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El hombre que te enamora - por Guillermo Cédola

Entrá.
Se abrió la puerta y un vaho la estremeció. El piso y las paredes bruñidas hacían reverberar la luz que llegaba hasta ellas. El turbador silencio sembraba un nuevo sentimiento de incertidumbre, de inquietud, de miedo, aunque su voz aún le fuera familiar.
El cuarto era, a juicio previo, desmedidamente grande. La luz, en el centro brotaba en forma de cono, manteniendo su intensidad desde el techo hasta el piso y envolviendo a quien otrora había sido él en una impenetrable dimensión. Él ocupaba un sillón proporcionado a la habitación pero inmenso a su contextura física. Estaba sentado con los brazos descansando en los apoyabrazos, las palmas hacia abajo y los dedos extendidos, una manta cubría sus piernas y vestía una camisa blanca. Su cabeza estaba sujeta al respaldo del sillón por una vincha metálica.
– Estoy feliz de verte – dijo él
– Si, si. Yo también – contestó confundida a esa voz que parecía provenir de todos lados.
– No mientas, nadie puede alegrarse de verme sin mirarme.
– No. Si. Es que me impresiona el…
– No es necesario que te alegres.
– Perdón, pero no tengo claro qué hago acá. Ella imponía a su voz una mesura inusual, utilizaba deliberadamente la concisión en sus frases y contraía los músculos de sus piernas, experimentando cómo las rodillas se retraían, para sentirse más apoyada sobre sus talones y lograr mayor aplomo en sus palabras.
– Sos vos pero al mismo tiempo no sos. Te escucho y tu voz tiene la sonoridad de siempre, te veo y estas inmóvil, impávido. No sé si sos un holograma, un muñeco, mi imaginación, una pesadilla. No sé. No sé con quién estoy.
Ella presentía su mirada pero no había ojos que la mirasen. Esperaba una reacción como las que siempre había tenido: estentórea, convulsa, pero no hubo reacción, solo esa voz indeterminada habló:
– Estás con todo lo que fui. Siempre estás y estarás con lo que fui, sólo que antes de ahora estabas enamorada de quien sería. Hoy ya no. Hoy sólo podes estar con lo que fui y con lo que soy. En esta sala, que no es otra cosa que tu conciencia y por eso te causa temor, me mantenés inerte a los fines de tu creación: el hombre que te enamora. Lamento decirte que ese hombre sos vos. que ese hombre es tu entelequia Has querido lograr, en base a lo que sabías de mí, un ser a tus apetencias: ideal. Pero no te ha sido fácil modificar la realidad, tu experimento, o sea yo, no se sometía con facilidad a tus designios y ejercía (descaradamente) el libre albedrío.
– No. Yo te amo. Yo sólo quise lo mejor para los dos…siempre creí en tu potencial…
– No tenés que justificarte. Sos vos con vos misma quien discurre en este momento.
– No me justifico. Está bien, es cierto que siempre quise acompañar tu crecimiento…
– Acompañarlo no, hacerme a tu imagen y semejanza.
– No. Ayudarte a crecer, a que fueras mejor.
– ¿Mejor que qué?, ¿mejor que quien?, ¿mejor para qué?
– Mejor para vos, para mí, para la familia que queríamos formar…
– Mirá la imagen que tenés de mí: Un cuerpo incapaz de mover un músculo, una voz que suena como la mía pero no sale de mí y una cabeza sujeta para que las ideas no se echen a rodar libremente. ¿Eso fue lo mejor que conseguiste de mí?
– No. No, no entendés. No me hiciste el caso suficien, no no, quiero decir…
– No digas, quizás tengas razón y no puedas conseguir más de mí.
– ¿Pero qué es esto?, ¿De qué me estás acusando?, ¿No tengo derecho a querer a alguien mejor a mi lado? ¿Acaso soy anormal si pretendo que seas previsible, con los pies en la tierra y un mínimo de seguridad?
– Vos sabrás. Decime ¿hubiese valido la pena que tu proyecto finalizara exitoso?
– ¡Si claro! Siempre quise que fueras lo mejor. No tengo dudas que si tus cambios se hubiesen producido en éste momento yo sería…
– ¿Una mujer feliz? o ¿una mujer añorando a un ser lleno de sueños?
– ¡Una mujer feliz!
– ¿Pensaste si yo sería feliz?
– ¡Cómo no ibas a ser feliz haciéndome feliz a mí! ¿Qué más necesita un hombre?
El cono de luz desapareció y el silencio se apoderó de la sala mientras a ella se le dibujaba una sonrisa.

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1 comentario

  1. 1. Juanse dice:

    El mejor

    Escrito el 20 diciembre 2016 a las 19:01

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