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Transición en Pausa - por Brillo De Luna

TRANSICIÓN EN PAUSA

Elisa no quiere despertar; aunque tiene la posibilidad de hacerlo, se rehúsa a ello. Tampoco quiere dejarse ir, porque sabe, que eso sería aún peor.

Hace dos semanas cumplió sesenta y dos años, no hubo pastel, tampoco globos; pero escuchó las voces de sus hijos y nietos cantarle el Happy Birthday. Y luego, las voces se apagaron, el movimiento se detuvo y los sollozos empezaron.
Elisa está inmóvil ya dos meses, acompañada por el incesante resoplar del respirador conectado a su cuerpo, y ese molesto pitido del monitor, recordándola, que su corazón aún palpita. Para los médicos, tiene muerte cerebral, pero para ella, es sólo una transición a la cual está dando largas todavía.
El lugar donde su mente está, se asemeja a una estación ferroviaria, en la cual, hay una banca larga de metal; ella se encuentra sentada, viendo a diario llegar el tren que la llevaría a su morada final. Pero Elisa no se quiere subir. Se la pasa recordando momentos felices, como cuando conoció a Efraín, su difunto marido; el nacimiento de cada uno de sus hijos, o las primeras travesuras de su nietos; hasta que sus pensamientos se esfuman, interrumpidos, por alguna voz conocida que en el lugar donde su cuerpo está, la viene a visitar.

“Buenas noches mamá”, escucha a lo lejos, se emociona y quiere levantarse para estrecharlo entre sus brazos; pero el monitor únicamente marca un aumento en sus latidos y ahora, esa es la máxima expresión de afecto que puede demostrar. Es Alfredo, su hijo mayor, es su turno de venir a cuidarla después del trabajo. Elisa tiene tanto deseo de escucharlo; antes del accidente, era inusual verlo llegar, siempre tan ocupado en la firma de abogados que apenas si le quedaba tiempo para compartir con sus hijos.

Ayer fue el turno de Marcela, su pequeña princesa, la última vez que la vio fue hace seis meses, en el Día de las Madres. A sus veintiocho años, ha viajado casi por todo el mundo, ese oficio de azafata no le ha permitido formar una familia y la está alejando de la que tiene.
Mañana vendrá Camilo y será un día triste; él, se ha sentido tan culpable por todos esos años que estuvo en el extranjero y nunca la escribió, ni la llamó. Su madre siempre anhelaba noticias de él; la idea de que pudiese estar muerto la atormentaba a diario.
Aunque el corazón de ella ya no funcionaba bien y su deterioro se hizo evidente desde el día en que perdió a su esposo, jamás mencionó nada a sus hijos por no causarles preocupación pero, la angustia de su soledad, fue su detonador fatal.

Elisa no quiere despertar, porque ella sabe que si lo hace, en un par de semanas todo volverá a lo habitual: otra vez sola, en medio de esa gran casa llena de recuerdos; y si tomara el siguiente tren y decidiera dejarse ir, luego de un par de semanas también la olvidarían…

Ya han pasado dos meses más y el respirador de Elisa, no para de resoplar.

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14 comentarios

  1. 1. José Torma dice:

    Verdaderamente conmovedor. Muchas gracias por esta joya. ¡Me emocionó!

    Muchas felicidades

    Escrito el 28 noviembre 2013 a las 17:42
  2. 2. Selyse dice:

    Puff, es un gran fragmento, pero muy triste….

    Escrito el 28 noviembre 2013 a las 17:55
  3. 3. Aurora Losa dice:

    REalmente conmovedor y muy buen redactado, quizá deberías poner cuidado en los signos de puntuación. Por lo demás, es sólido y hermoso, a mi me ha encantado. Es una bonita historia, un poco triste, sí, pero bonita y a mi no me da pena, ella es la que va a elegir qué tren coge y cuándo. Precioso, enhorabuena.

    Escrito el 28 noviembre 2013 a las 18:59
  4. 4. Natalia Pias dice:

    Muy bueno realmente conmueve ,mueve y ademas muestra la realidad del personaje y de tantas personas que temen estar solas.

    Escrito el 28 noviembre 2013 a las 19:21
  5. 5. Enrique dice:

    Muy bueno, me ha gustado especialmente el penúltimo párrafo. Sigue así.

    Escrito el 28 noviembre 2013 a las 21:32
  6. 6. Anna Lopez dice:

    Muy bien escrito y muy emotivo. Me ha gustado especialmente la imagen de la estación de tren, como un lugar de tránsito, en el que la protagonista espera. Incapaz de decidirse a tomar el próximo tren, y morir, o regresar a su vida de soledad. Parece que la sitación que más le compensa es esa “muerte cerebral” que le asegura la proximidad y el cariño de sus hijos. Un retrato muy certero y muy amargo. Felicidades.

    Escrito el 28 noviembre 2013 a las 23:57
  7. 7. Olaya dice:

    Muy bonito y emotivo

    Escrito el 29 noviembre 2013 a las 00:05
  8. 8. ibeth dice:

    wau me gusto profundo

    Escrito el 29 noviembre 2013 a las 02:30
  9. 9. Ana Delicado dice:

    Conmovedor y real.La soledad junto con la violencia, los males de este siglo. Muy bueno.

    Escrito el 29 noviembre 2013 a las 10:18
  10. 10. Servio Flores dice:

    muy bonito, conmovedor.
    felicidades!

    Escrito el 1 diciembre 2013 a las 13:18
  11. 11. Luciano dice:

    Que logrado y emotivo. Transmite y nos lleva a la escena. Muy bien fabricada las imágenes en general, la estación, la casa, la vida, su historia, mucho contado en pocas y sencillas palabras. Felicitaciones.

    saludos.

    Escrito el 7 diciembre 2013 a las 04:22
  12. 12. Miguel Marchan dice:

    Muy buena historia, muy conmovedora

    Escrito el 13 diciembre 2013 a las 17:30
  13. 13. Carlos Crego dice:

    Extraordinario. Corto en palabras y extenso en emociones. Enhorabuena

    Escrito el 27 diciembre 2013 a las 11:40
  14. 14. Brillo De Luna dice:

    Gracias amigos por sus palabras, son muy enriquecedoras.

    Escrito el 29 mayo 2014 a las 15:13

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