior, al final una brisa extranjera borro cualquier resto de su cuerpo en aquel lugar.

Caí de rodillas, sin entender nada, creo que desde hay empecé a soñar. Respire hondo como intentando atrapar con bocanadas de aire la cordura que se me escapaba, volví a la casa purpura, resultaba mas vieja, mas fea que hace apenas un momento.

Patee la puerta, entre con la rabia más profunda, que era bombeada por el corazón a todo mi cuerpo y la vi, esperándome, sonriendo levemente, haciéndome dudar de si era dicha lo que sentía, su vestido marcaba su cuerpo perfecto, sus ojos brillaban como llenos de emoción, su cabello se veía hermoso. Si, sus pecas, sus senos, una serpiente subió por su brazo izquierdo y descanso en sus hombros, la quería tocar, desee su cuerpo como nunca llegue siquiera a desear a Kat, la desee toda.

¿Cuándo murió mi rabia, mi odio mi dolor?, ¿cuándo muto en una tremenda necesidad de ella?, mi pequeña bruja que no aparentaba mas de 16 años.

Se acaba el sueño pero la realidad no me golpea, mas bien me trata con un cuidado enorme, me deposita en el piso, un charco de sangre me rodea y mi garganta esta mas húmeda que nunca, la habitación en la que me encuentro esta vacía.

Mis ojos se nublan.

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