En busca del alma - por Fran

-Buenos días-
-Hola Jorge, ¿Qué tal has dormido? Hoy tenemos el día bastante fuerte.
Jorge había estado toda la noche sin dormir, de marcha por la Zona Universitaria de Murcia.
-No he descansado mucho -respondió-.
El inspector Reguera está mirando la documentación que le ha entrado. De espaldas a él, lee la carpeta con los informes de un atestado y cuando se da la vuelta para comentar algo, ve a Jorge con la cabeza sobre la mesa y los ojos cerrados.
-¡Jorge, despierta joder! -le chilló el inspector- ¡No te eches sobre la mesa, que tenemos demasiado curro!
-¿A quién tenemos que interrogar hoy?
-Haz el favor y habla con propiedad. ¿O es que no te han enseñado en la academia la diferencia? Solo se interroga a los imputados o procesados. Al resto, sean testigos o sospechosos, se les entrevista.
-Vale, ¿a quién entrevistamos hoy?
-Mucha gente para un solo día –le dijo-. Cinco personas, tres esta mañana y dos esta tarde, relacionadas con la mujer que desapareció el lunes al salir de misa. El primero es un pintor un poco excéntrico que se encontraba pintando la fachada de la Catedral. El resto son, dos mujeres mayores que acudieron a misa, un operario de limpieza que trabajaba en la plaza de la Catedral y un sacerdote que se encontraba fumando en la puerta.

Un funcionario de la comisaría abre la puerta. Junto a él, un Policía Local de Molina de Segura.
-Con su permiso inspector. Una pareja de la Policía Local de Molina de Segura quiere hablar con Usted.
-Que pasen.
-Buenos días inspector. Hemos traído, a Don Juan Galindo, por un requerimiento de ustedes.
-¿Dónde está?
– Lo tenemos en el hall –le dijo entregándole una diligencia-. Está mi compañero con él. Lo hemos encontrado en la plaza del ayuntamiento de Molina de Segura, descuartizando una paloma. Cuando hemos ido a ver qué estaba haciendo decía que quería encontrar el alma de la paloma. Al identificarlo, hemos visto que tenía el requerimiento.
-Muy bien, muchas gracias. Jorge, hazte cargo del pintor y pásalo a la sala 2.
-Ok jefe.
Jorge recoge al pintor y lo introduce en la sala 2.
-Ya está dentro jefe. Se ha santiguado trece veces cada vez que hemos pasado por una puerta. Es un tipo muy raro. Parece muy supersticioso.
-Vale, vamos a ver que nos dice. Quédate fuera, yo lo entrevisto.
El inspector entra en la sala y se sienta frente al pintor en la mesa.
-Buenos días Sr. Galindo. ¿Cómo se encuentra?
-¿Por qué me han traído aquí? ¿Dónde están mis herramientas?
-De sus herramientas no sé nada, deberá preguntarle a la Policía Local. Estamos investigando la desaparición de la Sra. Teresa López Génova el pasado lunes. Según la patrulla que acudió a la Catedral tras la denuncia, estuvo toda la tarde en la Plaza del Cardenal Belluga, pintando. ¿Es cierto?
– Si.
-¿A qué se dedica usted?
-Soy pintor, pintor de almas. Yo puedo ver el alma de cualquier persona, de cualquier animal, de cualquier cosa. El lunes estaba pintando el alma de la Catedral.
-¿Siempre ha sido pintor?
-Antes era escritor. Escribía sobre el alma.
-Está usted obsesionado con el alma.
-Sí, el alma es el bien, quien no tenga alma encarna al mal y hay que buscarla, como lo que hice con la paloma esta mañana.
-Bien, según le comentó a los compañeros, usted vio salir a la Sra. Teresa.
-¿A la mujer de azul? Sí, la vi salir y esconderse en los soportales. Después, cuando salió todo el mundo, entró de nuevo.
-¿La vio salir de nuevo?
-No, pero entré a ver que hacía y descubrí que no tenía alma.
-¿Qué hacía?
-Estaba en la Capilla de los Vélez. Había abierto el candado y estaba intentando llevarse algún candelabro de Plata, por eso no tenía alma.
-¿Qué hizo usted?
-Buscarle el alma. La golpeé con un candelabro y abrí su pecho para buscarle el alma. Al no encontrarla, escondí su cuerpo detrás del Altar de la Capilla. Puse de nuevo el candado en la verja de la capilla y salí.
Jorge entra en la sala.
-Jefe, acaban de encontrar el cuerpo de la mujer en la Capilla de los Vélez de la Catedral.
-Sr. Galindo, va a ser detenido por la muerte de la Sra. Teresa López Génova. Mi compañero le leerá sus derechos y le acompañará a una celda.
El pintor se santigua trece veces.
-Es usted muy supersticioso…