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Y NADIE LO SABE - por Marier

…..Y NADIE LO SABE
 
El muñeco de tela que está sentado en el sofá tiene la piel blanca, muy blanca, barba de pelos lisos y largos y usa unos anteojos redondos, como los de John Lennon. Viste camisa verde con mangas largas, pantalón de tela escocesa de cuadros, que le llegan a los tobillos y unas botas negras que cuida mucho de mantener fuera de su asiento, para no ensuciar la tela del sofá. También usa un sombrero puntiagudo y tan largo que la punta con un cascabel le cae sobre su hombro izquierdo. Parece un San Nicolás o, mas bien, un gnomo navideño.
Pero lo mejor de todo es que él, sentado muy muy quieto en el sofá con sus botas fuera del cojín y sus ojos chiquitos, negros y redondos, está mirando todo lo que ocurre en su sala y escuchando todo lo que las personas comentan. Y nadie lo sabe!
El muñeco de tela observó cuando la niña escondió su conejo bajo la silla de enfrente y escuchó cuando le dijo a la mamá que su hermano se lo había botado por la ventana.
Presencia a diario los cariñosos besos de bienvenida que la mujer da a sus hijos y a su esposo cuando todos llegan a casa
Fue testigo y víctima de la caída del invitado que metió la punta del pie bajo la alfombra y salió disparado hacia la mesa de la sala derramado casi todo el vino que bebía sobre su cara blanca y sobre el cojín del sofá, el "suyo", que tanto cuidaba de no ensuciar con sus botas. Y disfrutó cuando la mujer se acercó y con varios papeles absorbió el exceso de la bebida derramada en el cojín y sobre él, diciéndole: -Ay viejito, ahora tu cara parece que fue a la playa.

Y nadie sabe que él ve, nadie sabe que él oye, nadie sabe que tiene un problema que quiere resolver: el muñeco de tela se siente muy solo. Desea poder comunicarse con los que le rodean, pero no sabe como hacerlo. Ese es el problema que lo atormenta, quiere compartir con alguien todo lo que ha visto, oído, atestiguado y vivido, pero no sabe como hacer. No hay nadie en su casa que sepa que él puede comunicarse.

Pero un día, el gnomo navideño se dio cuenta de que sobre la mesa con tope de vidrio de la sala, hay una pareja de escaladores de bronce que suben por una cuerda rígida, también de bronce. Quiere comunicarse con ellos, pero al muñeco de tela no le salen palabras, y tampoco puede mover sus extremidades. Sin embargo, luego de mucha concentración y esfuerzo, ¡oh sorpresa! , consiguió mover sus ojos pequeños, los cuales abrió y cerró, intentando mandar un mensaje en clave morse: … — … punto-punto-punto raya-raya-raya punto-punto- punto (S-O-S) . Segundo intento, …. — .-.. .- (HOLA), y no había respuesta. Se le ocurrió entonces darles vueltas en círculo, muy rápido, rapidísimo. Así llamó la atención de los escaladores, quienes notaron su existencia y ubicación estratégica en el sofá del salón. Se miraron detenidamente, el muñeco a los funámbulos, éstos al gnomo navideño, notaron y sopesaron sus diferencias y lo que tenían en común.
Los de bronce comprendieron que, aunque no podían mover sus ojos como lo hacía el gnomo y que sus labios eran duros y sus oídos sordos, si podían ver otras cosas de su entorno, aparte de su cuerda de bronce por la que están subiendo. Pero lo mejor de todo, es que pueden ver los ojos pequeños y móviles del gnomo.
El muñeco de tela, se sintió feliz porque porque pudo hacer un contacto, porque pudo comunicarse. Desarrolló el arte de mover sus muy expresivos ojos pequeños y de comunicarse sin palabras y sin gestos. Desarrolló la habilidad de echar cuentos sin hablar y los escaladores de bronce aprendieron a entender lo que los ojitos brillantes del gnomo les contaban.
Día a día el muñeco de tela entretenía a sus compañeros sordos comunicándose en silencio, solo con el movimiento de sus ojos. El muñeco de tela contaba lo que había visto, lo que oía, sentía y también cosas que inventaba. Los cuentos eran, a veces, muy divertidos, otras, muy tristes y a veces hasta extraños, como de otro mundo. Exagerados, fantásticos o aburridos, nunca repitió un cuento. Había resuelto su problema, podía comunicarse y nunca más se sintió solo.
Y salvo ellos tres en aquella casa, y tu que estás leyendo este relato, nadie lo sabe.

 

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1 comentario

  1. 1. Marier dice:

    Estea es una adaptación de un relato escrito hace tiempo. Leído aquí, varias semanas después de escrito, me da otra perspectiva de análisis. Hay una cuantas oraciones que puedo eliminar porque la verdad es que no aportan mucho.
    Me doy cuenta de la importancia de leer y releer, en vos baja y en voz alta lo que se escribe ya que eso nos permite mejorar el ritmo y la fluidez de la lectura.
    Fue divertido experimentar la limitación del número de palabras, te enseña a ser conciso y a acortar las descripciones.
    Tuve un poco de dificultad con el cambio de tiempo verbales, que en varias oportunidades me hicieron “ruido” .
    Estoy muy animada con la posibilidad de participar cada mes. Los talleres me parecen excelentes

    Escrito el 6 diciembre 2013 a las 22:29

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