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Presagios - por Servio Flores

Viernes por la noche y yo aquí. Trece tenía que ser. Huele a sexo sin amor. Este burdel otrora exquisito ahora es un naufragio. Confieso que fui cliente de este lugar, incluso creí encontrar el amor aquí, pero de eso han pasado muchos años. La vida me llevó por caminos diferentes a los de mi amada, ella aún trabaja aquí, pero hoy estoy solo de paso, como investigador privado, con dos divorcios y cuatro hijos. Con dinero suficiente para comer y alquilar un apartamento-oficina en los arrabales de Hondonada.
Allí está Amanda, “Skarleth” le dicen aquí. Seguro no me reconocerá, a penas y me reconocía en los días en que la amaba, menos lo hará ahora. Pobre Barbie barbitúrica.
Esta semana ha sido presagiosa. El miércoles una mariposa negra se posó sobre mi puerta, “alguien morirá” dicen los que saben. Ayer me levanté con el pie izquierdo, despertar de una pesadilla donde los dientes se caen es algo brutal. Me incorporé de prisa. Pie izquierdo y una serie de malos presagios.
Hoy las 7:13 am me paralizó y la herradura que ha estado detrás de la puerta se cayó, la tomé en mis manos y la llevé conmigo. Una serie de avisos, como una comunicación sistemática y continua de alguien que intenta decirme que todo está mal.
Hubiera sido mejor no trabajar todo el maldito año bisiesto, pero la pista fundamental sobre “el asesino del trébol” espero encontrarla aquí. A sus víctimas les deja un trébol frente a la cara. No tiene un patrón específico, solo esta especie de firma, con las hojitas esas.
Cuasimodo, un informante de confianza me llamó por la madrugada. Su nombre no es Cuasimodo, un nombre no describe perfectamente una apariencia, un apodo sí.
— ¿Araica?
— ¿Si?
— Un extranjero frecuenta el bar “Gato Negro”, sería conveniente que fueras.
— Gracias Cuasimodo.
Este caso me lo ha encargado el propio gobernador. Ante la inoperancia de la policía, no le ha quedado más que al igual que en otras oportunidades, recurrir a mí. El trato fue simple:
— Encuentras al asesino, te ganas tu dinero y guardas silencio. —Guardar silencio equivale a renunciar a cualquier mérito, pero el buen fajo de billetes que recibiré vale cualquier sacrificio.
En el bar me acomodo en una butaca con buena vista. Pido un par whiskies y rechazo un par de chicas, hay nueva carne por aquí, pero yo ya no estoy para estos trotes.
Aun no veo a nadie sospechoso. De vez en cuando me descubro viendo a Amanda, retrocedo a los días del amor pero “ya es demasiado tarde princesa”. Dos clientes la acarician. Bajo su máscara de maquillaje poco queda de la chica que amé. Los años le han caído sin misericordia y pesadamente, como un candado lanzado con furia, aunque sus ojos de azul glaciar no han cambiado. Me guiña un ojo y sé que no me reconoce. Las drogas le muestran una realidad diferente al camino de destrucción y mierda en el que verdaderamente se arrastra.
“Lovette” sale de una habitación. “Lovette” le llamábamos, su nombre aquí es Brandy aunque realmente se llama Juana Concepción Pérez. Intento pasar desapercibido pero no lo logro.
— ¿Araica, que te trae por aquí?
— Ahora no “Lovette”. — Le digo y sigo al tipo que ha salido de otra habitación.
Es alto, delgado pero atlético. Pelirrojo y de sonrisa amplia, con dientes grandes y amarillentos de fumador crónico, parece escritor, tiene un gran trébol tatuado en su antebrazo derecho. ¡Este debe ser!, me digo y lo sigo hasta el oscuro callejón.
Huele a heces y orina, a basura y a miedo, pero no me detengo y sigo. Mientras él se pierde en la oscuridad yo empuño mi revolver. Camino algunos pasos y de repente el tipo me apunta con su arma, extendiendo su brazo de músculos delgados y marcados.
—No es buena idea seguirme. —Dice con un acento extraño, Irlandés parece.
Intento reaccionar, pero un fogonazo me ciega y un golpe seco en el pecho hace que me doble sobre mí mismo. Mientras me desconecto del mundo, escucho sus pasos acercándose. Luego no sé nada más… Hasta que algún tiempo después recupero la conciencia, y veo el trébol cerca de mí cara. Meto la mano en mi costado, y toco la herradura, que esta mañana cayó de mi puerta. La siento aboyada. Me cuesta respirar, debo tener algunas costillas rotas, pero estoy vivo, el asesino del trébol me cree muerto, y además le he visto a la cara.

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8 comentarios

  1. 1. Nana dice:

    ¡Qué bueno! Tuvo suerte en un día de malos presagios y además consigue lo que buscaba. Una estructura muy cuidada y la historia bien ambientada. Enhorabuena

    Escrito el 28 diciembre 2013 a las 18:51
  2. 2. Servio Flores dice:

    Gracias Nana. el relato me salió bastabte mas largo y tuve que recortarlo un poco, intentando no afectarlo tanto.
    agradezco su lectura.
    saludos.

    Escrito el 29 diciembre 2013 a las 09:05
  3. 3. Aurora dice:

    Como siempre, chapó, Servio. Estoy enamorada de la forma en que creas las escenas, traten de lo que traten, haces que nos metamos en la historia de lleno. Y el final, rompiendo la cadena de mala suerte, yo ni me acordaba de la herradura.
    Que en 2014 sigas dándonos textos como este.

    Escrito el 29 diciembre 2013 a las 11:58
  4. 4. Servio Flores dice:

    Gracias Aurora por su tiempo y por las palabras. Son el mejor estimulante para seguir trabajando.
    Abrazos y siempre los mejores deseos.

    Escrito el 30 diciembre 2013 a las 05:44
  5. 5. lunaclara dice:

    Hola Servio! Me ha gustado tu relato, está muy bien escrito. Lo vas a publicar mas largo en algún sitio?

    Escrito el 30 diciembre 2013 a las 21:38
  6. 6. Servio Flores dice:

    Hola Lunaclara, que emoción que le guste el relato, es un honor saberlo.
    Respecto a la versión larga, pues estoy pensando en trabajar un blog, quizás en estos días. la verdad es que no he tenido suficiente tiempo para eso, pero ya veremos, ojalá se de muy pronto.
    Gracias de nuevo Lunaclara, por el tiempo para leerlo y por sus palabras.
    Saludos y feliz año nuevo.

    Escrito el 31 diciembre 2013 a las 06:25
  7. 7. Simon Wallace dice:

    Justo te iba a comentar que me ha dado la sensación de que iba a trompicones, a veces se acelera, a veces parece que falten palabras; y otras va más ligero. ¡Ahora lo entiendo viendo que has tenido que recortar!

    De todos modos, has conseguido atmósfera y un buen final que da para más. Con lo poco que hay ya se descubre un personaje interesante del que hay mucho por saber.

    Sería genial para iniciar la novela sobre el asesino del trébol 😉

    ¡Felicidades!

    Escrito el 15 enero 2014 a las 00:34
  8. 8. Servio Flores dice:

    Gracias Simon Wallace, toda crítica es bienvenida.
    me es grato saber que ha encontrado algunas características interesantes. No resulta facil en 750 palabras, usted lo sabe.
    Gracias tambien por la idea de la novela, lo había pensado y su comentario me motiva.
    Saludos y nos seguimos leyendo 😉

    Escrito el 15 enero 2014 a las 03:46

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