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La escalera de Santiago - por Emyl Bohin

Web: http://emylbohin.wordpress.com/

–Hola Santiago

Santiago apenas prestó atención a la voz y a la sonrisa de la enfermera. Tumbado en aquella camilla tan estrecha, tenía que llevar las manos sobre su vientre para que no fueran colgando. Su único vestido era una sábana que no lograba cubrir por completo su aterido cuerpo.

–Enseguida le pasamos al quirófano, pero antes le tengo que poner este gorrito.

Santiago no tenía un buen presentimiento, le daba el pálpito de que algo extraño iba a suceder. Minutos antes lo había comentado con su mujer, pero esta le había convencido que eso eran los nervios propios de la intervención, vamos lo que se dice un poquito de miedo. Es lo normal ¿no?

–Bueno, vamos pa'dentro. ¿Podrá pasarse a esa mesa?

Rodeado de personas que parecían no prestarle atención, Santiago se ayudó de una mano para, arrastrándose, cambiarse de camilla; mientras que con la otra sujetaba la sábana tratando de evitar mostrar sus vergüenzas. De poco le sirvió, una vez en la mesa la sábana voló sobre la camilla que lo había traído y ambas abandonaron la sala de operaciones.

No podía sentirse más incómodo, desnudo sobre una superficie fría y dura, sus huesos se clavaban contra el escaso almohadillado de la mesa de operaciones. Su espalda, arqueada por las muchas horas de trabajo en la oficina, le obligaba a estirar la cabeza hacia atrás en busca de apoyo. En el aire se mezclaban olores dulzones y cítricos, que Santiago interpretó como un combinado de anestésicos y desinfectantes. A su alrededor gente que pululaba con la cara oculta detrás de unos pasamontañas de papel verde, que solo dejaban ver sus ojos.

Oyó que le decían algo pero al no entenderlo solo pudo articular un ¡Eh!. Mientras le repetían la pregunta de que qué tal estaba, sintió en su cuerpo como le adherían diversos cables y comenzó a oír el rítmico sonido de un "bip, bip".

–Cuente hasta diez, Santiago, y quedará dormido.

–Uno, dos, tres, cuatro, cinco, se…is, sie…, ¿Qué me pasa? No puedo hablar, no puedo mover la boca, pero no me he dormido. Creo que esto no es normal, aquí está pasando algo raro, tengo que decírselo a alguno de estos. Aquí viene uno, pero como hago para decírselo si no puedo mover los labios, intentaré gritar. No, no me sale. Se ha agachado, esta acercando su cara a la mía, se tiene que dar cuenta que estoy despierto. ¡Mírame a los ojos! Pero ¿¡que hace!?, ¿¡qué tiene en la mano!?, ¿¡que va a hacer con ese gancho!? Parece que lo va a meter en mi boca. ¿Qué son esas risas que se oyen? “A ver si no le rompes los dientes que este mes te has cargado a tres”. ¿Que dientes va a romper?, ¿los míos?, ¿por qué? Tengo que hacer algo, pero ¿que?, no se me ocurre que puedo hacer, si no puedo ni mover un músculo. A ver, sí, ya me acuerdo, lo vi en una película, le pasaba algo parecido, creían que estaba muerto y lloró, así pudo salvarse, pero yo no estoy muerto y no se que hacer para llorar, sí…, pensar en algo triste, pero en qué, si mas triste que esto que me está pasando no puede haber, me dan ganas de llorar, a ver si lo consigo, pero ¿qué hace ahora? Me ha cerrado los ojos. Todos siguen con su charleta, nada, ellos a lo suyo. Parece que ya me están operando, oigo mucho las palabras bisturí y tijeras, tienen que estar cortando; pero yo no notó nada, aunque les puedo oír a ellos y a la maquina que hace bip y les podría ver si no me hubiesen tapado los ojos. Bueno será mejor que me relaje, que esto va a durar tiempo y no tengo nada que hacer, igual hasta me aburro. A fin de cuentas no siento ningún dolor, ni siquiera noto ya el frío. Lo cierto es que es una sensación agradable. Estoy como un poco mareado. Como después de una noche de juerga. Esa sensación de que todo va a dar vueltas y que vas a empezar con náuseas. Vaya parece que tienen un problema. Se están poniendo nerviosos. Están hablando más deprisa y sus gritos no me dejan oír la máquina que hace biiiiiiiiiiiip.

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5 comentarios

  1. 1. lunaclara dice:

    Hola! Me ha gustado mucho tu relato. Creo que la forma de escribirlo atrapa al lector. Has seleccionado muy bien las palabras necesarias para ello, y eso es un arte. El final me lo esperaba… por eso yo soy más amiga de los finales inesperados. Aun así, me encanta lo de quedarse despierto durante la operación. Me ha chocado mucho, por motivos personales. He podido ponerme en la piel del prota y su lectura me enganchó desde el principio. Felicidades!!!

    Escrito el 29 noviembre 2013 a las 09:55
  2. 2. Martina dice:

    Me han encantado esas descripciones tan detalladas que sumergen al lector en la escena. Y el soliloquio del personaje es intenso, adecuado para el texto.
    ¡Enhorabuena!

    Escrito el 29 noviembre 2013 a las 10:58
  3. 3. NHICAP dice:

    Buen texto. En la primera mitad consigues situar al lector en disposición de disfrutar de la estupenda descripción de lo que siente, y piensa, Santiago.

    Te recomiendo leer el microrrelato “Inmóvil” escrito por Rosa para esta edición del taller (está entre los publicados). Es curioso pues habéis tenido la misma idea.

    Enhorabuena y saludos

    Escrito el 29 noviembre 2013 a las 19:42
  4. 4. Emyl Bohin dice:

    Gracias por vuestros comentarios y por el tiempo que habéis dedicado. Y por supuesto a los correctores anónimos. Sois (somos) una gran ayuda en este camino del aprendizaje del escribir.
    Parece que no he sido muy original en la elección del argumento. A posteriori he sabido de películas que tratan de lo mismo y que deben terminar de forma parecida. ¿Será acaso reflejo de la realidad? Quizá mucha gente oiga lo que sucede en quirófano cuando está anestesiado, aunque afortunadamente luego lo pueda contar. Tal vez a lunaclara le pasó algo parecido.
    Os recomiendo el texto de Aurora Losa, originalidad y buen humor le sobran.
    A veces me complico en exceso y me vuelvo demasiado críptico. Me comentaban que el título no acababa de encajar.
    Santiago, Jacobo y Jacob entre otros son variantes del mismo nombre. La escalera de Jacob, además de un film, es una escalera que aparece en un sueño de Jacob por la que ascendían y descendían ángeles del cielo.
    Saludos.

    Escrito el 30 noviembre 2013 a las 18:54
  5. 5. Aurora dice:

    Hola Emyl, primero decirte que el final de tu texto me ha impactado, coincido con lunaclara en que el pitido final es esperable, pero la cadena de pensamientos previos están muy, pero que muy bien. SIgue así. Coincido contigo en las gracias a los correctores anónimos y a la posibilidad de hacer este taller, no sólo por poder mejorar como escritores sino también por tener la maravillosa oportunidad de leer textos como el tuyo. No conocía la historia de la escalera, pero ahora le encuentro sentido al título.
    Por cierto, no te martirices por lo de complicarte en exceso, es tu estilo, aunque puede que debieras corregir un poco el tamaño de los párrafos, si los haces un poco más cortos, el texto queda menos denso.
    (gracias por recomendarme, pero, ante todo, gracias por haberme leído y dejar tu opinión)

    Escrito el 4 diciembre 2013 a las 16:08

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