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Un candado en tu boca - por Virginia Figueroa

Web: http://bocetosdemimente.wordpress.com/

Pasan dos minutos de las trece horas de un martes trece desprovisto de ilusión y planes para la señora Cuervo. Consulta la guía de ocio de su ciudad mientras apura una taza de camomila que se le ha quedado templada y mordisquea de forma distraída una galleta rancia de canela. El ruido de fondo de una cafetera industrial a pleno rendimiento, las cucharillas golpeando la porcelana, el incesante murmullo que encripta decenas de conversaciones y el olor a café colombiano hacen que se empiece a encontrar incómoda en ese bar. A punto está de cerrar las páginas de ese libro que no consigue persuadirla cuando sus cansados ojos insomnes se topan con un breve anuncio sobre la presentación de un libro de cocina dietética: “Un candado para tu boca”. Su exceso de grasa corporal la empuja a leer con interés los datos del evento y mientras lo hace, sin darse a penas cuenta, su dedo corazón se monta sobre su índice en un intento por atrapar la buena fortuna y poder acudir a esa cita ineludible para su encarnizada lucha contra el colesterol y los triglicéridos. Por suerte se encuentra a sólo tres calles del lugar donde se hablará del libro y a veinte escasos minutos de su comienzo. Una sonrisa de victoria aflora entre sus abundantes mofletes y decide no perder más tiempo en un lugar que empieza a olerle a croqueta de jamón y calamares fritos. Se encamina hacia la barra y le muestra a un camarero, que hace lo imposible para no estornudar delante de sus narices, un billete de cinco euros. Éste agarra el papel moneda y lo deposita en la rebosante bandeja de la caja registradora, mientras sus ágiles dedos atrapan las monedas del cambio. Consigue despacharla sin fumigar a la oronda mujer con sus virus pero en cuanto ésta se da la vuelta para irse, el resfriado del hombre muestra su lado menos amable en forma de sonoro y húmedo estornudo. La señora Cuervo no puede evitar girarse desde la puerta y dedicar un respetuoso «Salúd» al enfermo para que el demonio no le entrase por la boca.
La sala donde se exponen varias columnas de ejemplares del libro recién horneado está medio llena. La mayor parte de los asistentes comparten la misma preocupación: su sobrepeso. En algunos casos llega a ser mórbido, en otros, un simple exceso de tejido adiposo. La señora Cuervo toma asiento en la primera fila, entre un tipo con aspecto de entrenador de sumo y una mujer pelirroja que se parece a la del anuncio de unas compresas para pérdidas de orina. Consulta impaciente su reloj, todavía faltan unos minutos para que el escritor, autor de esa prometedora arma para combatir michelines, haga acto de presencia. Los de la librería han cuidado hasta el último detalle. Han dispuesto una gran mesa con ejemplares de la obra, una serie de ingredientes clave en una dieta sana, otros ejemplos de alimentos y condimentos prohibidos y una gran pancarta con el nombre del libro y de su autor.
La espera la desespera. Está bastante harta de luchar contra una obesidad que sólo obedece a los malos hábitos. Las incontables dietas que inició a lo largo de su vida, sólo le han servido para generar un efecto rebote que ensanchaba su figura en cada fracaso.
Entre aplausos y algún silbido, el señor Aguilar sale a la palestra por fin con uno de sus ejemplares manuscritos en la mano. Su discurso se centra en el autocontrol, la disciplina y la conciencia. Desde el minuto uno, la señora Cuervo se siente seducida por las sabias palabras del ponente. Un hombre atractivo y varonil que expone con claridad meridiana un ideal de belleza saludable. Los minutos le parecen segundos al roce de esa voz que arrebata sus sentidos. Encandilada por su sabiduría se deja aconsejar por los dictados de su manual y los ejemplos que les muestra los graba a fuego en sus lorzas de grasa. Todo va bien hasta que el señor Aguilar toma entre sus torpes manos un bote de sal para hablarles de la dosis diaria recomendada. Sin poder evitarlo, el contenido se precipita sobre la mesa inundando libros y demás objetos. La señora Cuervo aprieta los puños y contrae el rostro en una mueca de horror. Su última esperanza se acaba de gafar entre cloruro sódico y toneladas de mala suerte. Jamás podrá escapar de su cárcel de calorías y sus manías supersticiosas no hacen más que obstaculizar su huida, piensa resignada.

