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Mangos - por manuti

Web: http://masmanuti.wordpress.com/category/microrrelatos/

Decidí visitar a la bruja. Recuerdo aquel día perfectamente, su choza con el suelo de tierra apisonada. El olor a estiércol de las paredes mezclado con la leña aromática que quemaba en la pequeña hoguera en el centro.
– Sé a qué vienes – me dijo nada más verme.
Ella estaba agachada, en cuclillas. Extendió una piel raída de leopardo en el suelo a su lado y me hizo un gesto con la mano.
– Acércate.
Aquella ceremonia, la choza y la misma bruja eran como una ilusión de algo arrancado al pasado. En las afueras del pueblo si mirabas desde su puerta hacia el campo te costaría saber si seguías en el siglo XXI o en el XIX, pero al girarte todo quedaba claro.
El pueblo con su basura de plástico, sus tres o cuatro antenas parabólicas y la mezquita al fondo dejaban claro que lo que no encajaba allí era esa choza.
– Dime bruja qué quiero saber – pregunté mientras me agachaba.
– Tú viaje será bueno, puedo verlo en los huesos – y mientras hablaba sin mirarme a la cara removía una vértebras sueltas, colmillos y muelas de animales que había extendido sobre la piel.

Ahora mientras vuelvo en este autobús desde Motril hacia Tarifa, creo que me han dicho, miro los furgones azules de la policía que nos escoltan. Cuento tres delante y dos más tras nosotros. Dentro nadie habla, caras oscuras como la mía pero rostros diferentes. Narices finas y frente alta de los malineses o chatas y anchas de los nigerianos y congoleños, algunos están llorando. Es triste ver por primera vez un país, un mundo y no poder olerlo, tenerlo. Todo es diferente, está verde pero no reconozco los árboles, los matorrales, la luz del cielo. La bruja no se equivocó, el viaje fue bueno, sobre todo después de hablar con otros que subieron conmigo en la patera. Sin embargo, el final no era el que esperaba. Da igual, volveré, sé que puedo vivir aquí y que por muy mal que esté, seré mejor que la muerte en vida de mi pueblo. Además, me ha parecido ver árboles de mango a lo lejos, como los que se cultivan por el pueblo y campos de lo que parece caña de azúcar abandonados. Cuando vuelva buscaré trabajo por aquí, nadie sabe mejor que yo recoger las mangos y nadie en el pueblo aguantaba tanto cortando caña como yo.

Ya solo me queda volver a ver a la bruja. Ir a verla y arrancarle los ojos, traerlos en el próximo viaje para que me sirvan de guía.

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3 comentarios

  1. 1. Enrique dice:

    Muy original y bien contado, y la longitud justa. Enhorabuena y sigue así.

    Escrito el 30 octubre 2013 a las 08:26
  2. 2. Aurora dice:

    a mi se ma ha hecho corto, pero el fondo me ha encantado y la frase final es perfecta.

    Escrito el 30 octubre 2013 a las 15:49
  3. 3. Olaya dice:

    Buen relato. Me ha gustado el recurso de desvelar hacia la mitad la identidad del protagonista y el intento por reflejar el drama de la inmigración. ¡Felicidades!

    Escrito el 2 noviembre 2013 a las 18:44

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