Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

En el bosque - por J. F. García

A ver, recapitulemos, ¿cómo he llegado aquí? Ni idea. Eso no es bueno. ¿Qué me ha pasado? ¿Por qué estoy aquí tumbado mirando la copa de los árboles? Ni idea. Eso tampoco puede ser bueno. Será mejor que me levante e intente averiguar que me ha pasado.

Nada.

Esto no me gusta, otra vez.

Nada.

No puedo moverme. Eso no es nada bueno. Estoy empezando a ponerme un poco nervioso, pero tranquilo, respira, no creo que ayude mucho ponerse nervioso. Empecemos por lo que sé, estoy tumbado boca arriba en un bosque, mirando las copas de los árboles. El único bosque que conozco es el de las afueras de mi pueblo, el Bosque del Sol, no está lejos. Bien. Pero parece que hasta ahí llego con lo que sé, no recuerdo cómo he llegado aquí, ni que me ha pasado.

Así que vamos con lo que no sé, parece que no puedo moverme, voy a hacer un repaso, ¿los pies? Nada. No puedo moverlos. ¿Las piernas? Tampoco. Cada vez me gusta menos. ¿Las manos?, ¿los brazos? Ni un centímetro. Ufff, esto tiene mala pinta, parece que he sufrido algún tipo de caída y me he jodido la columna, mal asunto. Sigamos, ¿el cuello? ¿Puedo girar la cabeza? Vaya, parece que tampoco. Entonces, debo de tener algún tipo de lesión medular, mi cerebro parece que funciona bien, pero no puedo mover ninguna parte de mi cuerpo. Genial.

Bueno, voy a centrarme en las copas de los árboles, bien, las veo nítidas, también el cielo azul que se cuela entre las hojas, las veo moverse con el viento. A la derecha veo…A la derecha veo, ¡No puedo mover los ojos tampoco! Ahora sí que me estoy asustando. ¡Estoy completamente paralizado!, ¿Que me ha pasado?

Tranquilidad, tranquilidad, poniéndome nervioso no voy a solucionar nada, ¿que siento? Siento la brisa en mi mejilla, húmeda y cálida, típica de finales de la primavera, bien, eso es bueno. Siento la hierba mojada bajo mi cuerpo, empapándome la espalda y el trasero, también es bueno, aunque luego me va a costar horrores sacar las manchas. Siento pequeños tirones de la pernera de mi pantalón.

¡Un momento! Pequeños tirones del pantalón, pero yo no lo estoy moviendo. Siguen los tirones, algo está tirando de mi pantalón vaquero. Ya han cesado los tirones. Quizás era alguien que intentaba ayudarme o que necesitaba mi ayuda, alguien que sufrió el accidente conmigo. ¡Oh! Noto algo arrastrándose por mi pierna, la misma de los tirones, subiendo hacia mi entrepierna, es algo alargado, pesado, parece como si se arrastrara. Ahora lo noto en mi estómago. En el pecho. ¡Algo me está rozando la barbilla! Pero está fuera de mi campo visual. No. ¡Ya lo veo! Dios mío. ¡Es la rata más grande y fea que he visto en mi vida! Me está olisqueando, noto la humedad de su hocico en mi cara. ¡Que asco!

Aaggghhh! ¡Eso ha dolido! ¡Me ha mordido en la mejilla! ¡Duele! ¡Sigue hurgando en la herida!

Ha parado, ha levantado la cabeza y ahora tengo ante mis ojos inmóviles la imagen del hocico de la rata llena de mi sangre, creo que es una imagen que no podré quitarme nunca de la cabeza. Tendré pesadillas con ella.

Se ha ido. O se ha cansado, o algo la ha asustado. Claro que también puede haber ido a por amigas, a contarles el festín que tienen aquí conmigo. Como escuece la herida. Lo que me faltaba, seguro que me ha contagiado la rabia, o la hepatitis, o cualquier otra cosa.

Noto algo en mi estómago. Es diferente a la rata, no es alargado, es como si me apoyaran dos ramas. Está subiendo hacia mi rostro. Otra vez no, ¿que será esta vez?.

No. Que no sea lo que creo que es. Veo un pico negro, alargado, terminado en forma de gancho. Veo unos ojos negros como la noche, tan negros como el resto del plumaje y tan negros como la boca de una mina. Es un cuervo. Y me mira girando el cuello, examinándome. Se está acercando mucho a mis ojos. No, por favor. ¡Mis ojos no! ¡Va a arrancarme los ojos! ¡Por favor! ¡No!…

¡Se ha ido! ¡No me ha arrancado los ojos! Algo lo tiene que haber asustado, un momento, un ruido.

– ¡Aquí está! ¡Lo he encontrado! ¡Daniel! ¿Estas bien? Carlos, corre, avisa a los demás.
– Pedro.
– ¿Que? ¡Date prisa!
– No tiene pulso.
– ¿Como?
– Que Daniel no tiene pulso. Esta muerto.

¡Oh! Vaya.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

3 comentarios

  1. 1. Enrique dice:

    Muy bien contado, me he ido angustiando según avanzaba la historia y el final me ha gustado mucho. Enhorabuena.

    Escrito el 28 noviembre 2013 a las 21:52
  2. 2. Aurora dice:

    Debe ser el primer relato en primera persona de un muerto que me resulta divertido, me encantaaaaaa.
    Y ahora en serio, el estilo no se me ocurre como mejorarlo, has acertado tanto con la distribución de los párrafos como con el uso de las palabras. Lo de la rata me ha dado asco, lo reconozco, pero me he reído mucho. Y lo que más me gusta es el sentido del humor que utilizas, sigue así.

    Escrito el 3 diciembre 2013 a las 16:50
  3. 3. Luciano dice:

    hola, yo te leí y te comente,

    muy bueno el texto,

    saludos. 🙂

    Escrito el 4 diciembre 2013 a las 22:22

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.