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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Vodka sin hielo - por Clodomira Laguna

Bar Baztoki, diez diecinueve de la noche, música suave, un único cliente sentado en la barra. Frente suyo Lupe, una dama de cabello oscuro y labios color carmín, viste de negro, como si presagiara la muerte, suavemente le pide que se marche a su casa, que ha bebido suficiente, que:
–¿Didi… tu esposa se va a molestar?
–hace mucho que eso no pasa –responde él mirando con tristeza el vaso, Lupe ya esperaba aquella respuesta, se sirve un trago y lo bebe de un solo golpe antes de decir:
–entonces sigue enferma…
Didi suelta un hondo suspiro, lleva año y medio guardando un silencio que lo agota pero no puede detenerse ahora, se cubre el rostro con la mano derecha. Lupe sonríe con dulzura, nunca se había imaginado ver al asesino número uno del señor Candy así
–una mañana dejo de levantarse de la cama y lo entendí pero… pensé que con el tiempo se le pasaría y trataríamos de continuar– Didi toma el vaso y termina su bebida, añade– siempre la sueño bailando pero al despertar y verla igual que el día anterior, como un ave herida a merced de terribles vientos… Siempre le digo que lo siento, le pido perdón por lo sucedido pero… ya no soporto más
Didi se limpia torpemente las lágrimas
–Mi corazón –dice Lupe suavemente y le toma el rostro frio con cuidado– ¿Por qué esta así si todo parecía tan bien?
–estábamos embarazados y por mi culpa perdimos al bebe. Fue cuando asesine a Marcus, ella lo vio todo –responde Didi con voz quebrada, con el dolor de la culpa en cada silaba
–Fue esa noche… –dice Lupe mientras le limpia las lágrimas– recuerdo al enfurecido señor Candy, hasta aquí llego el rumor que esa muerte le había salido más cara que dejarlo vivo otro año. Lo siento mucho cariño…
Lupe lo atrae hacia sí y lo abraza, el cuerpo grande está temblando, de dentro emerge la voz:
–pasa el día entero sentada junto a la ventana, hago todo por ella, le doy su comida, la baño, la visto, la brazo con cuidado en la cama. Cuando salgo a trabajar, la hija del vecino me ayuda. Lo que hago es horrible, lo sé, pero no puedo dejarlo, el señor Candy es quien consigue los mejores médicos de la ciudad. Ellos dicen que su cuerpo está bien, es su mente la que se ha ido
El dolor de Didi invade a Lupe, ha visto de todo en el bar, muchos se han sentado y contado mil historias pero ninguno había estado como Didi, es un animalito perdido que continua funcionando por fuera pero por dentro todas sus piezas están rotas,
–Recuerdo cuando la trajiste, se veían tan felices… –susurra Lupe al oído de Didi
–los primeros días luego de salir del hospital, gritaba y me lanzaba cuanto tenía a la mano, pero soportaría más eso que verla languidecer día con día, he intentado todo
Didi se separa de Lupe de repente, un pensamiento han venido a su cabeza nublada de alcohol y malos recuerdos. Mira la sortija de matrimonio en su mano y despacio se levanta de la silla, observa a Lupe, sus ojos están sorprendidos y el temor invade sus facciones pero antes que diga algo Didi saca unos billetes, los pone en la barra y sale corriendo tras despedirse con un:
–adiós Lupe.

Didi corre hasta el edificio donde vive, sube las escaleras, abre la puerta y la asegura desde dentro, se acerca a la ventana y con violencia da vuelta a la silla de ruedas, encuentra la mirada vacía de su esposa, lleva puesto un vestido blanco, las manos caídas a los lados, los pies desnudos sobre los pedales, es la imagen misma de la ausencia, Didi grita:
–¡ya no lo soporto! –Saca su arma y de inmediato los ojos de Amalia siguen el artefacto de la muerte, Didi le apunta a la frente– ¡regresa!
el metal a unos centímetros de la piel, de pronto Amalia sonríe, apoya las manos en la silla y se empina un poco, abre su boca e introduce en ella el cañón del Aguila del desierto punto 50. Didi está atónito, esperaba que sucediera algo pero no creía que fuera eso…

Un disparo e instantes después la hija del vecino se acerca al departamento, al asomarse al umbral ve el cuerpo de Didi en el suelo, se ha volado casi toda su cabeza y donde había dejado hace unas horas a Amalia solo encuentra la silla vacía.

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2 comentarios

  1. 1. Forvetor dice:

    muy bueno el relato. quizá haya alguna falta en la forma en que ordenas los diálogos y las descripciones intercaladas, pero la historia me ha gustado bastante. sigue así y que yo lo lea 😉

    Escrito el 4 diciembre 2013 a las 20:36
  2. 2. Luciano dice:

    jaja, con mis respetos a su nombre, yo la bautice en broma Rodoclomira a una amiga, aaaah, si no fuera tan hermosa no le hubiera puesto ese nombre, pero ella no sabe… aaaah, si ustedes supieran que cuando nos gustan, nos gusta molestarlas.

    pero hablando del texto…

    jaja, es genial, es decir, es tragedia, pero es muy bueno el texto, eso si, es cierto lo que menciona Forveto. Yo diaria que la historia es tan grande que se desproporciona de las manos del autor. Pero solo necesita unos dias para rebisarlo y ordenarlo, tiempo, solo eso, lo que escasea. Pero claro que yo no podria haber escrito una historia tan bien contada y tan buena, creativa, intigrante, llena de matices en solo una o dos escenas, compleja, etc. felicitaciones.

    saludos.

    Escrito el 7 diciembre 2013 a las 05:11

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