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EL DIA TRECE DE LA ABUELA CARMITA - por Aristides Neppo

El día trece del mes de octubre, dos días antes de ser encontrado el cuerpo de María Pérez, sadicamente apuñalado y con un viejo candado incrustado en lo más profundo de su vagina, flotando en las aguas de Laguna Chiquita; su octogenaria abuela Carmita se había levantado muy exaltada. Tuvo pesadillas esa noche. Soñó con dientes rotos ahogándose en sangre oscura y mierda pestilente. Esa clase de sueños era un mal presagio y según sus creencias, alguna cosa mala podía avecinarse, sobre todo, siendo ese un día de mala suerte: viernes trece.

María Pérez veía a su abuela ir y venir desde muy temprano, envuelta en una espesa humareda de incienso y brasas ardientes, “para alejar a los malos espíritus y librar de ellos a la familia”. Para sus adentros, la muchacha se reía de las supersticiones de su abuela, pues ella no daba crédito a esas tonterías, pero muy a pesar suyo, no podía evitar sufrir una especie de extraña sensación que la inquietaba.

-En verdad crees en esas cosas abuela…?.
Le preguntó con una risita oculta entre dientes.

-Pues claro que creo mi niña.
Respondió la abuela.

-Son como mensajes que me llegan del más allá y no puedo ignorarlos. Para estas cosas, hay que estar siempre preparados hija mía, nunca lo olvides.

En la voz de la abuela había tal convicción, que se sintió estremecida.
Era de rostro bonito y andar cadencioso; más que andar parecía que danzaba. En el café claro de sus ojos se advertía un brillo cálido y soñador. No pasaba de diez y siete años de edad. Aún no tenía novio conocido, aunque ya era el centro de atención de la mayoría de los hombres que la conocían, incluído Matteo Viglietti.

Matteo Viglieti era italiano. Un ex escritor de guiones en su Valencia natal. Había emigrado a la isla en compañía de Altagracia Delgado, una dominicana con quien vivía en pareja hacía poco menos de dos años. Muy pronto cayó bajo el influjo de la particular belleza de María Pérez. Nada de esto había pasado inadvertido para los demás, y mucho menos para su prima Anisa. Una tarde y sin motivos aparentes, el italiano se presentó ante María para hacerle un obsequio.
Había comprado un osito de peluche para la muchacha. Estaba tan insimismado en la contemplación de la joven, que no advirtió a tiempo la presencia de su mujer, Altagracia Delgado, quien en un sólo movimiento arrebató el juguete de las manos de María y lo destrozó en mil pedazos. Estaba frenética. Una cólera casi incontrolable se le desbordaba por los poros, en un increíble ataque de celos. María se alejó corriendo, asustada por la inesperada presencia y la reacción de la mujer. Sus ojos estaban dilatados de terror. Hubo testigos del incidente.

Altagracia Delgado era de carácter emotivo, de pocos escrúpulos y muy celosa.
“Matteo Viglietti era suyo y nadie se lo quitaría, y mucho menos esa mosquita muerta.”
Así pensaba mientras peinaba su negro y corto pelo. Le había costado mucho esfuerzo y disgustos quitárselo a esa tipa, allá en Italia, para que venga ahora esta carajita de mierda a querer metérsele por los ojos.

María Pérez y su prima, Anisa Almonte Pérez, crecieron juntas, casi como hermanas. Eran de la misma edad, con diferencia de días apenas. De niñas viajaban juntas a la escuela, solían dormir en el mismo cuarto y jugaban con las mismas muñecas. Sus respectivos hogares se enclavaban en el mismo vecindario, lo cual les permitía estar casi siempre juntas.
Pero Anisa Almonte Pérez guardaba un secreto: a ella le gustaba Matteo Viglietti. Hacía meses se derretía por el italiano. Por las noches soñaba con él y se despertaba inundada por las íntimas y cálidas mieles de su lujuria. Era casi insoportable verlo con otra, y peor aún, ver como se fijaba sólo en su prima. Así, una extraña mezcla de amor, celos, odio y ternura fue poco a poco anidándose en algún oscuro y recóndito lugar de su ser.

Una noche, justamente la noche del mismo día trece de octubre, exactamente una noche después de las pesadillas de la abuela Carmita, Anisa Almonte Pérez invitó a su prima a dar un paseo, un rutinario paseo que las dos solían dar algunas noches. Nadie vió salir juntas a las primas. Nadie tampoco las vió tomar el camino hacia Laguna Chiquita; y poco después de una hora y media, nadie tampoco vió retornar sola a Anisa Almonte Pérez.

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3 comentarios

  1. Estoy muy emocionado, mucho, mucho, mucho. Agradezco en todo su valor los tres comentarios hechos sobre mi cuento. Me parecen super excelentes. Me encantan. Me proporcionan una fuerza absolutamente necesaria para continuar escribiendo. Agradezco muchisimo todas las criticas. Son muy constructivas y como tal, las tomare en cuenta. Para los que opinan que este cuento debia ser mas largo, debo decirles que ya lo he extendido. Me llena de especial orgullo el hecho de que en algunos aspectos, mi texto recuerde en algo al gran maestro Gabriel Garcia Marquez, aunque debo aclarar que no he buscado en nada algun parecido con el. Mil gracias para ustedes, quienes comentaron mi texto, deseo que los comentarios hechos a sus trabajos, hayan resultado tan gratos como han sido para mi los comentarios sobre mi trabajo. Gracias al equipo de Literautas por tan importante oportunidad. Estan realizando un excelente trabajo.

    Escrito el 28 diciembre 2013 a las 23:42
  2. 2. Aurora dice:

    Hola, tuve el placer de comentar tu texto, y digo el placer porque me parece redondo y precioso, a pesar de la muerte brutal de María. Como ya te dije, lo mejor es que todos, excepto la abuela, tengan razones para matar a la niña, y el contraste de su inocencia con las pasiones de los otros tres.
    Mi enhorabuena de nuevo. Me alegro de que nuestros comentarios te sirvieran y me encantaría leer la versión extendida.
    Que 2014 venga plagado de letras e inspiración.

    Escrito el 29 diciembre 2013 a las 12:02
  3. Muchas gracias Aurora. En verdad te agradezco con el alma tu comentario sobre mi texto, fue realmente motivador poder leer un comentario tan positivo como el tuyo y nuevamente te lo agradezco. Estuve revisando mi cuento en base a sugerencias y correcciones que ustedes me hicieron y lo extendi un poco mas, y tambien realice correcciones en el mismo. Me complaceria muchisimo enviarte mi version corregida y amapliada, pero para ello necesito una via de comunicacion contigo, asi que ya sabes, si la quieres leer, esta en tus manos.

    Escrito el 3 enero 2014 a las 01:11

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