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TEXTO 13: SAL Y AZUCAR - por Osvaldo M. Vela Sáenz

SAL Y AZUCAR
Un día en primavera. El pasto lucía su verdor. La naturaleza, para adornar su presencia, lo cubría con gotitas de roció que destellaban ante el nuevo sol. Astro, cuyo calor, cegaría la vida de aquella explanada de húmeda belleza. Mauricio sentía renacer su esperanza. Aquella visión ante sus ojos, era premonición de lo que venía para él. Su entorno irradiaba salud; menos él. Cita con doctora recomendada, lo visitaría a las nueve; esperaba expectante. Todo mundo le decía curandera. Se adjudicaban toda clase de curaciones milagrosas: su nombre Hermelinda. Su mirar tosco y torcido. Su rostro al sonreír mostraba un solo diente Más, atractivo de su conocimiento se imponía. Llegó tan puntual como su vehículo lo permitió. Llevaba, pócimas para alegrar a cualquier paciente. Mauricio le franqueó la entrada. Ella, con una rápida auscultación, pregunto:
–¿Cuáles son tus males Joven?
— Bajo en plaquetas y alto azúcar.
–Los matasanos saben poco . ¿Desde cuándo te sientes mal?
–Desde que vivo en esta casa de campo.
–este lugar es una salina; todo lo que veo es sal y mala suerte
–¿Por qué?
— Dejé el pavimento y encuentro solo muestras de mala suerte, por eso las dolencias . En la primera curva cruzaron el camino dos gatos negros. Al frente, el cerco de la casa, tenía trece postas de cada lado. La puerta sin candado, la herradura que la adorna, estaba al revés. La puerta se abría al lado izquierdo y hacia afuera. En el techo de la casa, un búho se encontraba sobre la chimenea. Sobre los escalones de entrada había dos elefantes de yeso para recibirme de frente. En la galería una escalera recargada sobre la pared. Cuando te pregunté, cuáles son tus males, me dijiste estoy azucarado y bajo en plaquetas, no tocaste madera para librarte de esos augurios. Me imagino que esa escoba la trajiste de tu casa y la usaste para las telarañas en la casa. Por lo mal que te sentías, dejaste los residuos de la cena sobre la mesa y sal derramada sobre ella: semeja mesa de escritor. Además, hoy, es día martes 13 de Mayo.
–¿ Y todo esto que? Son puras supersticiones.
–Mas bien son presagio de mala suerte
–Que gran dilema, por un lado los doctores dictaminan el azúcar y tu por el contrario justificas todo con la sal. ¿Cuál de las dos podía ser mejor?
–Te diré, que yo con mis conocimientos, no estoy peleada con los matasanos. Ellos tienen la misión de curar los males terrenales y la mía, es una mezcla para curar males espirituales también. Y un día comprenderás, que son tan importantes el uno como el otro.
–Tienes, entre tus brebajes, solución para mis males.
–Traigo entre mis cosas uno preparado con agua del sagrado Lago de Catemaco. Esta agua viene de veneros que surten el lago. Desde tiempos ancestrales, considerada, como agua bendecida, por grandes curanderos que nos rigen desde otras latitudes. Tomé muestra de un ojo de agua y lo llené con tréboles de cuatro hojas y una patita de conejo. Lo puse a la lumbre. Hirvió levemente por varias horas. Colé los residuos y aquí traigo dos litros de ese brebaje. Tu ración, una copa tequilera todos los lunes al amanecer, hasta que se termine.
–¿Y esta funciona?
–Cierra tus ojos, al abrirlos encontraras una razón para creer. Haciendo caso a lo ordenado tomó la copa y bebió. Al abrirlos de nuevo , la Hermelinda que había visto ya no estaba ahí. En lugar de ella una bella mujer lo miraba. Se dio la vuelta y se alejo contoneándose y ya por salir de la casa escucho la voz más dulce hasta entonces escuchara, ordenándole: \"tómatela\".
La mejoría que sintió al tomarla, lo convenció seguiría el tratamiento. Todavía no despertaba de su asombro cuando vio llegar a su abuela avistarlo.
–Abuela Valeria, a que se debe tu visita.
— Me dijeron que estabas enfermo y como tu Hada buena vengo a curarte.
–Siempre dije que tú eras Valeria Varita, mi hada madrina.
–Voy a hacer, lo que muchas veces hice, cuando eras niño. Eras un guerco que llamaba la atención. Te hacían ojo. Traigo en mi bolso un huevo y un vaso de agua, ambos benditos. Te voy a dar un a barridita para alejar tus males. Después de tan noble faena se tomaron de la mano. La casa necesitaba una limpiadita.
VALOSSI

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