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El hombre que le preparaba café - por Don Jorge

– Me parece que no te amo más. – le dijo ella esa mañana mientras él le preparaba el café – En realidad no me parece… no te amo más.
Eso sí que lo tomó por sorpresa. Se habían acostado diciéndose cuanto se amaban hasta que los venció el sueño, y cinco horas después a Lucía Mantía se le había esfumado todo ese amor que sentía desde hacía tres años y dos meses cuando vio a Esteban Medina por primera vez en aquel restaurante y creyó que él era el indicado.
Fue un lunes siete. Esa mañana Lucía había leído en el horóscopo del diario El Día que algo iba a sorprenderla. Y en el del diario Clarín que un amor golpearía su puerta. Y en el del diario La Nación que debía estar atenta a las señales de Cupido. Esos tres inestables indicios le dieron a entender que ese hombre que comía en soledad en la mesa ubicada en el rincón más apartado del salón podría ser ideal para ella. Por su forma de vestir, una remera blanca y un jean negro, intuyó que era una persona simple, que no le importaban las modas ni la ostentación sobre su clase social. Por el portafolios que colgaba de su silla pensó que era un hombre inteligente, un intelectual. Que comiera con la cabeza apoyada en su mano derecha mientras que con la izquierda revolvía el plato era un signo de romanticismo y timidez. Tenía barba candado y algo desprolija, y para Lucía eso significaba que era una persona graciosa y de risa fácil. Y sin motivo alguno, o quizás por las uñas algo largas, pensó que Esteban era una persona que amaba los juegos por más tontos que fueran. Solo dos minutos necesitó Lucía Mantía para saber, sin duda alguna, que él era el amor de su vida. Agarró un libro que tenía en su cartera y con una lapicera se acercó a su mesa.
– Disculpe – le dijo y Esteban levantó la vista. Al verlo a los ojos pensó que amaba cocinar. Por las ojeras creyó que su momento favorito del día es la noche. Y de ahí dedujo que era un hombre calmado, tranquilo y filosófico – ¿Me firmaría un autógrafo?
– Creo que está confundida. – le dijo él, y cuando Lucía escuchó su voz entendió que odia el fútbol, que tenía una opinión política neutral y que no le daba importancia a los avances tecnológicos – Yo no soy famoso como para darle un autógrafo.
– No se haga el desentendido – le dijo ella con una sonrisa enorme y enamorada – Usted escribió este libro, uno de mis favoritos.
– Yo no escribí ningún libro, ni siquiera soy escritor – le contestó y miró el libro en cuestión. Era Cuentos de amor, de locura y de muerte – Los escribió Horacio Quiroga, y murió hace varios años ya.
– Ya lo se. – le respondió ella bajando la mirada y sonrojándose como hace tiempo no se sonrojaba. Por un lado se sentía una estúpida, pero otro lado conforme con el objetivo cumplido – Pero no encontré otra excusa más inteligente para venir a hablarle.
Toda esa situación no hizo más que inflar el desnutrido autoestima de Estaban quién fingió interés en Lucía por el solo hecho que ella se interesó en él. Y esa combinación, autoestima bajo y superstición alta, hizo que a las dos semanas comenzaran a vivir juntos. Nadie podía negar que esos dos estaban enamorados, bastaba con verlos andar por la vida para darse cuenta que eran el uno para el otro a pesar de que esa imagen que ella se hizo de él se fue desmoronando poco a poco hasta quedar reducida a exactamente lo contrario. Pero a Lucía no le importó porque ese amor era mágico; y así como tan mágicamente apareció, tres años y dos meses después desapareció.
Fue un sábado trece. Esa mañana Lucía había leído en el horóscopo del diario El Día que algo tenía que cambiar. Y en el del diario Clarín que un nuevo amor golpearía su puerta. Y en el del diario La Nación que hay que aceptar los finales. Esos tres inestables indicios le dieron a entender que ese hombre que le preparaba café ya no era ideal para ella. Y sin preámbulos se lo dijo.

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3 comentarios

  1. 1. Nana dice:

    ¡Me ha encantado! Engancha de principio a fin. Y es redondo, se cierra sobre si mismo. He disfrutado mucho leyéndolo.

    Escrito el 28 diciembre 2013 a las 18:12
  2. 2. Emmeline Punkhurst dice:

    Me ha gustado. Destacaría, sobre todo, el diálogo con el que Lucía se aproxima a Esteban y el título, que me parece muy atractivo.
    Felicidades

    Escrito el 29 diciembre 2013 a las 00:05
  3. 3. Peter Walley dice:

    Buena historia y muy bien contada. La he leído dos veces y me ha dejado con dos sensaciones distintas, entre divertido y melancólico. Bien hecho y sigue así.

    Escrito el 29 diciembre 2013 a las 09:22

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