Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Sueño Espacial - por Eunice

Web: http://kimerasdelfuturo.blogspot.com

Ash dormía inconsciente en su fría cápsula. En mitad de su sueño inducido no podía sentir nada, pero comenzó a sentir frío. Poco a poco la temperatura fue aumentando y en cierto momento, el crujido de los materiales que lo rodeaban lo despertó.

Al principio se sintió confuso y desorientado. Estaba rodeado por paredes de cristal y fibra de carbono. Había tubos conectados a sus brazos. La cavidad era demasiado estrecha y le impedía moverse con soltura. Intentó tranquilizarse y, de pronto, recordó donde estaba. Se encontraba en una nave con destino a un exoplaneta a 400 años luz de la Tierra. En concreto, estaba metido dentro de una pequeña cápsula que lo mantendría en un sueño espacial criónico mientras era alimentado por aquellos tubos.

Si, ahora todo era más claro. Su mente se despejaba y paulatinamente iba recordando detalles. La Tierra era historia. No se sabía a ciencia cierta que había acabado con ella, pero en pocos años sería inhabitable. No les había quedado otra opción más que huir apiñados en una gigantesca nave hacia los confines del universo.

Levantó el brazo con torpeza y frotó el cristal. Estaba rodeado de miles de personas como él. Toda la raza humana iba en esa nave durmiendo. Miró a su alrededor en busca de alguna palanca de seguridad que le permitiera salir de allí, pero era inexistente. Aquella nave iba informatizada y funcionaba de manera autónoma. Lo más probable era que las cápsulas no se abrieran hasta llegar al destino.

Sentía claustrofobia en aquel pequeño recipiente. Decidió concentrarse en lo que había fuera de él. Entre una cápsula y otra había una separación de un metro, lo que le permitía ver relativamente bien varias de ellas al mismo tiempo. De pronto se dio cuenta de cuáles podían ser las consecuencias de su prematuro despertar. No sabía cuánto tiempo llevaban en la nave. Probablemente faltarían décadas antes de llegar al planeta. Pensó en lo que eso suponía para él. No podía salir de allí y recibía un continuo suministro de nutrientes de forma intravenosa. Pasaría años encerrado, muriendo lentamente, haciéndose viejo entre esos cristales, sólo, viendo cómo la suerte había sonreído al resto a su alrededor.

Pasaron varios días y Ash continuaba en la misma situación. Tenía las articulaciones entumecidas por la falta de movimiento. Dormía a ratos, esperando que así el tiempo pasara más rápido, y cuando estaba despierto, repasaba los acontecimientos de su vida pasada. De vez en cuando miraba la cápsula que tenía a su derecha. En ella viajaba una mujer. No podía distinguir sus rasgos, pero estaba seguro de que era guapa. La miraba e imaginaba situaciones en las que charlaba con ella. Imaginaba su reacción al llegar al nuevo planeta.

Uno de esos días interminables, en el preciso momento en el que Ash la observaba le pareció notar que se movía. Pegó su cara al cristal y lo supo. Ella también había despertado. Contempló cómo se zarandeaba, frenética, intentando escapar de su jaula. Por un lado se sentía aliviado, no era el único, ya no estaría solo. Pero por otro lado no deseaba ese final a ninguna otra persona. Ash no apartaba la vista esperando que lo viera y cuando ella se giró, la reacción no fue la esperada. Horrorizada, señalaba con insistencia hacia arriba y gritaba palabras ininteligibles. Ash pensó que ella buscaba una forma de salir de allí que no existía. Sintió un nudo en el estomago al pensarlo, nada comparado a lo que sintió cuando, al fin, entendió sus palabras. “Vamos a morir todos” repetía. Y en un intento de esclarecer aquella frase Ash miró hacia donde apuntaban sus manos. Todas las cápsulas habían fallado. Todos habían despertado. La humanidad entera moriría lentamente.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

5 comentarios

  1. 1. Cibeles dice:

    Sencillamente excelente, quizás un poco veloz el relato, pero excelente, mi reacción al final fue NOOOOOOO!!!

    Escrito el 28 noviembre 2013 a las 17:05
  2. 2. Aradlith dice:

    ¿Sabes a qué me ha recordado tu relato? A “En los límites de la realidad”. ¡Qué recuerdos! Muy bueno (aunque he de decir que ya me ganas simplemente por escribir ciencia ficción xD) ¡Un saludo!

    Escrito el 29 noviembre 2013 a las 09:32
  3. 3. Eunice dice:

    ¡Muchas gracias por vuestros comentarios! Así da gusto escribir.

    Escrito el 29 noviembre 2013 a las 11:42
  4. 4. Keeper Tom dice:

    Me ha gustado mucho tu relato, si señor, una muy buena interpretación del agobio y la impotencia. Lo estaba leyendo y, salvando su esquizofrenia, me recordaba a los textos de k. Dick. Enhorabuena, por el texto y por haberte ganado un lector asiduo.

    P.D. No, no tengo blog jijijiji

    Escrito el 2 diciembre 2013 a las 17:36
  5. 5. Keeper Tom dice:

    Ante todo darte las gracias por tus entusiastas palabras, me ruborizaron, lo juro : )

    Decirte que me ha gustado mucho tu texto, lo estaba leyendo y me ha recordado a K. Dick; vale que el tira de mundo paralelos (aunque el hombre tiraba de su esquizofrenia), pero tenéis en común el trato tan bueno que dais de la angustia e impotencia existencial.

    Has ganado un lector mensual de tus relatos ; )

    Por cierto, y en respuesta a tu pregunta, no tengo blog. Quizá algún día me anime, pero será un día en que tenga más tiempo.

    Un saludo.

    Escrito el 2 diciembre 2013 a las 18:51

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.