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Una mañana de domingo - por Mumé

Le gustan las mañanas de domingo, cuando su marido, lleva al niño a pasear y ella se queda sola. Entonces, se prepara una buena jarra de café, y luego se estira en el sofá a leer, y escuchar música. Hoy, es una de esas mañanas.
Alicia, está en la sala de estar, hojeando un libro; al levantar la vista, a través del cristal de la ventana, ve al hombre en la entrada del jardín, delante de la casa.
Cuando las miradas de ambos se encuentran, hay un breve intercambio de gestos. Él, con expresión interrogante le señala con una mano el césped, y ella responde moviendo su dedo índice, en señal de negación, y luego con gesto desenfadado, levanta los hombros y le sonríe. Se gira y entra en la cocina a preparar el café.
Ahora, el sol entra por el ventanal, iluminando toda la sala. En el momento en que toma asiento, el sonido del timbre de la puerta, irrumpe bruscamente.
Cuando abre, ahí está nuevamente el hombre. Se sorprende al verlo. Tiene un rostro que cree haber visto antes, aunque no recuerda donde.
Es de mediana edad y muy alto.
-Lo siento, pero no necesitamos cortar el césped. Creí que me habia entendido, dice.
-Sí, claro. Es que quería pedirle un vaso de agua, si fuera tan amable.
Alicia, duda un instante, y al fin se decide y deja la puerta entreabierta.
-Espere aquí, ahora se lo traigo.
Cuando regresa de la cocina, el hombre ha entrado y ahora está en medio de la sala. El corazón le da un brinco, la mano que sostiene el vaso empieza a temblar. Él se acerca, y con una mano coge el vaso y con la otra le indica que se siente en una de las sillas.
-No grite y no se mueva. No quiero atarla, pero si intenta huir me veré obligado a hacerlo. No le haré daño, se lo prometo.¡Obedezca, quédese aquí sentada y no se mueva! Usa un tono enérgico.
-¿Qué es lo que quiere?. ¿Qué está buscando? Tengo algo de dinero y algunas joyas. Se lo daré todo, pero por favor, váyase, por favor….Habla entrecortadamente y con sollozos.
El hombre, la coge firmemente por la barbilla y le obliga a mirarlo.
-¿Como se llama usted? pregunta en voz baja.
-Alicia.
-Escuche, Alicia, no voy a hacerle daño y no necesito nada de todo lo que me ha ofrecido. ¡Absolutamente nada! Sólo quería estar en un sitio como éste, recorre con la mirada la espaciosa habitación,…Una mañana de domingo, dice con voz apagada.
Con ademán cansado se sienta delante de ella.
-Sabe, hace tiempo que trabajo en este barrio, me llaman para trabajos de jardinería. A veces, cuando descansaba para comer algo, solía mirar hacia el interior de las casas y me preguntaba"como sería vivir aquí". Por las mañanas, observaba,
cuando las madres llevan a los niños al colegio, y el padre, sale con su coche hacia el trabajo. Todo está tan ordenado y parecen tan felices. Sé que ésto que estoy haciendo, está mal. Haber entrado de esta manera en su casa. Yo mísmo, estoy sorprendido de lo que he hecho. Pero mire, hoy cuando desperté…¡El cielo era tan azul! Y pensé, es una mañana espléndida de domingo, y entonces, tuve esta idea loca de vivir por unas horas, otra vida. Como si yo fuera otra persona,¿sabe? No tengo nada que perder, me dije.
Hablaba sin pausas y ahora su voz sonaba desvalida.
Ella lo miraba fijamente.
-Cuando llegué al barrio; la vi a usted, sonriente, despidiendo a su familia, y sin pensarlo entre en el jardín.
La atmósfera opresiva, lentamente se iba diluyendo.
El hombre hizo un gesto para servirse café, pero cohibido, desistió.
-Sí usted, permite que me mueva, yo se lo serviré, dice Alicia, ahora mas serena.
Con la taza de café en la mano, y mirando por la ventana, hacia el exterior, él, piensa en voz alta.
-Desde aquí, las cosas parecen mas fáciles.
Estuvieron en silencio, mirando hacia el jardín. El contraste del cielo azul, con el verde de las plantas, y la buganvilla trepando por el muro; creaban un equilibrio casi perfecto.
Minutos después, el hombre, cruzó la sala y atravezando el jardín, desapareció.
Alicia, siguió sentada. Al cabo de un rato, se levantó y comenzó lentamente, a recoger las cosas que estaban sobre la mesa.
El sonido del teléfono, la sobresaltó. La voz de su marido, sonó despreocupada.
-Hola, princesa, ¿todo bien?
-Sí, todo bien…

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2 comentarios

  1. 1. Luciano dice:

    hola, yo le leí y le comente,

    un texto muy particular el suyo, toda una hazaña querer/tener que recrear una escena así, muy bien lograda, entretenida y llena de profundidad emocional y complejidad psicológica, ¿que mas se puede pedir? Felicitaciones.

    saludos atentos.

    Escrito el 4 diciembre 2013 a las 22:26
  2. 2. Mume dice:

    Hola Luciano: Muchas gracias, por tu comentario. Es todo un aliciente que te lean y además gustar. Un saludo cordial

    Escrito el 8 diciembre 2013 a las 18:27

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