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CANDADO DE PLATA - por PANTOCRÁTOR

Juan Manolo Ponce era un personaje supersticioso al extremo, tan supersticioso como podía haber sido inventado por la limitada imaginación del escritor de Narrow To Day, el periódico del colegio Masglavich en San Petersburgo, que dedica una revista para colocar a diario, un texto de algún escritor del colegio. Todo para fomentar la escritura de los jóvenes.
Así, Asimov Carl, escribió para el Narrow, una breve historia sobre Juan Manolo Ponce, español nacido en Valladolid, y que se dedicaba a la escritura profesional. Asimov, proyectando sus sueños como escritor sobre Ponce y que aparte, el mismo quería conocer Argentina, decidió que Ponce, realizaría sus sueños, viajaría a Argentina por razones literarias, lo que sería presentar un nuevo libro en el paradisíaco país y allí, pararía en la casa de Federico Pérez Gabiota, un primo lejano que también se dedicaba a la escritura profesional y que también era supersticioso.
El trece de Diciembre del dos mil trece a las 13:13 horas, se encontraba en vuelo hacia Argentina. Ponce era supersticioso, creía en todas esas cosas, pero no le daban miedo. Le parecían un reto del destino, como si le estuvieran diciendo “¿En serio, te atreves?” Y él, osado, siempre buscaba formas para desafiarlo. Si veía un espejo roto en la calle, lo pateaba para que se rompiera más; si veía una escalera, pasaba por debajo; si veía un gato negro en la noche, lo asustaba para que se le cruzara, y así con todo. La superstición lo rodeaba, pero él quería controlar esas fuerzas extrañas que anidaban en la oscuridad del incierto destino. No se podía aceptar sencillo y contemplativo de su entorno, desafiaba todos esos factores. Por eso se hizo escritor. Si podía vivir de la escritura, ya se había consagrado en vida, no por el éxito, sino solo por la supervivencia misma, ¿que otro misterio tenía la vida? ¿Más que encontrar la forma de sobrevivir y transcurrir a través de los años en paz y sin complicaciones?
Ya en Argentina, Federico lo recibió en el aeropuerto. En un par de horas presentarían el libro que se titulaba “El Candado de Plata” Era una historia policial que transcurría entre Italia, Alemania y Francia. Había un acaudalado asesino en serie que se dedica a viajar y derrochar su dinero. Seducía hermosas mujeres y las llevaba al hotel en donde estuviera parando, pero no podía controlarse, en el momento de intimidad, les quitaba la vida. En la historia, la policía lo estaba rastreando, y no sería difícil encontrarlo, pues Smith Jhosefh, siempre pasaba por los mismos países. Italia, Alemania, Francia. Tenía delirio por esos países. Era solo cuestión de tiempo. Tal vez él quería que lo atrapasen, y de apoco, estaba dejando que lo hicieran. Para que alguien le ponga fin a esas muertes que él no podía detener. Estaba encerrado en un espiral infinito, sinceramente quería salir, pero para eso, tal vez se tenía que entregar. Pero tampoco podía, ya no tenía sentido. Tal vez nada de esto hubiera pasado con psicólogo en el momento adecuado, ya era muy tarde, solo quería que de a poco, se extinga su vida, pero el vigor y la excitación de sus aventuras, eran irrefrenables, “malditos policías que dejan que estas mujeres sigan muriendo por mi culpa” pensaba, “son unos incompetentes, igual que el bastardo de mi padre que lo único que sabía hacer el milico, era golpearme cuando estaba en casa.”
Pero tenía un enfermedad terminal, cáncer, así que poco le quedaba. Un día, por fin dieron con la dirección de su mansión. Le siguieron el rastro, entre otras pistas, siempre dejaba en la escena del crimen, una llave de plata. Cuando llegaron a su mansión no había guardias ni perros, solo la gran reja de entrada con un candado de plata. Pero el cáncer se lo llevo antes de que llegaran y junto al cuerpo encontraron su confesión.
El libro que Manolo escribió, naturalmente tuvo éxito, pues Carl se estaba proyectando sobre su héroe, así que no podía fallar. Todo cerraba, viaje al país soñado y una historia certera para dar en el blanco, y aparte, esa osadía de jugar indiscriminadamente con el destino que encanta a los jóvenes.
Pero la historia de Carl paso desapercibida en el periódico del colegio. De a poco olvido sus sueños y dejo sus anhelos de escritor. Y hoy solo se dedica a la rutina del trabajo y la familia, que de todas formas, tiene su sabor a plenitud.

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