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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Carta al encargado del blog - por Robe Ferrer

Web: http://www.sangrandopalabras.tk

Estimad@ organizador del taller literario “Móntame una escena”:
Le remito esta pequeña carta para comunicarle mi decisión de no participar en la edición número trece del taller.
Esta decisión no responde a conflictos morales, religiosos o políticos. He decidido no participar simplemente por temas supersticiosos. Del número trece no puede salir nada bueno, ni siquiera para un escritor.
Cuando recibí el correo con el contenido del relato para este mes lo ideé con muchas ganas, pero poco a poco las ideas se fueron escapando de mi cabeza como si de ovejas en un redil sin candado se tratara. Caminaba por la calle dándole vueltas al primer pensamiento que tenía para este trabajo, pero, sin darme cuenta, pasé bajo una escalera y poco después tropecé y caí, con la mala suerte que mi teléfono móvil se me escapó de las manos y quedó destrozado.
Como soy una persona previsora, tengo otro modelo más antiguo en mi casa por si sucedía un caso como este. Regresé a mi domicilio y lo cogí. Al salir del portal, el gato negro de mi vecina se escapó corriendo entre mis piernas, haciéndome trastabillar. Para no caer, me tuve que apoyar sobre el marco de la puerta, con la mala suerte que se cerraba en ese momento debido al peso. Los cuatro dedos de mi mano derecha quedaron totalmente pillados entre la puerta y el dintel, con el consiguiente dolor. A día de hoy tengo cuatro uñas de un tono morado-negruzco que pasarían desapercibidas en un concierto de música siniestra.
Durante la comida, algunas ideas fluyeron de nuevo en mi cabeza. Las uní, las desuní, las cambié de sitio y siempre daban buen resultado. Hasta las eliminé de mi mente y pocos minutos después regresaron ellas solas. Entonces me dí cuenta de que eran buenas ideas. Abrí mi portátil sobre la mesa del restaurante y me puse a escribir. Llevaba medio relato cuando me sirvieron el primer plato: una ensalada romana. Cogí el salero y la aceitera para aliñarla. Cuando estuvo lista, coloqué el aceite en su sitio. Al ir a colocar la sal, tuve la mala suerte de que el salero se me escurrió y todo su contenido quedó desparramado por encima de la mesa y de mi portátil. Enseguida cogí una pizca de sal y la lancé por encima del hombro derecho, por si las moscas. No recordaba por encima de que hombro había que hacerlo, pero supuse que daba igual, la mala suerte se iría de todas formas. Pero no fue así. Al lanzar la sal por encima del hombro equivocado, se la tiré directamente a la cara de una señorita y le debió entrar en los ojos porque no dejaba de frotárselos y gritar como una posesa. Esa señorita estaba acompañada por un hombre que parecía sacado de un combate de boxeo; así que, para mantener mi cuerpo con todos sus huesos sanos, tuve que salir corriendo del restaurante, con mi portátil estropeado por la sal bajo el brazo y sin pagar la comida que no había llegado a disfrutar.
Nunca había sido una persona supersticiosa hasta ahora, pero según han ido sucediendo estos acontecimientos, me he vuelto más y más creyente en los asuntos de la mala suerte. Para evitar que me sigan sucediendo desgracias, prefiero dejar pasar la invitación para esta edición número 12+1 (nunca más voy a mencionar ese maldito número) del taller de escritura, ya que desde que pensé en participar, nada me sale bien. ¿Será que alguien me ha echado el mal de ojo?
Atentamente, reciba un saludo.

PD: Para colmo de males, debido a lo apretado de estas fechas prenavideñas, tendría que hacer entrega de dicho relato el viernes día trece y eso aumenta las posibilidades de que las cosas no vayan bien.

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2 comentarios

  1. 1. Begoña dice:

    ¡Mágnifico! Muy original, sí, señor. Una forma inteligente de afrontar el taller.

    Escrito el 28 diciembre 2013 a las 22:00
  2. 2. Lilim dice:

    Que curioso, a mi me tocó comentar el tuyo 😉 También me gustó bastante mucho, me pasaré por tu blog en cuanto acaben estas fiestas de pesadilla…

    Escrito el 30 diciembre 2013 a las 23:01

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