Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Malditas historias de brujas - por Noe

Decidió ir a visitar a la bruja. Los días que llevaba escribiendo aquella maldita historia por encargo la estaban volviendo loca. Así que se había sorprendido la tarde anterior buscando a una bruja para poder escribir una historia de brujas.
Poco más se podía hacer. A grandes males, grandes remedios. Una vez alguien se lo dijo en inglés: desperate times call for desperate measures. Pues eso.
Se estremeció. Aquella mañana de martes y trece había llegado el frío de repente.
Abrió el armario y tuvo que escarbar entre la ropa de verano para llegar a la de invierno. Elegida la ropa se dispuso a ponérsela en penumbras- como parecía haber escrito los últimos días- con tan mala suerte que dio con el meñique del pie en la esquina de la cama. – ¡Mierda!- Dolor intenso que llega hasta la nuca erizándote todos y cada uno de los pelos del cuerpo-.
– He empezado el día con el pie izquierdo… – susurró para sí.
Se dirigió a la cocina a hacerse el café con tostadas de costumbre. Encendió la cafetera y bostezó, tapándose la boca. Cogió la taza con las dos manos, cerró los ojos, como hacía siempre que el calor recorría su cuerpo. Al abrirlos se dio cuenta de que el falso cuadro de la cocina –el que en realidad era un reloj, regalo de su ex – estaba torcido. Se acercó y lo enderezó con cuidado. Con la taza en la mano fue al baño a un ritmo frenético, tropezó con el juguete más preciado de Bosco, su gato persa, y apoyó la mano libre en el espejo… lo que hizo que este cayese al suelo rompiéndose en mil pedazos. – Joder, ¡qué mala suerte!-. Recogidos los trozos, tuvo que acabar de arreglarse mirándose en el espejo del pasillo. Al abrir la puerta, tropezó con el gato negro de la vecina que estaba durmiendo en su alfombra. La miró con cara de pocos amigos con lo que decidió no ir a devolvérselo, ¡basta ya de malas miradas, aunque fuesen felinas! Bajó las escaleras mientras escuchaba un ronroneo suave que indicaba que a alguien le había encantado su felpudo para hacer la siesta matutina. “No se moverá de ahí en toda la mañana, ¡qué rabia!”, pensó.
Cogió la calle Diputació camino de la boca de metro más cercana. La Bruixa Margarida estaba en El Raval, según ponía en el recorte de periódico que estrujaba en una de sus manos, en él se podía leer:
"La Bruixa Margarida. Tarotista experimentada, leo las cartas, conjuros a petición del cliente para AMOR, DINERO, TRABAJO. No se arrepentirá. Llame al XXXXXXXXX o contacte conmigo en mi Facebook."
¿Facebook? Nunca había imaginado una bruja con Facebook… En fin.
Llegar hasta donde la Margarida le costó una torcedura de tobillo más. Parecía que la historia se resistía a ser escrita. Cojeando, consiguió salir del metro por fin no sin antes tener que pasar debajo de una maldita escalera que no había forma alguna de esquivar.
Cuando llegó a la calle del Carme la Margarida ya la estaba esperando en el balcón. Observaba a aquella mujer hermosa que venía cojeando sabiendo ya lo que le iba a pedir de antemano. Todos aquellos intelectuales facilones venían a lo mismo. “Pobres diablos, se meten en camisas de once varas”, pensó para sí dándole una calada profunda al cigarro que se estaba fumando.
El portal estaba abierto. Y el piso venía detallado en el anuncio. Encontró a la Margarida en la puerta.
– ¿Me está usted esperando?- le dijo sorprendida. A ver si al final las brujas iban a existir de verdad…
-Pues claro- contestó la bruja más sorprendida aún – hace días que intentas escribir esa historia…
Entró en el piso dejando una estela de mala suerte tras de sí. Al cerrar la puerta empezó a olerse a laurel, a clavo, a hierbas silvestres y a canela.Y hasta aquí puedo contar.
Las cosas de mujeres quedan siempre entre mujeres. Dicen que es imposible contar una historia de brujas. Las historias desaparecen, sin más. Se malcuentan y se malescriben. Quién sabe si por algún malévolo hechizo nunca llegan a ser una buenas historia. Eso dicen. Juzguen ustedes mismos…

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

1 comentario

  1. 1. Aurora dice:

    A mi me ha gustado (soy mujer ¿me cuentas lo que pasó dentro?), en serio, me encanta cómo partes de no saber qué hacer a presentarnos esta historia.

    Escrito el 30 octubre 2013 a las 16:09

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.