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sueños inexplicables - por Quim

Decidió visitar a la bruja. Isolda, aunque era escéptica debía de dar con una explicación para aquellos sueños y sentimientos que estaba teniendo desde que conoció a aquel chico. No era el mismo físico pero si eran sus ojos, su forma de mirarla la llevaba atrás en el tiempo, a la época de sus sueños donde consumían el deseo con sus cuerpos. Ella era una campesina y él un caballero, aquel sueño se repetía una y otra vez.

Se abrió una puerta que hizo sonar el tintineo de una campanilla. Una joven mujer la abrió antes de que la visitante la hiciera sonar para avisar de su llegada. Su aspecto era respetable, lejos de lo que la joven se esperaba encontrar.

—Pasa querida, pasa

Dijo con una enorme sonrisa mostrando sus perlados dientes.
—…buenas tardes— Contesto la joven con tímida voz- yo buscaba a la señora Raquel.

—Buenas tardes Isolda— respondió dejando sorprendida a la joven por saber su nombre— no te equivocas de lugar, y como verás no soy tan mayor.

Hizo un gesto con la mano invitándola entrar. Isolda se aventuró en aquel lugar limpio y pulido. El aroma a lavanda despedido por un incienso acaricio el olfato de la joven, que pasó a paso se adentraba en la débil neblina que este producía.

—dime… ¿En qué te puedo ayudar?

—bueno… En realidad yo…no sé porque he venido, me cuesta
creer en estas cosas.

Los labios de Raquel se torcieron en una sonrisa cómplice, hizo un suave gesto con la mano impulsando así el humo del incienso y se acercó a su visita.

—pero has venido. Y eso es muestra de que no niegas que puedas llegar a creer.

Isolda sentía en aquella mujer una energía abrumadora, tanto que llenaba el lugar.

—necesitas respuestas a las preguntas que te plantea tu pasado.

— ¿mi pasado?, no, no. Yo vengo por unos sueños. Que se repiten una y otra vez

El rostro de Raquel mostraba una complicidad absoluta, con suaves movimientos le mostró a Isolda dónde sentarse

—siéntate, por favor y explícame.

Raquel recogió su melena rizada en una cola mientras la joven se acomodaba en una silla de estilo victoriano dorada de terciopelo rojo en las zonas de comodidad.

—… tengo unos sueños muy reales en los que aparezco en otra época. Allí estoy enamorada de un apuesto joven el cual también está enamorado de mí.

La bruja coloco sus manos sobre la pequeña mesa que las separaba, con las palmas hacia arriba para recoger energía. Isolda sin poder evitar fijarse en el gesto. Quedo por un momento muda.

— ¿desde cuándo tienes estos sueños preciosa?

—aproximadamente desde hace dos meses. Lo que me asusta más es que el chico de mis sueños. Es, en esencia exactamente igual al chico que conocí hace dos meses.

—Coloca tus manos sobre las mías— continuo Raquel- debemos de mirar en tus recuerdos akasicos para saber más.

La bruja cerró los ojos. Cuando los abrió estos eran totalmente blancos. Isolda entro en pánico quiso escapar, pero las manos de Raquel se cerraron con fuerza sobre las de ella. El miedo recorría cada rincón del cuerpo de la joven que con movimientos bruscos quería liberarse sin conseguirlo. El forcejeo duro unos segundos interminables para Isolda, tras los cuales la mística mujer y aún estando en estado de trance artículo unas palabras con una voz que helaría el mismo infierno.

—puedo ver cuánto amor hay entre vosotros, no solo ahora, puedo verlo durante todas las épocas que habéis vivido. Pero estáis malditos… vuestras almas están malditas.

A la joven Isolda le resbalaban las lágrimas por las mejillas. ¿Cómo era posible aquello que aquella desconocida mujer le estaba recitando? Ya había estado con aquel chico en la actualidad y sus sentimientos eran los mismos. Ambos sentían una atracción irrefrenable. Pero ambos tenían pareja. En los más profundo de su ser sabia que aquella mística mujer decía la verdad. Fue cuando la joven se calmo, y entre sollozos musito unas palabras.

— ¿como… como puedo hacerlo?… ¿Cómo rompo la maldición?

—tú y tu amor… debéis de encontrar a quien creó esta maldición. Pues su alma también viaja por las épocas para impedir que vuestro amor se una para el resto de la eternidad.

Raquel volvió a su estado normal y se encontró con un abrazo de enorme gratitud y cariño. Aquella joven había encontrado una oportunidad para que su destino quedara ligado al de su amor imposible y así vencer la maldición.

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2 comentarios

  1. 1. Servio Flores dice:

    Hola. El relato queda inconcluso. se lo de la limitante de las palabras y eso quiza s afecte. Por otro lado pienso que debe desarrollarse mas la relacion entre los protagonistas, para darle mas realce a lá reaccion de lá chica.
    Saludos

    Escrito el 30 octubre 2013 a las 06:05
  2. 2. Cibeles dice:

    Es verdad, el final es un poco brusco, fuera de eso, me gustó

    Escrito el 31 octubre 2013 a las 20:00

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