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Mi tío y La Bruja - por KeeperTom

Decidí visitar a La Bruja, bueno, en realidad no es que decidiera visitar a La Bruja, más bien metí la pata y no pude dar marcha atrás. Pero la experiencia fue… fue… ¿cómo describirla? A ver cómo… Sí, creo que lo más conveniente será decir que fue totalmente satisfactoria; aunque en un principio me mostrara reticente, ahora, habiendo pasado varios años, no me arrepiento de lo que hice.

-Toma, tu regalo de cumpleaños -me dijo el casposo de mi tío, guiñándome un ojo.

Cogí la tarjetita que me ofreció, no sin cierto recelo poco disimulado.

-¿Qué pasa, a qué viene esa cara?

Se irguió, sonriente, sin dejar de mirarme, divertido.Un instante después, hizo un gesto de derrota y se marchó a hablar con mi madre. Nunca me había hecho un regalo antes y, cuando va y lo hace, sólo me da una tarjeta. De color rosa chicle y forma rectangular. Le tuve que dar la vuelta para ver lo que tenía escrito, con enormes letras rojas de intrincado diseño decía: <<LA BRUJA>>. Sólo eso, nada más. Estaba a punto de preguntarme a qué venía tan enigmático regalo, cuando regresó mi tío.

-¿Qué me dices?

-¿Qué quieres que te diga?

-Que quieres saber más.

Miré la tarjeta, le di un par de vueltas entre los dedos.

-No -le espeté, al tiempo que le alargaba el dichoso rectangulito rosa.

Estaba molesto con él, con su regalo y con su estúpida sonrisilla; de su desfasado bigote mejor no hablo. Sentía que me estaba tomando el pelo.

-Eres igualito a tu madre -replicó arqueando una ceja-. No la voy a coger, quédatela y avísame si cambias de opinión.

Y diciendo aquello se marchó.

Cumplía veinte años, esa noche salí con mis amigos a celebrarlo y cuando llegué a mi casa, de madrugada y borracho, muy borracho, me topé con la tarjeta sobre la cama. Me quedé mirándola un buen rato, me reí y le envíe un mensaje a mi tío.

A la mañana siguiente me despertó el móvil.

-A las ocho te recojo.

Ni un hola, ni unos buenos días.

-¿Qué?

-Sobrino, a las ocho te recojo.

-¿Tito?

Por supuesto que no recordaba el mensaje que envíe la noche anterior. Todavía había demasiado alcohol circulando por mis venas y entre el mal cuerpo, el dolor de cabeza y las náuseas, no tenía ganas de discutir, así que claudiqué.

-¿Qué si te va a leer el futuro? Puede, puede. De hecho, podríamos decir que te mostrara algo de futuro -rio a pleno pulmón.

Decidí no volver a hablar, él no. Fueron treinta minutos infernales, estaba encerrado en un coche, con un hombre que no paraba de hablar a voces y que reía como una hiena, hacia un destino incierto. La cabeza me iba a reventar.

-¡Hemos llegado!

Celebró aparcando el coche en una amplia explanada de tierra. Fuera hacía frio, allí, en la sierra, enero se dejaba sentir en su plenitud. Era un lugar conocido por todos los del pueblo, aunque jamás había estado tan cerca. Las luces rojas adornaban toda la fachada, me deslumbraron. Tras unos segundos de conmoción, me giré lentamente hacia mi tío.

-¿Qué hacemos aquí? -le pregunté con tono átono.

No dijo nada, se puso a mi lado y me empujó hacia el local. Opuse resistencia, fueron minutos de discusiones y frustración. Al final entré al prostíbulo del pueblo. El ambiente en el interior no era tan sórdido como esperaba mi imaginación, de hecho era demasiado parecido a cualquier otro pub; con la diferencia, claro estaba, de que allí las chicas se te acercaban y no ponían tanto empeño en rechazarte.

-Espera aquí. Ponle algo al niño -le dijo al hombre que estaba tras la barra.

Pedí una Coca-cola, mi tío tardó un par de minutos en regresar.

-Vamos, La Bruja te espera.

-Tito… verás… yo…

El caso es que me dejé llevar. Subí a la habitación de La Bruja y allí, tumbada en una gran cama redonda, estaba aquella mujer. No entraré en descripciones, sólo diré que estaba buena y que me trató con cariño. Ya había tenido relaciones con chicas de mi edad, pero no con una mujer curtida… el encuentro fue breve aunque prendí mucho. Como experiencia no estuvo mal, no repetí, desde luego no regresé al prostíbulo, aunque no niego que pasé un buen rato. El único perjuicio que saco de esta aventura es hacia mi tío, ahora me cae peor, ya que cada vez que hay reunión familiar me trata con una complicidad exasperante.

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3 comentarios

  1. 1. Servio Flores dice:

    Una historia sencilla. Se lee fácil, aunque me confunde lo de tio y tito, dedazo quiza.
    En mi opinion el personaje puede ser menor, veinte anõs ya es algo grandecito.
    Saludos.

    Escrito el 30 octubre 2013 a las 05:45
  2. 2. Cibeles dice:

    Está bueno, creo que Servio tiene razón con la cuestión de la edad, aunque si el protagonista estuviera caracterizado de cierta manera (como que tiene dificultad para encarar, es tímido, o lo que sea), podría tener veinte tranquilamente.

    Por cierto, la oración final es excelente

    Escrito el 31 octubre 2013 a las 19:52
  3. 3. Isabel dice:

    Me ha gustado cómo está escrito el relato, tu voz… No sé si es negativo o no, pero me imaginé que el regalo sería ese.Puede ser que los otros comentarios estén acertados, pero me parece que lo más fundamental, que es enganchar al lector y regalarle pequeñas perlas con las palabras lo cumple estupendamente. ¡Enhorabuena!

    Escrito el 11 noviembre 2013 a las 15:32

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