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Carta desesperada de un hombre abandonado a la desdicha - por Seshat

Web: http://tierrasdeerethia.blogspot.com

Buenos días, estimados señores. Os escribo para suplicaros ayuda, pues estoy desesperado.
Todo comenzó el pasado lunes, cuando todas esas ideas que estaba buscando se arrebullaron en mi cabeza sin orden alguno, entrando en mí con la fuerza del agua que se abre paso a través del dique, así que empuñé mi bolígrafo para aprovechar al máximo esta bendita inspiración. Y escribí. Escribí y escribí, y las palabras empezaron a tomar forma de historia (una forma exquisita, si se me permite añadir).
La coyuntura de este asunto es esa, que tan solo “empezaron a”. Me explico. En el clímax, cuando los dedos se mueven solos recorriendo la hoja, de pronto, paré de escribir. No fue intencionado ni nada, simplemente paré. Mi mano no me respondía. Aun así, dada mi naturaleza luchadora, continué escribiendo, quisiera mi mano o no. Me concentré en que escribiese una frase simple, y poco a poco empezó a responder. ¡Cual fue mi sorpresa al ver que tan solo había escrito unos cuantos garabatos inteligibles!
Llegados a ese punto, tomé la determinación de recurrir a la fuerza, y junto con mi otra mano, obligué a la rebelde a continuar: “Don Camilo se dispuso a forzar el candado de la vetusta caja de oro y marfil de estilo rococó”. Lentas pero seguras, mis dos manos parecían responder al fin. Pero para mi desgracia, lo que apareció sobre el papel fue un simple “No me da la gana”. ¡Qué desfachatez! ¡Que ordinariez, pardiez! A pesar de sentirme profundamente ofendido, poseo unos nervios de acero, así que intenté razonar con quien fuese que estuviese ahí. Os adjunto la conversación:

— ¿Qué es lo que, cito, “no le da la gana” hacer? ¿Y quién cree usted que es para contrariarme?
— No me da la gana seguir. Soy Camilo. ¿Y tú? ¿Quién te crees TÚ que eres para dirigir mi vida? ¿No ves que esa caja es una trampa? ¡Tú lo que quieres es matarme!
— Disculpe, Don Camilo, pero yo no le he otorgado el derecho a tutearme. Yo no lo ideé así, ¿sabe? Sea bueno y haga el favor de continuar el hilo vital que, por cierto, yo le he otorgado. Le prometo todo saldrá bien.
— Ah, así que eres mi padre. ¡Con más razón! Tengo unas cuantas cosas que decirte. ¿Cómo se te ocurre ponerme un nombre tan casposo? ¡Camilo! En serio, lo odio. ¡Joder! Tengo veinte años, no quiero ser un pomposo detective ni un hortera con pantalones chinos. Quiero unos vaqueros, irme a una discoteca y conocer alguna gachí. ¿Se sigue diciendo gachí? ¡Dios mío, qué solo estoy!
— ¿Pero qué clase de jerga endiablada es esa? Simplemente limítese a comportarse como dicta su patrón.
— ¡Pero no quiero!
— ¿Y por qué no quiere?
— Porque ya me huelo yo que esto va a acabar mal. Hoy es martes trece, he derramado la sal mientras preparaba el desayuno y se me ha cruzado con un gato negro. ¿Acaso necesitas más pruebas? Eres un mal escritor, predecible y pedante, y aún por encima nos maltratas a los pocos que nos dignamos a trabajar contigo. ¡No hay derecho!
— ¡No le consiento que me hable así, recórcholis!
— Yo te hablo como me sale de los…
— No sea ordinario. Usted es mi mayor logro, el humano perfecto. ¡El vivo reflejo de mí mismo con su edad! Mi libro representa la tiranía de la mediocridad, donde las personas superiores se ven relegadas a un segundo plano debido a su mala fortuna y a las confabulaciones de todos esos envidiosos, que nos condenan a una vida de infelicidad y pobreza para morir solos, acompañados únicamente de nuestro talento.
— Paparruchas. Esto es un muermo, yo me abro. ¡Me piro, vampiro! He conseguido un papel protagonista en una novela erótica, ¡el mundo es mío! ¡Que te den, pringao!

Desde ese desagradable encontronazo con el insatisfecho protagonista de mi novela, no he sido capaz de continuar con ella. Y no por falta de ideas, si no porque por mucho que escribo sobre él no aparece. Tan solo queda un espacio en blanco. ¡Si hasta desapareció todo lo que tenía sobre él hasta la fecha! Por favor, si alguien lo ve, que me avise, estoy desesperado, mi libro no funciona sin él. Díganle que estoy arrepentido, que prometo darle todo lo que desee y que se realice como ser humano ficticio. Díganle que ya nada es lo mismo sin él…

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4 comentarios

  1. 1. Emmeline Punkhurst dice:

    Muy bien escrito. Me han gustado tanto el estilo como el argumento.

    Escrito el 28 diciembre 2013 a las 17:33
  2. 2. Servio Flores dice:

    interesante, me ha gustado la idea. siento que la parte epistolar le resta un poco, pero los dialogos entre ellos dan para mucho.
    Felicidades.

    Escrito el 29 diciembre 2013 a las 08:28
  3. 3. Cibeles dice:

    Está bien hecho, sólo que me parece raro que si Camilo tiene veinte años, el escritor lo llame “Don”, pero es un detalle nada más. Lo que más destaco son los diálogos, están muy bien hechos!

    Escrito el 30 diciembre 2013 a las 01:22
  4. 4. lunaclara dice:

    Hola! A mi me ha gustado mucho ese dialogo entre personaje y su escritor. Ese incconformismo por parte de aquel puede dar para mucho. Qué originales son siempre tus relatos. Felicidades y feliz año nuevo!

    Escrito el 30 diciembre 2013 a las 20:58

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