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10 comentarios

  1. 1. Emmeline Punkhurst dice:

    Buen relato con un personaje principal, un tanto grotesco, muy logrado.
    ¡Enhorabuena!

    Escrito el 29 diciembre 2013 a las 16:09
  2. 2. Virginia Figueroa dice:

    Muchas gracias por tu comentario Emmeline Punkhurst!! Me alegro mucho de que te haya gustado. 😉

    Escrito el 30 diciembre 2013 a las 09:17
  3. 3. Forvetor dice:

    Me gusta mucho tu estilo. Este texto quizá lo encuentro algo menos sólido que el que nos propusiste para la Escena anterior. Pero tu forma de contar las cosas es un gustazo. Te estás convirtiendo en uno de los nombres que busco directamente en el listado de textos de cada mes 😉

    Escrito el 30 diciembre 2013 a las 15:09
  4. 4. Moona dice:

    Da gusto leerte. Me dio miedito ver el texto tan abigarrado, con párrafos largos y sin diálogos, que parece que siempre hacen la lectura más ágil, pero lo leí de tirón, en espera de ver si la pobre Sra. Cuervo encontraba solución 🙂

    Escrito el 30 diciembre 2013 a las 17:46
  5. 5. NHICAP dice:

    Me alegra comprobar por los tres comentarios anteriores que no me equivoqué en mis juicios sobre tu relato.

    Soy uno de los tres comentaristas a quienes les tocó analizar tu texto. Te decía que me gustó mucho tu manera de describir los personajes y, en especial, las situaciones. También aprendì de ti la palabra camomila.

    Escrito el 30 diciembre 2013 a las 19:36
  6. Mil gracias por los comentarios chic@s!!
    Forvetor, no me metas esa presión que no voy a estar a la altura de tus expectativas, jajaja… miedito me da ahora defraudarte!! 😛
    Moona, me alegra de que te haya gustado. Si, a mi también me pasa eso de que al no ver nada de diálogo me tire un poco para atrás la lectura, pero muchos de vosotros demostrais que no son siempre necesarios para meterse en la escena de lleno y para una lectura amena.
    NHICAP, al tener la opción de comentarios en los relatos de la lista ya puede saberse quién te comenta y en este caso, me alegra que te haya tocado (tu nombre es de los que me resulta familiar por el taller). Mil gracias por tu análisis y tus palabras.
    Termino el año con muy buen sabor de boca…

    Escrito el 31 diciembre 2013 a las 09:15
  7. 7. Martina dice:

    Enhorabuena, compañera. Y la verdad,”chapeau”, porque escribir un relato en presente es harto complicado y poco usual, acostumbrados que estamos los lectores a leer las novelas en pasado. Eso añade doble mérito a tu trabajo.
    Un placer leerte, Virginia. 🙂

    Escrito el 31 diciembre 2013 a las 11:50
  8. 8. lunaclara dice:

    Hola! Feliz Año Nuevo! La ambientación lograda es genial, lo haces muy bien. Está tan bien descrito que el lector está allí sentado, entre el sumo y la del anuncio también, jajajaja… Felicidades!

    Escrito el 2 enero 2014 a las 13:48
  9. 9. Nana dice:

    Muy bueno Virginia, un ambiente esperpéntico lleno de matices y un personaje principal muy logrado. Enhorabuena

    Escrito el 3 enero 2014 a las 17:33
  10. 10. Pedro Jiménez dice:

    Enhorabuena por tu relato. Buenísima descripción que te adentra en una atmósfera donde la cotidianidad a veces se vuelve en mediocridad.

    Escrito el 5 enero 2014 a las 14:23

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